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Medio Oriente: angustias y quince propuestas Opinión DW

Medio Oriente: angustias y quince propuestas

Mario Waissbluth
Por : Mario Waissbluth Ingeniero civil de la Universidad de Chile, doctorado en ingeniería de la Universidad de Wisconsin, fundador y miembro del Consejo Consultivo del Centro de Sistemas Públicos del Departamento de Ingeniería de la Universidad de Chile y profesor del mismo Departamento.
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Esto que está pasando me tiene totalmente angustiado y además… complicado. Es la primera vez que, a mis 75 años, he decidido abandonar mi silencio escrito al respecto, aun a riesgo de recibir críticas desde ambos lados más extremos de este conflicto.


Tengo cuatro abuelos judíos, un bisabuelo rabino y un hijo rabino (pareciera que soy el ateo mutante). Por lo mismo, esto que está pasando me tiene totalmente angustiado y además… complicado. Es la primera vez que, a mis 75 años, he decidido abandonar mi silencio escrito al respecto, aun a riesgo de recibir críticas desde ambos lados más extremos de este conflicto.

Lo que hizo Hamás es una aberración imperdonable

No es un movimiento político sino de terrorismo racial, que busca la exterminación del pueblo judío. Poca diferencia con los nazis que fusilaban o gaseaban a padres y madres junto con sus hijos. Pero hay una diferencia que lo hace moralmente peor. Durante la Segunda Guerra Mundial algunas brigadas, que sumaron unos cien mil policías alemanes, fusilaron sistemáticamente a dos millones de adultos y niños judíos, incluyendo además a homosexuales, comunistas y gitanos, y luego los enterraron en capas tapándolos con cal. Esa fue la única labor “funcionaria y administrativa”, durante tres años, de quienes poco antes fueran choferes, obreros o empleados de banco. La banalidad del mal.

Pero, dentro de lo infernal, horrendo y despiadado de aquellas conductas, esos nazis parecen ahora un poco mejores que las bestias de Hamás que pisotearon mujeres, mutilaron y degollaron prisioneros, y luego se solazaron subiendo estas escenas a redes sociales. Ponen a la población civil de Gaza como escudos vivientes. ¿Por qué y para qué? Por cierto, el salvajismo inhumano se combinó en esta ocasión con un nivel inédito de preparación militar, inteligencia previa sobre sus objetivos, planificación detallada de sus operaciones, y entrenamiento de sus milicias, a un nivel inédito hasta la fecha. Salvajismo combinado con profesionalismo es una combinación letal.

Dicho eso, me angustia también la situación del pueblo palestino, no solo desde ahora, que se agravó severamente en Gaza, sino desde hace mucho.

Breve repaso histórico

La historia de los últimos cien años es una de continua fricción entre judíos y árabes, salpicada con pequeños intervalos de paz. He aquí algunos eventos clave (hay muchos más) que ocurrieron a partir de 1900, y me disculpo por lo telegráfico, el propósito es únicamente ilustrar la complejidad del proceso:

