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Y el patrimonio al debe

Por: Giovanni Sandino


Señor Director:

Polémica causó hace un par de años el detrimento que sufrieron algunos sitios arqueológicos en el desierto de Atacama por la conducta irresponsable que tuvieron algunos participantes del Rally Dakar celebrado por aquel entonces en nuestro país. Más recientemente nos enteramos que pese al rechazo de los vecinos del sector, la competencia de automóviles eléctricos desarrollada en torno al Parque Forestal en la capital culminó con la fractura de la escultura “Ícaro y Dédalo” de Rebeca Matte que desde 1930 había permanecido incólume, sobreviviendo a terremotos y francotiradores. En este caso al menos, los organizadores del evento deportivo se comprometieron a costear los gastos de restauración.

Hoy sabemos mediante la prensa y gracias a indagaciones realizadas por egresados de la Universidad de Chile, que recién retornada la democracia, el Museo Ashmolean de la Universidad de Oxford donó al municipio de Santiago obras de arte grecorromanas originales –esto es, piezas de al menos 1500 años de Antigüedad o más- para erigir un eventual Centro de Arte del Mundo Antiguo del que, como puede inferirse, no queda hoy más que la idea y un par de papeles.

¿Hasta cuándo seguiremos operando con la lógica de “pagar los costos” allí cuando podemos aplicar una política responsable de educación para la conservación del patrimonio cultural que hasta para el erario fiscal podría significar un ahorro? Bien lo saben, por ejemplo, aquellos que se dedican a la lutería y la música en general. En ocasiones resulta más caro reparar el daño que ha sufrido un instrumento noble que comprarse un ejemplar nuevo de la misma calidad. Gran desafío tiene en este sentido el nuevo Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio por delante, tanto en su labor fiscalizadora como propedéutica, porque nadie desea que este tipo de situaciones se tornen frecuentes.

Giovanni Sandino, Historiador del Arte

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