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En busca de la luz

Por: Aníbal Wilson P.


Señor Director:  

La guerra fratricida, disfrazada de «operación militar especial», con todo su horror y guardando las proporciones, también los misiles, granadas y tanques, que van dejando a su paso desolación y angustia, por su deliberado intento de arruinar, someter y avasallar a su adversario, se está asemejando temerariamente al bombardeo diario, que desde «tirios y troyanos», (rivales políticos irreconciliables) sufre este conglomerado de esforzados compatriotas elegidos por nosotros, que buscan, con convicción y generosidad, la luz y el buen camino para realizar el arduo, dificultoso y hasta ahora poco reconocido trabajo de la Convención, que ha sido el blanco de la mentira reiterada, como arma ideológica destinada a desarticular el proyecto país, el contrato social que tanto temen.

En eso están, van ganando la guerra aunque nos cueste creerlo, se han defendido con las pocas armas a su alcance, de un atacante poderoso, que no trepida en mentir y confundir cada vez con mayor testarudez.

Dicen, estos atacantes, que es una «operación especial» para recuperar terreno, según ellos, injustamente hurtado. Que esa «C.C» ( «Convergencia Comunista, aseguran) sería un «mamarracho», una «bolsa de gatos», dominada por izquierdistas extremos (nazis) y claro, no se resignan con haber perdido ese terreno prolijamente abonado por el abuso rendidor y lucrativo.

Que existe preocupación por ciertas normas, algunos dichos y propuestas de sus miembros,  ¡claro que sí!, no todo va a ser hermosura, gracia y perfección, pero lo verdaderamente preocupante es el permanente ataque que procura desmantelar y rechazarlo todo.

Un «Vladimir» despiadado y poderoso, contra un «Volodímir» con sus 154 valientes soldados, que no se rinden y que discutiendo acaloradamente sus  estrategias para arribar a buen puerto, se defienden bastante bien de justas y razonables críticas, pero que no ceden, heroicamente, al hostigamiento del agresor que busca, por todos los medios, su rendición.

Con  serenidad y espíritu constructivo, confío en el sentido común, la sensatez e integridad de esa concluyente y decisiva mayoría,que razonablemente terminará corrigiendo y armonizando la suma del texto final. Una Constitución breve, expresión de lo fundamental, que une y que ilumina, no una evidente mascarada que divide y oscurece.

 

 

Aníbal Wilson P.

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