  • 1900: El movimiento sionista, cuyo propósito era establecer un Estado judío en Palestina, gana fuerza en Europa. Se comienzan a establecer pacíficamente algunos kibbutz judíos en Palestina.
  • 1917: El Reino Unido, que controla Palestina en ese momento, emite la Declaración Balfour, que promete apoyar el establecimiento de un hogar nacional judío en Palestina.
  • 1922: La Liga de Naciones otorga el mandato de Palestina al Reino Unido.
  • 1929: Un motín árabe contra la inmigración judía deja 133 judíos muertos.
  • 1936-1939: La Gran Revuelta Árabe contra el mandato británico deja cientos de muertos.
  • El crítico incidente de la “bomba al hotel Rey David” fue un atentado cometido por el grupo paramilitar judío Irgún el 22 de julio de 1946 en el hotel Rey David de Jerusalén, que albergaba las oficinas gubernamentales del Mandato Británico de Palestina. La explosión causó la muerte de 91 personas. El Irgún, que se oponía al dominio británico en Palestina, declaró que el ataque fue un acto de guerra contra el Reino Unido. Algunos historiadores creen que este incidente fue un factor clave en la creación del Estado de Israel, ya que ayudó a convencer a los británicos de que no podían mantener el orden en Palestina y que era hora de retirarse.
  • 1947: La ONU aprueba la Resolución 181, que proponía la partición de Palestina en dos Estados.
  • 1948: Israel declara su independencia y los ejércitos de los países árabes vecinos invaden. La guerra árabe-israelí de 1948-1949 resultó en la derrota de los ejércitos árabes y la expansión de Israel a territorios que habían sido asignados al Estado árabe en la Resolución 181. Como resultado de esta primera “guerra oficial”, cientos de miles de palestinos fueron desplazados de sus hogares y se convirtieron en refugiados.
  • El origen de la Guerra de los Seis Días en 1967 ha sido objeto de debate durante años. Hay una serie de factores que contribuyeron al conflicto, incluyendo las tensiones entre Israel y sus vecinos árabes; y en particular la concentración de fuerzas egipcias en la frontera con Israel. En mayo de 1967, Egipto expulsó a la Fuerza de Emergencia de las Naciones Unidas (UNEF) de la península del Sinaí y cerró el estrecho de Tirán a la navegación israelí. En este contexto, Israel decidió lanzar un ataque preventivo contra sus vecinos árabes. En solo seis días, Israel capturó la península del Sinaí, la Franja de Gaza, los Altos del Golán y Cisjordania. Fue un cambio significativo en el mapa de Oriente Medio, e Israel se convirtió en la potencia militar dominante en la región.
  • En 1993, Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) firmaron los Acuerdos de Oslo, que establecían un marco para un proceso de paz. Por su importancia, lo discutiremos en un acápite especial.
  • En las Juegos Olímpicos en Múnich, terroristas palestinos mataron a casi toda la delegación israelí, en un incidente internacional de proporciones mayúsculas.
  • En 2000, estalló la Segunda Intifada, un período de violencia que duró hasta 2005, año en que Israel retiró sus tropas de la Franja de Gaza, quedando el territorio controlado de facto por el grupo terrorista Hamás.
  • En 2014, estalló la Guerra de Gaza, en la que Israel lanzó una ofensiva militar contra el territorio palestino. En 2021, estalló la Segunda Guerra de Gaza, en la que Israel lanzó otra ofensiva militar contra el territorio palestino.

Como puede verse, la fricción entre los inmigrantes judíos a Palestina, los propios palestinos, y los países árabes, ha sido permanente. De 1948 hasta hoy, con el conflicto actual, podemos contar siete guerras, en promedio una cada 11 años, más numerosas escaramuzas de menor o mayor violencia, incluyendo las confrontaciones casi continuas con Hezbollah en la frontera norte con Líbano.

Los Acuerdos de Oslo

Los históricos acuerdos de paz de Oslo en 1993 entre Isaac Rabin y Yasser Arafat, prometieron por primera vez la llegada de la paz al Medio Oriente. Sus artículos más importantes decían:

1: Meta de las negociaciones

La meta de las negociaciones palestino-israelíes en el proceso de paz de Oriente Medio es establecer un gobierno interino palestino y un Consejo, eligiendo la gente de Cisjordania y de la Franja de Gaza durante el periodo de transición, no excedente de cinco años, para el cumplimiento de la resolución 242 del Consejo de Naciones Unidas que exige la retirada de las fuerzas israelíes de los territorios ocupados durante la Guerra de los Seis Días. El segundo punto de dicha resolución pide a los Estados árabes que reconozcan al Estado de Israel y que establezcan relaciones pacíficas con él.

3: Elecciones palestinas

Los palestinos deberían gobernarse a sí mismos de acuerdo con principios democráticos, se celebrarían elecciones libres, directas y universales bajo supervisión internacional. La policía palestina mantendría el orden.

5: Transición y estatus permanente

El periodo transitorio de 5 años comenzaría con la retirada de Israel de la Franja de Gaza y la zona de Cisjordania.

6: Transferencia de poderes

Bajo la entrada en vigor de la Declaración de Principios y la retirada de la Franja de Gaza y Jericó, las fuerzas armadas de Israel cederían su autoridad a la administración civil palestina en materia de educación, cultura, salud, seguridad social, impuestos, aduanas y turismo.

Algunos de los factores que contribuyeron al fracaso de los Acuerdos de Oslo:

  • Israel se retiró de Gaza y Jericó en 1994, pero no cumplió con su compromiso de retirarse en buena parte de Cisjordania. Más aun, los asentamientos de colonos judíos han continuado creciendo en número hasta hoy, que suman más de 250 asentamientos y 500 mil habitantes. Si bien estos asentamientos ocupan un porcentaje menor del territorio, su presencia en muchos lados dispersos disgrega a los palestinos. Este ha sido un elemento esencial de la discordia.
  • El aumento de la violencia terrorista. El atentado suicida de un autobús en Tel Aviv en 1995; y el asesinato de Isaac Rabin por un ultraderechista de un grupo extremista judío que se opone a la paz con los palestinos, socavaron el apoyo a los acuerdos entre los ciudadanos de Israel, y abrieron paso a las posiciones más extremas.
  • El ascenso de Hamás, que rechaza la existencia de Israel y que ganó las elecciones legislativas palestinas en 2006. Esto hizo y hace que sea más difícil para Israel negociar con los palestinos.

La oscura situación hoy, octubre 19

No se vislumbra una salida. Probablemente Israel, con su gran poderío militar, logrará evitar mayores matanzas dentro de su territorio, a pesar de que su falla inicial es incomprensible, pero ahora ya comenzó dentro de Gaza una tragedia humanitaria que hará aún más difícil retomar un acuerdo de paz por largo tiempo, probablemente por décadas. Sitiar la ciudad sin agua, luz ni alimento solo agravará la tragedia humanitaria, por mucho que sirva como herramienta de presión sobre Hamás para devolver los cerca de 200 rehenes. Felizmente, las presiones de USA permitieron recién autorizar la entrada de los primeros veinte camiones por la frontera sur con Egipto, aunque en el momento del cierre de este texto eso aún no había ocurrido.

Egipto merece comentario aparte. El Presidente Biden presionó y Egipto “generosamente” concedió el paso de algunos camiones. ¿Por qué no ha concedido el paso de todos los camiones necesarios, desde el primer día de esta guerra? El gobierno egipcio ha justificado siempre las restricciones al paso de camiones con ayuda humanitaria por motivos de seguridad, afirmando que Hamás utiliza la ayuda humanitaria para financiar sus actividades terroristas.

Por otro lado, Egipto tiene siempre una amenaza a su seguridad interior, ya que su reconocimiento al Estado de Israel lo ha obligado a cuidarse de los extremistas árabes, en particular de la Hermandad Musulmana. Si Egipto abriera plenamente su frontera con Israel, pronto tendría una alianza Hamás-Hermandad Musulmana y el terrorismo se generalizaría en su territorio. Ya hay serios problemas con el contrabando de armas y suministros a través de los túneles que ha construido Hamás hacia Egipto, y que Israel no puede controlar. Jordán tiene similares problemas, que le dificultan abrir sus fronteras a los palestinos que viven en Cisjordania.

Por cierto, no hay manera de trazar una línea nítida en Gaza respecto a los que “sí son Hamás” y los que “no lo son”. La gama va desde terroristas crueles como los que invadieron Israel y degollaron civiles, a los “muy simpatizantes” y colaboradores activos de Hamás, a los “regularmente simpatizantes”, los “neutrales” que solo quieren proseguir tranquilos con su vida, y los declaradamente “anti” Hamás. Si Israel quiere eliminar a Hamás, lo cual es correcto, ¿dónde se traza la línea, además en una población en que la mitad es menor a 18 años?

