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Información Privilegiada… ¿Y Qué?

Sacúdase el Alzheimer y recuerde que en 2008 Sebastián Piñera compró acciones de LAN teniendo información privilegiada, la Superintendencia lo sorprendió (pese a que Sebastián no está acostumbrado a que lo pillen), pero ella se comportó muy gentilmente con él. Nada de acciones criminales ni cosas por el estilo. Una multa y punto. La pagó y todo se olvidó.


¿Por qué tanto lío por el hecho de que la SEC norteamericana denuncie e investigue las compraventas de acciones con información privilegiada por parte de dos ejecutivos chilenos? ¿Qué no sabe la SEC que en Chile eso no merece reproche? Al contrario: la sociedad lo premia.

¿No me cree? Entonces sacúdase el Alzheimer y recuerde que en 2008 Sebastián Piñera compró acciones de LAN teniendo información privilegiada, la Superintendencia lo sorprendió (pese a que Sebastián no está acostumbrado a que lo pillen), pero ella se comportó muy gentilmente con él. Nada de acciones criminales ni cosas por el estilo. Una multa y punto. La pagó y todo se olvidó.

Pues el caso se trató tan discretamente que la mayoría ni siquiera se dio cuenta. Pero un año después de la investigación y multa de la SVS se enfrentaron en un foro los candidatos presidenciales Frei y Piñera, y el primero expuso ante la audiencia que Transparencia Internacional había sido informada de la sanción a Piñera sobre compra de acciones LAN con información privilegiada, lo que constituía un factor de desprestigio para el país. Piñera lo negó enfáticamente, pese a que la resolución de la Superintendencia lo decía de manera explícita. Claro, esa resolución no se publicó en ninguna parte y nadie habría sabido lo que ella decía sobre compra con información privilegiada si, en una carta al diario, el ex ministro Luis Bates (al parecer el único que había leído la resolución) no hubiera hecho público que ella había sancionado a Piñera expresamente por el mencionado abuso de información privilegiada.

Pero esto no sólo no impresionó a la opinión pública chilena, sino que la mayoría de la misma premió a Piñera en la elección presidencial de fines de 2009 y lo elevó al más alto sitial de la República. Es que en Chile los “escándalos” los arman los diarios, y si usted consigue que el que lo afecta no aparezca en ellos, no tiene nada qué temer. A la inversa, si usted consigue que un “escándalo” salga en los diarios, aunque no sea real y se trate de acusaciones sin debido proceso, eso sí pasa a ser oficial y merece el repudio público.

La reacción interna a favor de Piñera, en esa oportunidad, fue todavía mucho más enérgica, tanto que Frei fue públicamente acusado por el entorno de aquél de “mentir”. Incluso el Consejo para la Transparencia chileno se quebró y entró en crisis, porque una mayoría de él consideró inaceptable que un funcionario de la entidad hubiera comunicado a Transparencia Internacional la condena a Piñera.

Recuerdo que en ese tiempo envié una carta a “El Mercurio” asombrándome de que la representación chilena de Transparencia Internacional protestara por el hecho de que se supiera en el extranjero la irregularidad cometida y de que hubiera crisis en su Consejo local por, justamente, haber cumplido dicha entidad con su deber de transparencia, comunicando los hechos a su matriz en el exterior. Por eso mi carta les sugería cambiar su nombre a “Chile Opaco”, en lugar de “Chile Transparente”.

La parte más pintoresca del episodio que estoy recordando se registró ya durante la Presidencia de Piñera, cuando el entonces diputado opositor suyo y hoy ministro de Defensa, Jorge Burgos, presidió una comisión investigadora de la Cámara sobre la compra de acciones de LAN por Sebastián Piñera en 2008 y, cuando llegó el momento de votar para pedir que Banchile Corredores de Bolsa enviara la grabación de la llamada ordenando la compra, la mayoría de la comisión “se dio vuelta” y rechazó la petición. Pues, pese a estar integrada por cinco diputados de la Concertación y tres de la Alianza, por cinco votos a tres ella resolvió NO solicitar la grabación. Todo el mundo sabía qué voz iba a aparecer en la grabación ordenando la compra minutos después de una sesión de directorio de LAN donde se habían dado a conocer estados financieros que, una vez publicados, iban a generar un aumento de precio de la acción. Hasta ahí no más llegó la investigación de Burgos.

Como todos sabemos, finalmente una mayoría del país premió al comprador de esas acciones de LAN con la Presidencia de la República, acreditando no importarle en lo más mínimo que éste hubiera perpetrado una compra con información privilegiada y legalmente prohibida.

Si el pueblo se pronunció acerca de eso ¿por qué tanto escándalo por el hecho de que ejecutivos que fueron, por lo demás, formados por Sebastián Piñera y aprendieron de él, hagan lo mismo que su ex profesor y empleador?

Pero como éste, más que país, es sólo una familia, resulta que uno de los ejecutivos denunciados ahora en los EE. UU. fue mencionado en el “caso Cascadas” por Julio Ponce, al declarar ante la Superintendencia. Ponce dijo que ese ejecutivo había sido el autor de un libelo de denuncia en su contra, que luego pasó a manos de la firma que administra el fideicomiso ciego sobre el patrimonio de Sebastián Piñera y terminó siendo la base del libelo de la Superintendencia contra los controladores de las “Cascadas”. Como el fideicomiso es ciego, pero no sordo ni mudo, Piñera insistía, incluso en una reunión del Comité Político de su gobierno, en que se presionara a Julio Ponce para que refundiera las sociedades “Cascadas”, lo que le significaría una apreciable ganancia al Presidente. Lo tratado en ese Comité Político consta del intercambio de correos entre un director de las “Cascadas” y su amigo, el ministro subrogante de Hacienda de la época. Pero posteriormente todos los asistentes a dicho Comité Político negaron que, durante él, el Presidente le hubiera preguntado al ministro subrogante “cómo iba lo de la fusión de las “Cascadas”. Se produjo algo así como “una supresión de toda referencia” de ésas que hacen o preparan los partidos de derecha en sus Declaraciones de Principios, haciendo como que nunca tuvieron relación alguna con el Gobierno Militar.

En fin, «Chile es así», diría un futbolista. A no preocuparse por las compraventas de acciones con información privilegiada. Es que los norteamericanos no saben de política chilena. Si supieran algo, se darían cuenta de que, a lo más, ambos ejecutivos denunciados por ellos han dado un paso que los acerca a la Presidencia de la República.

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