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Contra las campañas de odio hacia los migrantes y el permanente estado de tensión de la comunidad regional Opinión

Contra las campañas de odio hacia los migrantes y el permanente estado de tensión de la comunidad regional

Alberto Martínez Q
Por : Alberto Martínez Q Rector de la Universidad Arturo Prat (UNAP)
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Ante la realidad que se vive en la comunidad de Iquique es urgente suspender todo discurso que criminalice al migrante equiparándolo con el delincuente, como si el incremento de la inseguridad ciudadana, y la extensión del  narcotráfico fueran consecuencias de la migración. Sin desconocer la importancia  crítica del problema de la delincuencia y el narcotráfico, pensamos que criminalizar  la migración es un discurso de odio, mal intencionado y que no tiene ningún asidero real. Y en segundo término, que las autoridades locales y regionales coordinen sus acciones con el  apoyo metodológico de los organismos especializados del Sistema de Naciones  Unidas (ACNUR, OIM), para crear albergues de tránsito en Colchane, Huara e  Iquique que permitan cobijar a las personas y evitar la indigencia y el uso de los  espacios públicos, en particular de aquellas que se encuentran en situación de  mayor vulnerabilidad. Estos albergues deben estar dotados de condiciones  adecuadas de habitabilidad, normativas higiénico-sanitarias, servicios de  transportes desde y hacia la ciudad y servicios educativos a niños y niñas. Deben,  además, tener garantías de no expulsión indiscriminada, no criminalización y  protección a la seguridad de sus vidas.


Nuestra región de Tarapacá está siendo conmovida por una crisis migratoria  y humanitaria generada por la mala gestión del gobierno nacional frente a la entrada  masiva de migrantes latinoamericanos, y en especial venezolanos. Esto se ha  traducido en campañas y marchas públicas donde se ha ejercido violencia –física y  simbólica- contra migrantes sin una acción suficiente de las autoridades para  detenerlas y una fuerte manipulación ideológica que niega las experiencias de  convivencia multicultural que están en las raíces históricas de nuestra región.  

No cabe duda que se trata de un asunto complejo. Muchos/as habitantes de  la región son también víctimas del mal manejo de esta crisis por las autoridades gubernamentales (ausentes durante demasiado tiempo), y sencillamente reclaman  su derecho legítimo a un entorno social y familiar tranquilo y seguro. Ello ha llevado  a un estado de tensión permanente, evidenciado ampliamente en todos los medios  de comunicación nacionales y locales, que muestra a nuestra región como un  territorio sin control y con una predisposición xenofóbica, lejana de nuestra  reconocida e histórica cultura cosmopolita y multicultural. Entendemos la  desesperación de muchas y muchos compatriotas, pero las campañas antimigración no van a contribuir al desarrollo social y cultural de nuestras  comunidades. El odio solo engendra odio, y la violencia nunca cesa de generar  violencia.  

Un futuro de odio y violencia es incompatible con la filosofía de la Universidad  Arturo Prat, cuya misión se basa en nuestro compromiso con la interculturalidad, la  defensa irrestricta de los derechos humanos y el ser actores relevantes en nuestro  territorio. Por nuestra vocación de servicio, anunciamos próximos pasos para  sostener un programa de trabajo en esta dirección pues creemos imprescindible  que se adopten medidas para evitar la ocurrencia de nuevos espacios de  enfrentamientos.  

Concretamente, proponemos a las autoridades regionales y comunales  avanzar de inmediato en las siguientes direcciones: 

-Suspender todo discurso que criminalice al migrante equiparándolo con el delincuente, como si el incremento de la inseguridad ciudadana, y la extensión del  narcotráfico fueran consecuencias de la migración. Sin desconocer la importancia  crítica del problema de la delincuencia y el narcotráfico, pensamos que criminalizar  la migración es un discurso de odio, mal intencionado y que no tiene ningún asidero  real. 

-Dar mayor espacio desde la prensa, redes sociales y autoridades regionales a informaciones objetivas sobre la naturaleza de los migrantes y los procesos de  migración, las normas internacionales y las obligaciones a cumplir que tiene el  Estado de Chile y toda persona que pueble el territorio. 

-Que las autoridades locales y regionales coordinen sus acciones con el  apoyo metodológico de los organismos especializados del Sistema de Naciones  Unidas (ACNUR, OIM), para crear albergues de tránsito en Colchane, Huara e  Iquique que permitan cobijar a las personas y evitar la indigencia y el uso de los  espacios públicos, en particular de aquellas que se encuentran en situación de  mayor vulnerabilidad. Estos albergues deben estar dotados de condiciones  adecuadas de habitabilidad, normativas higiénico-sanitarias, servicios de  transportes desde y hacia la ciudad y servicios educativos a niños y niñas. Deben,  además, tener garantías de no expulsión indiscriminada, no criminalización y  protección a la seguridad de sus vidas. 

-Buscar otras formas de descongestionar la presencia de migrantes en la ciudad de Iquique, mediante la viabilización de contactos familiares y de movimiento  hacia otras ciudades, en coordinación con las autoridades nacionales y siempre en  el marco de las normas legales existentes y de los compromisos internacionales del  país. 

-Diseñar un sistema de sana convivencia, que permita retomar nuestra  cultura de comunidad cosmopolita y multicultural, como siempre lo ha sido, donde  cada habitante pueda transitar con tranquilidad y seguridad por nuestra hermosa  tierra.  

Si bien es cierto la solución de estos problemas (migración, delincuencia,  narcotráfico) no es responsabilidad de la Universidad Arturo Prat sino de las  autoridades nacionales y regionales, ponemos a disposición de estas autoridades todas nuestras experiencias en función de estas acciones. Estamos ante una crisis de la política migratoria inédita en la historia de Chile y de América Latina que nos interpela como sociedad y nos obliga a buscar alternativas y acciones que  propendan, ante todo, a la protección y dignidad de las personas. Hay que hacerlo,  y hacerlo desde todos los lugares, por la integridad física y moral de las personas  migrantes, pero también por el honor de los/as habitantes de Chile y de nuestra  querida región. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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