Publicidad

A romper los cerrojos de la dictadura

Cristian Cuevas
Por : Cristian Cuevas Presidente Fundación Emerge
Ver Más


La Constitución pinochetista no da para más y el anuncio presidencial del martes recién pasado así ha terminado de evidenciarlo. El mensaje de la Presidenta –por los mecanismos planteados para la búsqueda de una Nueva Constitución– asume que no se debe reformar nada, sino que cambiarlo totalmente, manteniendo, sí, la indefinición en el procedimiento, logrando con ello involucrar a todas las sensibilidades políticas sin excepción que están en disputa en esta materia.

Si bien el anuncio ha zanjando la tensión al interior del gobierno, dejando en manos del próximo Congreso la definiciones más relevantes del proceso, desde el mundo social nos sentimos interpelados, porque esto no se trata de lo que nos hubiese gustado a nosotros, sino de cómo se están desencadenando los acontecimientos políticos en nuestro país, y de qué forma todos quienes tenemos el compromiso de llevar adelante transformaciones políticas y económicas para un Chile basado en la justicia social, cumplimos con el deber de ir a disputar al centro de la cancha si es necesario.

[cita]Nosotros desde el movimiento de trabajadores y popular en general, debemos asegurar que la fuerza por una proceso democrático con una Asamblea Constituyente siga sumando fuerza y, junto con ello, enarbolar con más fuerza los contenidos que dicha Constitución debe representar.[/cita]

Y la cancha y las reglas del juego ya han sido señaladas: proceso de educación cívica y cabildos ciudadanos, un proyecto de ley de quórum de dos tercios en el Parlamento para decidir mecanismo que tendrá que asumir el próximo Congreso para dirimir finalmente, post-2017, entre asamblea constituyente, consejo bicameral, consejo mixto o bien un plebiscito para dirimir entre las tres primeras opciones.

La Nueva Constitución, consigna planteada en la promesa de gobierno y que estuvo en tensión al interior de la Nueva Mayoría durante los últimos meses, sin lugar a dudas será uno de los ejes que marcarán la agenda política de los largos próximos meses, y nosotros desde el movimiento de trabajadores y popular en general, debemos asegurar que la fuerza por una proceso democrático con una Asamblea Constituyente siga sumando fuerza y, junto con ello, enarbolar con más fuerza los contenidos que dicha Constitución debe representar. Todo esto nos plantea tareas que debemos atender con compromiso ineludible y altura de miras:

Primero: fortalecer a nuestro sector y empoderar verdaderamente a la ciudadanía, proceso que implica la construcción del proyecto político que emane de la lucha de todos los chilenos en defensa de sus intereses más allá de las orgánicas conservadoras que solo defienden padrones, fichajes y financiamientos delictivos. Un proyecto para involucrarnos en este proceso constituyente con capacidad de incidencia real y, por sobre todo, con fuerza social organizada que permita llenarlo de nuestra impronta con miras a una nueva Constitución que catalice el verdadero cambio y la justicia social.

Segundo: le exige al conjunto de la izquierda y movimientos sociales generar las alianzas necesarias para inclinar la balanza del debate político, acerca de la nueva Constitución, a favor del pueblo chileno.

La invitación, entonces, es para todos quienes apostamos por un proceso constituyente verdaderamente democrático, que permita construir una nueva Constitución, catalizadora del cambio social, a reunirnos, debatir, participar y luchar junto a la ciudadanía para garantizar que este proceso destruya definitivamente los cerrojos de la dictadura y no sea una reforma más que siga alargando artificialmente la vida de este modelo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias