Publicidad
Grave panorama para las regiones del centro-sur de Chile:  leña húmeda  y el peak del coronavirus

Grave panorama para las regiones del centro-sur de Chile: leña húmeda y el peak del coronavirus

Publicidad
Miguel Márquez
Por : Miguel Márquez Ejecutivo de Energiainteligente.
Ver Más


Con las bajas temperaturas de otoño e invierno aumenta el uso de leña y con ello el usual elevado número de niños y ancianos que colman hospitales y servicios públicos en más de una treintena de ciudades de tamaño medio en el centro – sur de Chile declaradas zonas saturadas o latentes por Partícula Fina 2,5 (PM 2,5). La causa es el uso de leña húmeda y de artefactos viejos o ineficientes.

La contaminación del aire por el uso masivo de leña húmeda tendrá consecuencias peores y más graves en la salud de la población que aquellas que conocemos año tras año, cuando las enfermedades respiratorias comiencen a saturar y competir por cupos en hospitales, medicamentos y atención primaria de urgencia sanitaria. De no tomar medidas a tiempo, para mitigar al máximo el uso de leña húmeda, los resultados pueden ser más graves que aquellos que prevén las autoridades para el peak de mayo/junio. Este impacto puede agravarse y perdurar si además se suma la falta de lluvias por el fenómeno de la Niña.

La leña y su impacto económico

La leña es y ha sido ignorada por la política pública y en primera línea, por el Ministerio de Energía. El Ministerio de Medio Ambiente, pese a no ser estrictamente su rol de “asumir” la leña y su constante demonización , ha sido el Ministerio más activo en la instalación de instrumentos que fomenten una calefacción más limpia pese a reparos y serios cuestionamientos respecto de su eficacia (Programa de Recambio , apoyo vía 255 a la Aislación Térmica de Viviendas, etc.). El Ministerio de Salud en tanto, se limita a sacar tarjeta roja.

Lo cierto es que la leña pese a la indiferencia de las autoridades cuenta por un 20% del consumo neto de energía primaria de la matriz energética y es igual al consumo de electricidad. Pero la leña no cotiza en bolsa ni atrae a grandes compañías. No obstante, entre varias cifras posibles de destacar, es posible afirmar que mueve, cada año, más de US$ 3.600 millones, involucra decenas de miles de empleos directos y genera ingresos y trabajos, regional y localmente distribuidos. En la práctica, no paga impuestos porque buena parte de su comercio es informal. La promesa de declarar la leña combustible, ha superado más de cuatro gobiernos por lo menos y sólo ha quedado en declaraciones.
… y su consumo en hogares.

Es casi por definición un energético de los pobres. En efecto, mientras más ricos menos leña en su consumo energético; o dicho de otro modo, mientras más pobres más leña: 4 de 5 quintiles más modestos usan leña y en promedio, destinan entre el 15 y 20% del presupuesto familiar a esta energía, en su conjunto, en el que la mayor parte en las regiones del centro – sur es destinado a la leña. En promedio, las familias chilenas gastan 59% del presupuesto de energía en leña. Tal guarismo aumenta a 72% si sólo involucramos las regiones VI a XI.

En Chile la leña es de uso masivo. En Osorno, una de las ciudades más contaminadas de nuestro país por PM 2,5, luego de Coyaique y Temuco – Padre las Casas, alrededor de 35.000 viviendas usa leña de las 44.000 censadas.
La campaña fomentada por el Gobierno anterior y el actual, de promover el uso de gas natural para calefacción fue un fracaso. Sólo lograron “entrar” a 3.000 hogares de los 11.000 que debían conquistar para “flotar”. Como si las empresas gaseras necesitaran ayuda suplementaria, luego de pruebas irrefutables de rentabilidades abusivas e ilegales. ¿Las razones de tal fracaso? Gas natural caro. Jamás fueron capaces de establecer compromisos escritos y responsables respecto del precio que cobrarían en las semanas siguientes; reclamos por sobreprecios de artefactos e instalaciones asociados al nuevo combustible; deficientes trabajos de instalación, dentro y fuera de terrenos de de las viviendas intervenidas, etc. En ese contexto, también la electricidad y los derivados del petróleo resultan carísimos y alejados del consumo masivo para calefacción.

El uso masivo y extendido de la leña en el sector residencial en Osorno y el centro – sur de nuestro país, tiene que ver con aspectos culturales, facilidad de acceso, pero sin duda con su precio y la relativa baja inversión que demanda la adquisición de un aparato de combustión.

La gente consume leña por su precio

El precio (real, nominal) de la unidad calórica de leña seca sigue siendo la más barata de las fuentes de energía calórica. ¿Cuánto más barata? En la ciudad de Osorno, cada unidad calórica de leña seca costaba en el 2018: 14,7 US$/MMBTU ; la del pellets cuesta US$26,8; de la parafina sobre US$31, sobre US$40 el gas natural o licuado (incluyendo el proveniente del shale gas o gas natural) y sobre los 140 US$/MMBTU el de la electricidad (tarifa BTU 1), Figura 1.

