Opinión
Los avances son enormes y este es hoy un ámbito pletórico de certezas, esperanzas.
Pocas veces tomamos conciencia de que el acceso a la educación superior es literalmente un derecho. Hace ya 75 años como humanidad, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y como parte de estos acuerdos civilizatorios fundamentales, concordamos en que “el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos”, dice el Artículo 26.
A pesar de los años transcurridos, solo en las últimas dos décadas como país y como educación superior hemos ido tomando mayor conciencia de lo que esto significa, y de los problemas de inequidad, exclusión y uniformidad existentes en el sistema, avanzando para que este derecho sea una realidad (ampliación del acceso, gratuidad, nueva PAES, PACE, propedéuticos, programas de acompañamiento, etc.).
Es así como hoy existe mayor conciencia y consenso en la comprensión de que, en palabras del gran académico y educador Francisco Javier Gil, “los talentos están igualmente distribuidos entre ricos y pobres, entre hombres y mujeres, en todas las etnias y culturas”. Ello nos desafía a que, como sociedad y sistema de educación superior podamos seguir mejorando las vías de acceso, para que la evaluación de esos “méritos respectivos” no esté condicionada a las oportunidades y recursos económicos que ha tenido un estudiante, a no ser que alguien crea que nacer en un lugar o en una familia determinada es un mérito.
Aún nos falta mucho por caminar como país, sociedad y universidades en términos de inclusión social, intercultural, de discapacidad, género, migrantes o estudiantes trabajadores o que son madres y padres. Sin embargo, los avances son enormes y este es hoy un ámbito pletórico de certezas, esperanzas, y de movimientos que felizmente han comenzado a avanzar sin posibilidad de retorno.
Es en este marco que a fines de noviembre la Universidad Católica de Temuco, con el apoyo de una red de universidades de siete países latinoamericanos, será sede de XII Congreso CLABES, que lleva por lema “Docencia y acompañamiento para la equidad e inclusión en educación superior”. Actividad que esperamos sea un aporte sustancial al desarrollo de la equidad en cuanto al acceso, la permanencia y el logro académico de todos los y las estudiantes, sabiendo que más inclusión y diversidad es más calidad académica para todos y todas, aportando así también a la tan necesaria cohesión social.
