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Reflexiones entre Conchalí y Vitacura Opinión Crédito imagen: Agencia Uno. En la foto el diputado de Revolución Democrática Jaime Sáez

Reflexiones entre Conchalí y Vitacura

Christian Labarca Conejeros
Por : Christian Labarca Conejeros Economista y Máster en Políticas Públicas Universidad de Chile.
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Fuimos testigos de un interesante intercambio entre dos parlamentarios hace unos pocos días, a propósito de la visita de un curso de niñas a una sesión de la Cámara de Diputados.


“Las niñas que están arriba son líderes […] y van a salir adelante por sus méritos, no por leyes que busquen imponer igualdad […]”, afirmó el diputado Cristián Araya. “[…] Las niñas que están en Vitacura salen adelante porque son de Vitacura, porque si esas niñas fueran de Conchalí o de alguna comuna […] probablemente tendrían muchísimas más dificultades para alcanzar algún puesto de liderazgo”, respondió el diputado Sáez. No nos interesa referirnos a la ligereza de la aseveración de uno, como tampoco a la falta de tacto de la respuesta de otro. Rescatamos de este debate la importancia de distinguir el país que estamos viendo, más aún si nos interesa el rol del Estado y sus políticas públicas.

Estas comunas se separan por 50 minutos aproximadamente, utilizando transporte público, pero se separan también por un conjunto de indicadores. Según el reporte comunal 2021 de la Biblioteca del Congreso Nacional, el cual recopila datos desde diversas fuentes oficiales, mientras que la pobreza multidimensional de Conchalí es de un 29,4%, en Vitacura es apenas un 3,5%; la carencia de servicios básicos es de un 8,5% en la primera, mientras que en la segunda es de un 0,5%, una diecisieteava parte; existen 19 establecimientos educacionales municipales y 3 particulares pagados (un 32,2% y 5,1% de la oferta, respectivamente) en la comuna del norte de la ciudad, en tanto hay 2 y 16 en la comuna del sector oriente (que representan un 10,5% y 84,2%, correlativamente); y, dentro de lo que nos atañe en la reflexión, los puntajes por sobre los 450 puntos en la PSU para 2019 fueron apenas un 53,5% para los estudiantes de Conchalí, mientras que en Vitacura fueron un 94,4% para el mismo año.

A mayor abundamiento, según el “Global Gap Gender Report 2023” del Foro Económico Mundial, si bien se reconocen avances en la reducción de la brecha de género en nuestro país, aún se identifican desafíos en la participación económica y oportunidades, donde el subindicador de puestos de poder político y gerenciales es uno de los peor evaluados.

El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz en The Price of Inequality, analizando datos de la desigualdad de ingresos en los Estados Unidos, señaló que las personas de altos ingresos tienen más probabilidades de continuar así por factores como la educación, herencias y redes de contacto, entre otros. Lo anterior contribuiría a la desigualdad socioeconómica, toda vez que las personas de bajos ingresos tendrán más dificultades de lograr movilidad ascendente al carecer de estos factores.

Por su parte, Michael Sandel, en The Tyranny of Merit, critica la meritocracia como modelo de organización social, dado que ignora la desigualdad de oportunidades y la discriminación, entre otros factores estructurales. Esta idea también es desarrollada por Daniel Markovits en The Meritocracy Trap, afirmando que no se cumple en la práctica, y que la meritocracia finalmente culpabiliza a los individuos de la supuesta falta de éxito.

Por lo tanto, sí es relevante destacar la existencia de desigualdades en la misma ciudad en que vivimos (y sin duda a otras escalas también, incluyendo entre y dentro de las regiones del país), porque existe un riesgo de no responder apropiadamente a las especificidades. Donde los servicios básicos, el acceso a áreas verdes, esparcimiento, y otros factores de la pobreza multidimensional, no son problema en alguna comuna, sin duda lo son en otra, afectando el potencial de desarrollo de sus habitantes, máxime de nuestros jóvenes en formación.

No es el ánimo de quien suscribe atizar rivalidades, resentimientos, ni mucho menos; pero presentar datos de esta naturaleza es vital para los hacedores de políticas públicas, parlamentarios y grupos de interés, para poder realizar un correcto diagnóstico respecto de las necesidades locales, y así focalizar esfuerzos y recursos para corregir desigualdades, de modo que en un futuro nos dé lo mismo de qué comuna provengan las niñas en visita al Congreso Nacional, pues sabremos que todas podrán ser líderes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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