Asimismo, es probable que la toma de rehenes por parte de Hamás, antes que para provocar un intercambio, o usarlos de escudos humanos, sea un intento deliberado de atraer al ejército israelí a Gaza, la que se puede recorrer íntegramente por una red de más de 400 km de profundos túneles. ¿Cómo y cuándo puede Israel ganar esa guerra cuyo propósito es eliminar a Hamás? ¿Bajo qué criterio puede Israel declarar la victoria? Aunque maten o aprisionen a toda la cúpula política y militar, que por cierto está disfrutando la vida fuera de Gaza, nuevas generaciones retomarán su lugar. Solo una paz duradera y legítima es lo que puede invalidar a Hamás, y tal vez ni aun así.

Por otro lado, una mayoría de israelíes ha puesto a Netanyahu en el poder por un total de 15 años, repartidos en tres mandatos. Es un dirigente populista y racista que logró transmitir su discurso de odio a los palestinos, tanto a la derecha como a los religiosos que le han dado su voto. Creen auténticamente que Cisjordania y Gaza les pertenecen, tanto es así que día a día siguen instalando nuevos asentamientos en Cisjordania, habitados por los ortodoxos más extremistas, con permiso para portar armas, y protegidos por el ejército.

Otro elemento que complica la situación: según el Club de Prisioneros Palestinos, una organización no gubernamental, hay más de 800 prisioneros en Israel que están siendo retenidos sin cargos ni juicio bajo la práctica de la “detención administrativa”, una medida legal que permite a las autoridades detener a una persona sin cargos ni juicio por un período de hasta seis meses, que puede ser renovado indefinidamente.

Los prisioneros palestinos que están siendo retenidos sin cargos ni juicio suelen ser acusados de actividades relacionadas con el terrorismo, como la planificación de ataques o la pertenencia a grupos armados. A menudo se les niega la oportunidad de impugnar sus detenciones ante un tribunal, aunque recién en 2023 el Tribunal Supremo de Israel dictaminó que la detención administrativa de menores palestinos era ilegal. Sin embargo, la práctica sigue siendo legal para adultos. La práctica ha sido criticada por diversas organizaciones que la consideran una violación de los derechos humanos.

En suma, Hamás (sunita) cree que los judíos deben desaparecer de la faz de la Tierra; Hezbolláh (chiita) continúa lanzando cohetes desde Líbano y Siria, y cree lo mismo; y Netanyahu, si bien no cree en una matanza indiscriminada de palestinos, sí cree que deben desaparecer de Cisjordania y Gaza… para irse a quién sabe dónde, pues no serían aceptados en ningún país fronterizo: a Egipto, no, porque este país agrega otra cuota de conflicto, que casi nadie menciona, al negarse a recibir a algunos de los más de cinco millones de palestinos, al igual que Jordania.

Todo esto sin mencionar otros cinco millones de palestinos que ya viven en los Estados árabes, muchas veces en condiciones precarias, … y todo esto además sin mencionar a Irán, que también cree en la desaparición del pueblo judío, que ha financiado a todos los grupos terroristas, y cuyo Ayatola recientemente felicitó a los “héroes” que cometieron esta matanza. Rusia y China son los grandes beneficiarios geopolíticos de este conflicto, y no tienen ningún interés en terminarlo.

La conflictiva relación entre sunitas y chiitas le agrega aún mayor explosividad a la situación. En el Medio Oriente, estas divisiones han sido especialmente pronunciadas, y han contribuido a una serie de conflictos, incluyendo la guerra civil iraquí, la guerra civil siria y la guerra civil yemení. En suma, si se busca la paz… ¿con qué bando habría que negociar?