Acorde a los precios de las diversas fuentes de calefacción utilizadas en la ciudad de Osorno, la relación de costos entre unidades calóricas entre aquella de leña seca con trazabilidad total es de: 1 a 2,4 respecto del pellets; 1 a 3,5 respecto de la parafina; 1 a 9 respecto del gas licuado casi igual respecto del gas natural; y, 1 a 14 respecto de la electricidad.
La condición socio-económica de la mayoría de la población de Osorno, refuerza el uso mayoritario de la leña reflejo de la relación entre precios relativos de la energía, su peso en los presupuestos familiares y los ingresos por quintiles.
Acorde a datos oficiales recientes, el 80% de la población de Osorno es de ingresos bajos a medios lo que impide o restringe seriamente el cambio a otras fuentes de calor al menos en el corto plazo. La gente ha rechazado la opción de: morir por contaminación o morir de frío a la que nos han acostumbrado en el pasado reciente. Hoy rechaza el morir por el coronavirus o morir de frío.

Figura 1: comparación de precios de la unidad calórica, según fuente de energía (en US$/MMBTU). Fuente: energiainteligente Ltda.

En circunstancias en que la calefacción constituye más del 70% del gasto energético en los hogares desde Rancagua a Coyhaique, según el Ministerio de Energía[1], las posibilidades de mejorar las condiciones de acceso a energéticos menos contaminantes, incluida la leña seca, son escasas. Y peor aún en el corto plazo.

 

La leña, otras realidades y otros gobernantes

A Chile le sobra biomasa, la que bien manejada y con políticas energéticas correctas asegura el futuro para buena parte de la calefacción requerida. En ese contexto la leña es el problema, pero es la solución. Aparentemente, los intereses de las grandes empresas vigilan para que esto no suceda y no constituya una prioridad. Noruega, país productor de gas natural y crudo, prohibió, hace pocos años,  el uso de gas para la producción de calor. La sustituyó por energías renovables y especialmente biomasa. No es el único país OCDE. Por razones económicas pero también para enfrentar el cambio climático. Persistir en la venta de gas en Chile, recurso del que se carece para generar calor es sólo negocio para unos pocos. Chile importa prácticamente todo su consumo de gas. ¿Algún aporte de esta industria gasera a la innovación y desarrollo energético nacional? Ninguno. ¿Y en el de la biomasa y leña en particular? Varios, la lista de Pymes involucradas en el desarrollo e innovaciones tecnológicas en la biomasa es numerosa pero sin apoyo: tecnologías de secado, estufas, filtros, modelos de negocios, centros de acopio y distribución, y de organización, establecimientos de protocolos y tecnología digital para el proceso productivo  entre otras. Sin duda se requiere de otros responsables, que piensen miren y actúen en consecuencia.

 

Leña húmeda y coronavirus: ¿es posible hacer algo…ahora?

Volvamos a la contaminación y la leña. Ésta es la que más contaminación aporta y en épocas de invierno, el uso de leña húmeda es fatal y sustrae todo tipo de recursos.

¿Qué hacer en el corto plazo? En energía, en el corto plazo las opciones son reducidas o casi nulas. Peor aún cuando ni las eléctricas ni gaseras están dispuestas a bajar sus precios. ¿Qué (se) puede hacer con la leña? Entregarla seca, pero de manera efectiva y trazable. Fiscalizar vía pantalla y no vía fotos en los periódicos locales o absurdas campañas a través de periódicos locales que nadie cree; garantizar la trazabilidad total, desde el origen hasta el consumidor, impidiendo su mezcla con la venta de leña húmeda. Esta es la mirada y para ello no hay otra forma que apoyando la innovación, el cambio tecnológico y gestión productiva digital. Eso en el largo y corto plazo.

Las tecnologías blandas (software de gestión, manejo de stock, etc.) existen y es posible no sólo entregar trazabilidad total a la leña sino además fiscalizar la entrega a consumidores institucionalizados. Es la única y mejor forma de tener un control sobre toda la cadena de producción, transporte y consumo.

Con modelos de organización y de negocios adecuados, es posible mitigar de manera intensa y permanente la contaminación por uso de leña, y en ciertos casos, hacerlo de manera significativa en cuanto a volúmenes de leña manejados, por factores de 1 a 4. De no hacerse algo distinto, en el corto plazo, el impacto de la mala calidad del aire por el uso de leña húmeda y la ausencia de instrumentos digitales, como también la ausencia de esfuerzos organizativos y societales, aumentarán las consecuencias mortales del coronavirus.

 

[1] En Chile, los estudios relativos a la relación entre ingresos familiares y energía son escasos; uno de ellos, es aquél elaborado por la Universidad Austral para la Secretaría General de la Presidencia de la República: “Energía e Inclusión: Impactos del sostenido aumento de los precios de la energía en los presupuestos familiares”, 2007.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias