Publicidad

En torno a la corrupción

Gabriel Graus
Por : Gabriel Graus Director asociado de Humano Comunicaciones
Ver Más

«¿Qué está pasando, cuándo se inició? lo que es cierto, es que esta crisis representa una oportunidad y a todo nivel, pues lo único que cabe esperar, es que a partir de ella, se pueda recoger experiencia y así intentar al menos, minimizar conductas y actos que deriven en corrupción. Lo cual implica grandes cambios, cambios que, si seguimos manteniendo a nuestros políticos actuales, no llegarán».


El tema de conversación últimamente, tanto en nuestro país como en el extranjero, es sin duda la “corrupción” en Chile, como también en otros países u organizaciones. Esto nos hace concluir que lamentablemente al parecer la corrupción es algo inherente a la naturaleza del ser humano. Ha atravesado culturas y sociedades a través de la historia, aunque al parecer, nunca con la profusión que estamos viendo en los últimos tiempos, ya que tenemos la sensación de que todos los días estuviera a punto de aparecer otro caso.

En el ámbito local, los últimos hechos han sido la precampaña presidencial y los sobornos en la FIFA. Todo esto nos lleva a preguntarnos, ¿qué es aquello que lleva a diversas personas a involucrarse en hechos corruptos?, ¿cuándo se da inicio a la cadena que envuelve, tal vez sutilmente, a personas que aparecen como intachables?

Para esto hay respuestas y teorías de diversa índole, pero al parecer, existe un patrón común que es simplemente un insaciable deseo de poseer más, podríamos especular, que sólo es por el simple deseo de tener más, o quizás, el que ese tener, represente además, un signo de poder.

¿Por qué poder?, a través de todos los tiempos, el hombre ha mostrado su afección al poder, de cualquier naturaleza. Asimismo, creemos que esa invisible cadena que conduce finalmente a la corrupción se inicia con gestos simples, como saltarse la fila en el banco, tratar de eludir impuestos -haciendo gala de la viveza chilena- y luego vienen las otras manifestaciones como intentar influir para solicitar, algo de lo que no estamos seguros de conseguir de buena forma.

Lo anterior, a nivel del común de muchas personas, pero si lo replicamos a niveles las grandes fortunas, o los grandes grupos económicos, los hechos parecen multiplicarse exponencialmente. Chile era el país menos corrupto de América Latina, era… pero desde hace poco nos hicimos conocidos mundialmente en la prensa y no por ser los menos corruptos. La probidad que caracterizó a Chile es historia pasada.

Casos como el ocurrido con “Pentagate”, con la reprogramación unilateral por parte de la multitienda La Polar, la colusión de las farmacias, el caso Cascadas, SQM y las boletas ideológicamente falsas –que expresión más sutil para referirse a engaño-, para las campañas de todos los colores políticos. Ahora sumando las emitidas por la alcaldesa de Providencia.

Y qué decir de la información privilegiada, en el caso Caval, el engaño sobre los fondos extranjeros en la Universidad Arcis, o el descarado desfalco en la Universidad del Mar.

En el resto del mundo, las cosas no van mejor, el caso de fiscal Nisman en Argentina, los sobornos venezolanos en Perú, las violaciones al Estado de derecho en Venezuela, y para rematar, el escándalo en la FIFA, que al menos, en un acto de pudor, su presidente Blatter, renunció al cargo.

La corrupción en general, cada caso en particular, nos permite visualizar distintos tipos de delito: cohecho, malversación de fondos, fraude, información privilegiada, coimas, etc., definiciones legales que nos limitan, debido a que, sólo ciertas actuaciones pueden ser cometidas por determinadas personas.

¿Qué está pasando, cuándo se inició? lo que es cierto, es que esta crisis representa una oportunidad y a todo nivel, pues lo único que cabe esperar, es que a partir de ella, se pueda recoger experiencia y así intentar al menos, minimizar conductas y actos que deriven en corrupción. Lo cual implica grandes cambios, cambios que, si seguimos manteniendo a nuestros políticos actuales, no llegarán.

Publicidad

Tendencias