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Violencia de los viernes

Violencia de los viernes


Señor Director:

Es imperativo dar punto final a la violencia ritual que toma lugar todos los viernes en plaza Dignidad. Esto, ya que la violencia semanal impulsada por elementos radicalizados no solo perjudica gravemente a residentes y pequeños locatarios del sector, sino también al sistema democrático y el proceso de reformas inaugurado post estallido social. Si bien desde la investigación se ha estipulado que bajo ciertas condiciones (como un desmedido actuar policial) algunas acciones violentas de manifestantes pueden llegar a ser legitimadas por parte de la opinión pública, no es menos cierto que las personas pueden repudiar estas mismas acciones y (al movimiento que las genera) cuando se cree que éstas constituyen una amenaza para ellas y la sociedad en su conjunto. Indudablemente, esto último es el caso de los radicales que promueven la violencia de los viernes, una amenaza al colectivo. Amenaza a los locatarios, la recuperación económica, pero también a los procesos de reforma política en curso y a la instalación del nuevo gobierno que, en parte, emerge como un producto del estallido mismo. En otras palabras, el ritual violento de los viernes no solo falla en mantener activos a la ciudadanía y al movimiento social del estallido, sino que también enloda al movimiento mismo, sus consecuencias, a la vez que perjudica a aquellos que dice defender, la gente. Ante esto, el gobierno no puede titubear al momento de asegurar el orden público y la seguridad de los ciudadanos que se han visto afectados por la violencia ritual y sin sentido que se despliega alrededor de Plaza Dignidad. Mientras que por otra parte, los manifestantes radicales deben comprender dos hechos fundamentales. Primero, que el diálogo y el consenso no son un tipo de política, sino que son la política misma en un contexto democrático. Segundo, que el proceso de reformas políticas, sociales, y económicas en que está inmerso el país será gradual o no será.

 

Dr. Patricio Saavedra Morales,

profesor asistente Instituto de Ciencias Sociales, Universidad Estatal de O’Higgins.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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