Las elecciones del 19 de noviembre de 2017 han dado un claro mensaje a la clase política: Chile prefiere una mejor distribución del poder, desea la renovación de su elite política y anhela nuevas formas de participación ciudadana.
En efecto, las votaciones presidenciales de primera vuelta se volcaron hacia candidatos que expresamente estuvieron a favor de la descentralización y la elección de gobernadores regionales (55% representados por Goic, Guillier, Sánchez, Enríquez-Ominani y Navarro). Otro tanto ocurre con las primeras mayorías parlamentarias, de uno u otro signo y territorio, de abiertos partidarios de la elección de gobernadores regionales como son el senador Francisco Chahuán (RN, Valparaíso), la senadora electa Yasna Provoste (DC, Atacama) y el senador electo Felipe Kast (Evopoli, La Araucanía) y diputados jóvenes y disruptivos como Vlado Mirosevic (Liberal, Arica), Gabriel Boric (Autonomista, Magallanes) y Giorgio Jackson (Revolución Democrática, Santiago).
[cita tipo=»destaque»]Chile desea una democracia más participativa y un modelo de desarrollo social y territorialmente más inclusivo. Un país con real igualdad de oportunidades. Donde el futuro no esté determinado ni por la cuna ni por el lugar donde se nace. Avanzar en esa dirección genera la épica y la cohesión social que Chile tanto necesita para dar el salto al desarrollo.[/cita]
El senador Manuel José Ossandón se ha sumado a los parlamentarios de su sector, tales como Francisco Chahuán, Felipe Kast, René García Ruminot y Lily Pérez, que han buscado convencer al candidato Sebastián Piñera que es el momento de elegir gobernadores regionales. La elocuencia electoral de Ossandón parece haber dado sus frutos y recientemente el candidato de Chile Vamos ha declarado en Radio Biobío en Temuco su apoyo a dicha elección. Incluso “antes de 2020”.
El Gobierno de Michelle Bachelet, por su parte, continúa su esfuerzo por despachar las leyes orgánicas constitucionales que otorgan vigencia a la Reforma Constitucional de elección de gobernadores regionales, las que, hasta ahora, contaban con la oposición de una fracción significativa de parlamentarios de Chile Vamos.
Dado que dicha tramitación legislativa tendrá momentos claves antes de concretarse la segunda vuelta presidencial, será la ocasión propicia para que la ciudadanía evalúe el real compromiso de los dos candidatos presidenciales: Guillier y el oficialismo, que hasta ahora han manifestado su apoyo a la elección de gobernadores (salvo algunos senadores); y Piñera y la oposición que, salvo honrosas excepciones, han puesto diversas objeciones que han dilatado la tramitación de una demanda ciudadana que el 19 de noviembre volvió a enviar un mensaje claro a la clase política.
Chile desea una democracia más participativa y un modelo de desarrollo social y territorialmente más inclusivo. Un país con real igualdad de oportunidades. Donde el futuro no esté determinado ni por la cuna ni por el lugar donde se nace. Avanzar en esa dirección genera la épica y la cohesión social que Chile tanto necesita para dar el salto al desarrollo.
