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De la mentira de Vade a los sin título de Sichel, los excluidos siguen siendo los mismos Opinión

De la mentira de Vade a los sin título de Sichel, los excluidos siguen siendo los mismos

Miguel Concha
Por : Miguel Concha Periodista, magíster en Ciencias Políticas
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Este fin de semana la política volvió a mostrar su peor cara. Por un lado, el constituyente Rodrigo Rojas Vade de la Lista del Pueblo, reconoció –tras una investigación periodística– que nunca había padecido un cáncer. Por otro lado, el candidato de la derecha, Sebastián Sichel, en su afán por recortar terreno en las encuestas, le enrostró a Gabriel Boric no haber terminado su proceso de titulación como abogado y recibir un sueldo del Estado desde que llegó al Congreso.

Analicemos el trasfondo de estas dos situaciones desde el lado de quienes representan.

El falso cáncer de Vade es un golpe muy duro para todas esas familias que sufren a diario una enfermedad catastrófica en nuestro país. Hoy cerca de 58 mil personas son diagnosticadas de cáncer en Chile y al menos 28 mil familias (Fundación del Cáncer) pierden a un ser querido por esta enfermedad, muchas de ellas continúan arrastrando deudas millonarias, que son pagadas con las ventas de sus casas, rifas comunitarias o en los casos más recientes lograron paliarlo con los retiros del 10%. En términos de confianza, la falta de honestidad de Vade vuelve a defraudar a miles de personas que continúan esperando, los mismos que han padecido un sistema de público que no los contempla, que los deja a la deriva con cuentas millonarias. Los excluidos de la salud.

Por el lado del ataque de Sichel, su ninguneo a Boric es una demostración más de que para la derecha no todos somos iguales. En un país donde los años promedio de escolaridad son de 11-12 años (INE), dividir entre profesionales y no titulados parece más un asunto de clase y privilegios que un debate de fondo sobre las verdaderas oportunidades de miles de jóvenes que hoy se sienten al margen del desarrollo, rezagados en la sociedad. Condenados a la precarización laboral y a jamás alcanzar cargos o empleos cercanos a la toma de decisiones.

No olvidemos que gran parte de las manifestaciones de octubre 2019 nacen desde ese malestar colectivo por la mercantilización de la educación, el excesivo costo de la salud y la sensación de exclusión y humillación de una gran parte de los chilenos y chilenas que se cansaron de los abusos y de que los traten como personas de segunda categoría.

Es realmente ese el Chile que queremos construir y transformar. ¿Uno sin cabida para los rezagados? Donde los excluidos luego de ver este show mediático, terminarán por alejarse y no encontrar representación en este momento histórico que también les pertenece.

Hoy el principal desafío que enfrenta la política y sus nuevos representantes es expandir la voz de quienes han sido defraudados y silenciados bajo la lógica de artimañas políticas que solo los anulan. Ser capaces de problematizar y actuar ante los verdaderos temas y afectados. Incluirlos a todas y todos, de manera honesta, desinteresada, con una mirada amplia de esa gran diversidad que está cansada de pagar por la salud y de ser mirados en menos por no contar con un título profesional. Debemos saber construir como sociedad este camino, de manera clara y con una probidad a la altura de las decisiones que se están tomando.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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