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Pandemia en la casa: COVID-19 y el déficit habitacional chileno Opinión

Pandemia en la casa: COVID-19 y el déficit habitacional chileno

Camila Cáceres Fuentes
Por : Camila Cáceres Fuentes Historiadora e Investigadora
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La pandemia del COVID-19 no sólo ha evidenciado la falta de seguridad social respecto al sistema de salud que existe a nivel mundial. Cumplir con un régimen de cuarentena voluntaria u obligatoria, ha evidenciado la urgencia de atender el problema habitacional que viven las personas, principalmente en Chile, exigiendo una mirada humana, pero también realista al momento de construir soluciones. Para ello, los análisis deben ser integrales y que encaminen a los gobiernos a responder a estas necesidades sociales.

Según la Cámara Chilena de Construcción (CChC) el déficit habitacional en el 2017 alcanza 2,2 millones de personas, considerando solo allegados y habitantes de viviendas en deterioro[1]. Sin embargo, el estudio de la CChC no consideró arrendatarios y subarriendos, tampoco migrantes o gente en situación de calle, por lo cual, esta cifra podría triplicarse fácilmente. La falta de perspectiva social de estudios como éste es lo que no permite a los gobiernos prevenir enfermedades pandémicas.

Los más perjudicados en términos económicos en el contexto de cuarentena son los arrendatarios y subarrendatarios. El lucro inmobiliario y la inestabilidad laboral son la mezcla perfecta para desatar una crisis habitacional profunda, que tiene como antecedente el sobreendeudamiento de la clase media para la obtención de su vivienda y el aumento de los campamentos de los grupos más pobres[2]. En un contexto donde los sueldos de los trabajadores se suprimen y reducen para sostener una cuarentena. A medida que se extienda la cuarentena, el problema habitacional se agravará aún más si el Estado no protege los derechos de las y los trabajadores y no atiende el déficit habitacional desde la perspectiva de los arrendatarios.

Nace la interrogante de quiénes son las personas que arriendan y subarriendan. Pues, trabajadores y profesionales precarizados, con sueldos bajos, sin contrato, endeudados y que no pueden acceder a la vivienda propia -con o sin deuda-. Pero, principalmente la población migrante es la que se ve obligada a arrendar durante toda su estadía en el país.

Los migrantes han debido lidiar con el aprovechamiento del subarriendo en cités, casonas, galpones y campamentos, impidiendo el ahorro familiar para acceder a la vivienda, en el caso de aquellos que cumplen con los requisitos migratorios para hacerlo. Tanto en migrantes con o sin residencia definitiva, el abuso indiscriminado del subarriendo los empuja al hacinamiento, exponiéndose a todos los problemas sociales y de salubridad que derivan de ésta. Según la encuesta Casen del 2017, el hacinamiento de los migrantes en la región metropolitana alcanza el 28% concentrándose en Quilicura, Santiago y Renca[3].

Sin embargo, cuando se habla del resguardo de la población frente al coronavirus solo se refiere a aquellas personas que cuentan con un techo sólido y espacio amplio que permite una convivencia para sobrellevar el encierro y no contagiarse. Pero no para quienes habitan las calles de la ciudad. En el 2019, se registró un aproximado de 20.000 personas en situación de calle según un reportaje de El Mostrador. El aumento de esta cifra deviene de los bajos sueldos y pensiones frente a la carestía de la vida en el país y donde, a pesar del alto número de personas que reside en las calles, no existen políticas que se enfoquen a solucionar verdaderamente el problema, sino que sólo generan medidas parches.[4]

El desenlace de la cuarentena, el déficit habitacional y la inestabilidad laboral en Chile parece caminar hacia el aumento de los campamentos y la situación de calle de miles de familias. Pagar el arriendo, gastos comunes, CAE, comida y otras deudas parece imposible cuando no existe sueldo ni disposición de los fondos de pensiones propios para responder, por lo que el no pago es casi inminente.

Considerando todos estos antecedentes, cabe preguntarse entonces ¿Cómo enfrentarán las instituciones esta crisis que apenas comienza? ¿Es primera vez que acontece una pandemia en Chile? El Estado Empresario ¿deberá partir de cero para encontrar la respuesta o revisar lo ya existente para aplicarlo? Si se quiere tener respuestas rápidas, debemos revisar el factor histórico.

Chile ya ha enfrentado situaciones de este tipo. El proceso de industrialización del siglo XIX generó serios problemas sociales que se agravaron a principios del XX. La urbanización acelerada de Santiago, la precarización de la vida y el hacinamiento devenido de la migración campo-ciudad generaron un problema habitacional marcado por abusos, violencias y el desarrollo de enfermedades como el cólera y la tuberculosis. Se conoce como Cuestión Social.

A partir de la Ley de Habitaciones Obreras de 1906 y el eco del problema de la higiene que los médicos higienistas pujaban, el Estado comienza una serie de políticas tan nefastas como las de hoy. Entre ellas el fomento a constructoras privadas y la demolición de edificios considerados insalubres, expulsando a los más pobres hacia la periferia. Medidas que no hicieron más que expulsar el problema del centro de las urbes, invisibilizándolo hasta hoy, cuando el mundo se enfrenta nuevamente a una pandemia, y donde el Estado chileno no ha sido capaz de resolver de raíz problemáticas del siglo pasado. El coronavirus llegó a presionar para resolver.

La historia, desplazada del currículo escolar gracias al Estado Empresario que no valora lo intangible, muestra una solución al problema. Sin embargo, éstas deben ser propuestas desde un análisis que contemple antecedentes históricos para ahorrar tiempo, pero considerando las necesidades actuales y futuras: Derecho a la vivienda digna en el marco de la Nueva Constitución.

Establecer constitucionalmente el derecho a la vivienda digna significa espacios amplios y ventilados que prevengan enfermedades y violencias. Significa que las personas tienen la garantía de un espacio, sin malversar sus ingresos. Es pensar en el hábitat que queremos formar para el Chile que renacerá después de la pandemia.

[1] Extraído el 2 de abril de 2020 desde https://www.cchc.cl/2019/deficit-habitacional

[2] Extraido el 3 de abril de 2020 desde https://ciperchile.cl/2019/07/12/viviendas-a-precios-demenciales-causas-y-responsables/

[3] https://www.eldesconcierto.cl/2018/10/10/maldita-vecindad-como-viven-los-migrantes-en-chile/

[4] https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2019/08/15/solo-medidas-parche/

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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