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18 de octubre, el segundo aniversario del nuevo Chile Opinión Crédito: Aton

18 de octubre, el segundo aniversario del nuevo Chile

Manuel Woldarsky
Por : Manuel Woldarsky Constituyente Distrito 10
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El estallido social de octubre marcó el inicio de un nuevo ciclo en el cual no volveríamos a aceptar migajas, queríamos cambios reales, sustantivos y profundos que nos permitieran avanzar en nuestro verdadero futuro esplendor. Sin embargo, si queríamos que esos cambios fueran posibles, no podíamos confiar en los poderosos de siempre, pues si los políticos no sabían ser ciudadanes, serían les ciudadanes quienes aprenderían a hacer política. La nueva Constitución no será escrita entre 155, se escribirá desde los territorios, con mano de pueblo y con tinta de dignidad, porque esta vez vamos como todo y no los vamos a defraudar.


La tarde del viernes 18 de octubre del año 2019 fue el resultado de décadas de abuso, despojo y malestar social. Ese día no solo fueron personas, sino que fueron también las jornadas laborales extenuantes, las pensiones y sueldos de miseria y los sueños rotos de millones los que estallaron.

Habíamos vivido gran parte de nuestra vida esperando ese momento de encontrarnos en la calle, con nuestra gente, con nuestros dolores y nuestras frustraciones… Por supuesto que lo vivimos en la calle, caminando junto a miles que descubrimos que no necesitábamos más que nuestras manos y nuestros pies, no dependíamos de los poderosos de siempre.

Al día siguiente en la noche cantamos juntes y a todo pulmón “El derecho de vivir en paz”, nos miramos, abrazamos y lloramos por la emoción de saber que no estábamos soles, que nunca más lo estaríamos… Pero esas lágrimas de emoción se transformaron demasiado pronto en lágrimas de impotencia y dolor, pues comenzaron a aparecer personas muertas, quemadas y mutiladas; empezamos a ver el avance de la revuelta solo con un ojo, empezaron las torturas, las detenciones ilegales y nos dimos cuenta de que nada sería fácil, que la revuelta popular la pagaríamos con sangre, con libertad.

[cita tipo=»destaque»]Es 18 de octubre, es el segundo aniversario del nuevo Chile, ese que despertó y que no volverá a dormirse, que mira hacia el futuro con ansias de libertad, de justicia social de cambios profundos que ya no pueden esperar, y al mirar en retrospectiva podemos darnos cuenta de que, pese a que la lucha está lejos de terminar, tenemos en nuestras manos la gran oportunidad de construir un país mejor.[/cita]

El estallido social de octubre marcó el inicio de un nuevo ciclo, en el cual no volveríamos a aceptar migajas, queríamos cambios reales, sustantivos y profundos que nos permitieran avanzar en nuestro verdadero futuro esplendor. Sin embargo, si queríamos que esos cambios fueran posibles, no podíamos confiar en los poderosos de siempre, pues si los políticos no sabían ser ciudadanes, serían les ciudadanes quienes aprenderían a hacer política.

Y así fue que enfrentamos una elección constituyente como un pueblo defraudado pero lleno de esperanza, pues no podíamos estar peor.

Y con toda la fuerza que el despojo nos permitió, salimos a las calles en masa, y de las calles pasamos a las urnas, y de las urnas a la Convención y es allí donde el pueblo de Chile sigue y seguirá haciendo historia.

Es 18 de octubre, es el segundo aniversario del nuevo Chile, ese que despertó y que no volverá a dormirse, que mira hacia el futuro con ansias de libertad, de justicia social de cambios profundos que ya no pueden esperar, y al mirar en retrospectiva podemos darnos cuenta de que, pese a que la lucha está lejos de terminar, tenemos en nuestras manos la gran oportunidad de construir un país mejor.

La nueva Convención Constitucional es el resultado de la lucha social y tal vez sea la única oportunidad que tendremos de tomar el futuro en nuestras manos, por eso debemos cuidarla, porque esta oportunidad se ganó en la calle, y nos costó la sangre y la vida de muches. No la podemos desaprovechar.

Es tiempo de soñar en grande y hacer de estos sueños una realidad, es tiempo de cambiar el paradigma, de involucrarnos en nuestra propia historia, y ser una parte activa del futuro social.

La nueva Constitución no será escrita entre 155, se escribirá desde los territorios, con mano de pueblo y con tinta de dignidad, porque esta vez vamos como todo y no los vamos a defraudar.

¡Con todo, si no pa’ qué!

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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