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Vamos por la medalla de oro en educación pública Opinión

Vamos por la medalla de oro en educación pública

Fabián Campos Vergara
Por : Fabián Campos Vergara Profesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales Doctor en Psicología Secretario Ejecutivo Centro Líderes Educativos. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
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Sería una gran luz de esperanza si pronto vemos sentados en la mesa a esos otros actores intersectoriales, para que esta Ley 21.040 que crea el Sistema de Educación Pública, pueda desplegarse como fue pensada, en grande.


En Chile muchas veces no logramos dimensionar la relevancia que tiene el trabajo que realizan nuestros profesores y educadoras: impactar en los aprendizajes de nuestros niños, niñas y adolescentes para lograr su pleno desarrollo como fue consagrado en la Ley General de Educación (2009). Ahora bien, que hagan este importante trabajo, no significa responsabilizarlos a ellos de forma exclusiva en el éxito de esta tarea. La evidencia y experiencia internacional muestra que es importante contar con un sistema educativo que acompañe pedagógicamente a las escuelas (profesores, educadoras y equipos directivos). La buena noticia es que el año 2017 esto quedó establecido en la Ley 21.040, como la principal función de los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP). Para eso nacieron los SLEP. Es por esto que, ante las dificultades que se han evidenciado en el SLEP de Atacama, no podemos pensar que la solución es regresar a la municipalización, porque aparte de la sustantiva evidencia acumulada del fracaso estructural que implicó la municipalización para la educación pública, los municipios no tienen este mandato de acompañamiento pedagógico que es clave para que la mejora de los aprendizajes despegue en los centros educativos. Por el contrario, tenemos que avanzar en pensar cómo seguimos fortaleciendo la Ley 21.040 que va en la dirección correcta, para sacar a los jardines, escuelas y liceos, del abandono en el que estaban en el sistema anterior.

Ahora bien, lo sucedido con el SLEP de Atacama da cuenta de deficiencias estructurales que hay que atender sí o sí, y no son menores. Pero hay que ponerlas en el contexto de una reforma educativa cuya envergadura es inédita a nivel mundial, y por lo mismo, su éxito no depende de manera exclusiva del Ministerio de Educación. El propio Presidente Boric para asegurar su implementación, planteó en su programa de gobierno que “se requiere una coordinación intersectorial del más alto nivel incluyendo al menos al Ministerio de Educación, SUBDERE, Ministerio de Hacienda y Alta Dirección Pública”, y es que algunos de los problemas que plantea el SLEP de Atacama, no han sido creados por esta reforma, sino que han sido heredados del sistema anterior.

Sería una gran luz de esperanza si pronto vemos sentados en la mesa a esos otros actores intersectoriales, para que esta Ley 21.040 que crea el Sistema de Educación Pública, pueda desplegarse como fue pensada, en grande. En el lenguaje de los Panamericanos, esta ley pensó en ganar el oro, al poner como principal propósito de su existencia, acompañar pedagógicamente los procesos de enseñanza y aprendizaje en los centros educativos del territorio. Pero la educación pública necesita llevarse todas las medallas. Lograr las condiciones mínimas de infraestructura, es alcanzar el bronce. Lograr la gestión eficiente de los recursos (financieros, humanos y materiales), es alcanzar la plata. Logrado esos estándares, todo está dispuesto para que avancemos decididamente a conseguir el oro para la educación pública.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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