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¿Qué es una sociedad de los cuidados? Opinión

¿Qué es una sociedad de los cuidados?

Karen Glavic
Por : Karen Glavic Dra. en Filosofía, Universidad de Chile. Directora de la colección Feminismos en Pólvora Editorial.
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La sociedad de los cuidados es un modo de apuntalar la pura responsabilidad individual con responsabilidad social, haciendo de este punto uno central para pensar el futuro de nuestras democracias.


En la XV Conferencia Regional sobre América Latina y el Caribe de la Cepal, celebrada en noviembre del año 2022 en Buenos Aires, los países participantes se comprometieron a transitar hacia una sociedad de los cuidados. Esto, no apunta a una ecuación en donde Estado y familia se enfrentan el uno al otro, sino que se trata de un modelo de desarrollo sostenible, con políticas y sistemas integrales que se basen en la igualdad de género y consideren, además, la cultura, la etnia, la edad, entre otras variables que modifican las necesidades y el acceso al cuidado.

Se asume que la sociedad de los cuidados cuenta con una perspectiva de derechos humanos, pues es un compromiso de los Estados ante los grandes problemas y responsabilidades: como la superación de la pobreza, la inclusión laboral de las mujeres, el interés superior del niño, el trato a las personas mayores, entre otros. 

Una sociedad de los cuidados no es propiamente un conjunto de servicios, porque al contrario de políticas públicas entendidas para la satisfacción de determinadas necesidades, se presenta como un modelo de desarrollo y una alternativa a la crisis, que se evidenció en su aspecto más dramático durante la pandemia del Covid-19.

Si desplazamos la palabra “servicio” de la fórmula –o una concepción mercantil de ella–, podemos abrirnos a pensar otros modos de relación entre el Estado y los cuidados, y también entre el Estado y las mujeres, quienes son las mayores proveedoras de cuidados. Si asumimos que estos se entregan y distribuyen de manera desigual, es de suma relevancia que el Estado y la política consideren la reproducción de la vida como una cuestión fundamental para la democracia.

A diferencia de algunos planteamientos, no se trata de que el Estado reemplace a la familia intentando suplantar su rol, sino que más bien se lo llama a actuar como garante ante las inequidades. No cabe duda de que la familia sigue cumpliendo un lugar clave en la sociedad, al mismo tiempo que el Estado puede cumplir un rol de apoyo en los cuidados, en la medida en que personifica una función social y comunitaria, una cuestión básica a la hora de pensar los lazos sociales.

Al contrario de la atomización que vivimos a nivel vincular, que se acrecentó con la pandemia y el aislamiento –y que es perfectamente asociable a ciertas expresiones del neoliberalismo que potencian lo individual por sobre lo colectivo–, la sociedad de los cuidados busca poner su atención sobre la vulnerabilidad de los sujetos y sus familias, asumiendo que esta se distribuye de manera desigual, y las mujeres se ven más expuestas a una situación económica asimétrica. 

La sociedad de los cuidados es un modo de apuntalar la pura responsabilidad individual con responsabilidad social, haciendo de este punto uno central para pensar el futuro de nuestras democracias. Hoy, los cuidados son un pilar para construirlas, porque ya no es posible separar a la economía de la esfera de reproducción de la vida, que produce una gran cantidad de trabajo no reconocido y no remunerado, sin el cual se desmorona lo social. 

Que los cuidados puedan tensionar aquello que se ha entendido de forma clásica como lo “público y lo privado” solo puede ser una buena noticia, y en la medida en que socialicemos la necesidad de la corresponsabilidad y el deber del Estado de no depositar los cuidados en la pura responsabilidad individual, tendremos, sin duda, una mejor democracia, más igualitaria desde el inicio de la vida hasta su final.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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