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No en mi nombre Opinión

No en mi nombre

Solo queda lamentar la decisión de nuestro Gobierno y pedirles a los lectores un minuto de silencio por Gaza.


Por estos días se ha sabido que el Gobierno decidió excluir de la Fidae a empresas israelíes, sin duda por la guerra en Medio Oriente y por el favoritismo hacia la causa palestina que viene demostrando. Debo aclarar que no soy judío y que fui funcionario de confianza del actual Gobierno, pero me parece que es necesario expresar mi desacuerdo con esta medida, porque:

  • En una guerra, si no estás con un bando, estás con el otro. Es muy difícil ser neutral porque las situaciones de vida o muerte no admiten medias tintas. Por eso hay que ser muy riguroso con las expresiones y hay que notar que la situación en Medio Oriente ha empeorado en los últimos 30 años. Actitudes como las del Gobierno están colaborando con la agudización y eternización del conflicto.
  • Después de los acuerdos de Oslo, muerto Arafat, asesinado Rabin, derrotado Peres, los palestinos e Israel derivan hacia integrismos cada vez más beligerantes, con la legitimidad que les da la elección popular a ambos lados de la frontera. En la actual guerra, los primeros derrotados son los hombres de paz, disponibles para dialogar y buscar acuerdos de convivencia. Los primeros vencedores, son fanáticos religiosos dispuestos al exterminio mutuo por conseguir ciertos objetivos.
  • Apoyar a Hamas, lo que hace el Gobierno, es ignorar que aún hay casi un centenar de rehenes, algunas, según un informe aprobado por ONU, sometidas a tortura y vejámenes sexuales. Es ignorar que los representantes de los muyahidines ni siquiera llevaron la lista de rehenes supervivientes a las “conversaciones de paz”. Es pasar por alto que las condiciones para la paz que exige Hamas equivalen a reconocer una derrota de Israel, lo que es políticamente imposible.
  •  Más grave que todo lo anterior, es que Hamas inició una guerra que no podía ganar. Vale la pena considerar el ejemplo del coronel Bolognesi en Arica durante la Guerra del Pacífico, que ante la oferta de rendición para evitar una batalla que no podía ganar, el coronel consulta, en esos términos, con sus oficiales la oferta chilena. Solo luego que todos se pronunciaron, optaron por el martirio inevitable. Hasta Japón se rindió en la Segunda Guerra Mundial, cuando observó el poder incontrastable de USA. En la actual guerra, la paz sería automática si Hamas se rinde y entrega los rehenes y las armas. Pero los terroristas de Hamas prefieren el martirio de su pueblo y eso ni se menciona.
  •  Se debe ser neutral, pero eso no significa ser indolente. El problema es que aquello, la sensibilidad al sufrimiento, exige coherencia porque, sin ello, suena a pretexto para apoyar a algunos; la no neutralidad. En este caso, si se dejó fuera de Fidae a las empresas israelíes, ¿por qué no se hizo lo mismo con las rusas?, ¿o con las norteamericanas que están apoyando a Israel? Sencillo, porque solo es un pretexto para apoyar la causa terrorista de Hamas.
  • Hay que cuidar los intereses nacionales antes que nada. La industria aeronáutica israelí es de las más avanzadas del mundo en sistemas de defensa antiaérea (no tanto de ataque) y ello es consistente con las definiciones nacionales en defensa, sin considerar que Israel ha sido un aliado histórico en materias de defensa. Esta actitud nos perjudica como país.

Solo queda lamentar la decisión de nuestro Gobierno y pedirles a los lectores un minuto de silencio por Gaza.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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