Con todo, el 18 de octubre se prendió una lucecita de esperanza. Según una encuesta, solo un 21% de israelíes quiere que Netanyahu siga después de esta enésima guerra. Mientras él siga en el poder, no hay acuerdo posible.

Otra luz al final del túnel: ya hay manifestaciones masivas en Israel contra Netanyahu. Otra reciente luz de esperanza la están dando Turquía y Qatar, que están propiciando un acuerdo de intercambio de rehenes. Asimismo, Joe Biden ha tomado recientemente un significativo liderazgo, y la influencia de USA es y será vital para llevar a las partes a la mesa de negociación, usando su poderío militar y su ayuda económica a varios países.

¿Hay alguna solución de mediano o largo plazo? 

Debo sincerarme: estoy muy pesimista. En esta pasada, y/o en episodios anteriores, no quedará, entre judíos ni entre palestinos, alguien que no tenga uno o más muertos o mutilados en sus familiares y cercanos. Así, la semilla del odio, la rabia y la venganza quedará sembrada por décadas. En ese sentido, Hamás ya ganó la batalla del odio, gane o pierda militarmente.

Israel haría bien en reconocer que, el 7 de octubre, Hamás logró una nítida victoria en varios frentes de su delirante y terrorista estrategia: ganó la batalla de la inteligencia; ganó la batalla militar de ese día; y lo peor, indujo a Israel a bombardear Gaza, con un enorme “daño colateral” que, además de los sufrimientos humanos y la destrucción de viviendas civiles que a Hamás le importan nada, está dejando su imagen internacional en el suelo, y provocando una oleada de antisemitismo en muchos países.

Mejor reconocer la derrota y rediseñar con calma, y sobre todo sin rabia, la imprescindible eliminación de las cúpulas de Hamás, que seguir hundiéndose en el barro de un bombardeo que permite a muchos desacreditar no solo a Israel, sino también seguir dañando a la población civil atrapada en Gaza y manchar la imagen internacional del pueblo judío. Harían bien además en entender que esta batalla con bombas no tiene un final concreto sino borroso y muy difuso. Cuando Osama logró el atentado a las Torres Gemelas, USA tomó diez años en eliminarlo… pero Al Qaeda sigue existiendo. ¿Cuál es el Osama que podría exhibir Israel para terminar este bombardeo? ¿Quiénes son los responsables políticos y militares de Israel que tienen que rendir cuentas por esta derrota?

Con todo, lo último que se pierde es la esperanza, y de ahí estas quince proposiciones, que reconozco de antemano que son puramente racionales, no teñidas por la natural ira o la emoción que hoy existe en ambos bandos y que es la principal limitante para la paz, al menos hoy. Antes de escribir estas propuestas procuré, aun siendo judío por mis cuatro costados, elevar la mirada y abstraerme de las emociones que me produce el mirar en las pantallas las horrorosas escenas de lado y lado.

Sé que soñar no cuesta nada, pero aun así, menciono los difíciles puntos de partida para cualquier solución, que al menos para mí son cinco:

  1. Cese al fuego e intercambio inmediato de rehenes y/o prisioneros.
  2. Autorización del ingreso a Gaza de todos los combustibles, electricidad, alimentos y medicinas necesarios… aun a riesgo de que parte de ellos caigan en manos de Hamás. No hay otra manera.
  3. Elecciones en Israel, apenas termine la fase aguda de guerra, para que (ojalá) Netanyahu salga del gobierno, ya que en caso contrario, nada de esto funcionaría.
  4. Elección democrática de una nueva autoridad palestina con legitimidad, poder y disposición para negociar con Israel.
  5. Retomar los Acuerdos de Oslo, para la creación de un Estado Palestino independiente y viable, basados en los principios de dos Estados para dos pueblos, con fronteras seguras y mutuamente aceptables.

Diez elementos adicionales que podrían (o más bien deberían) aportar a una solución de mediano o largo plazo:

  1. La retirada progresiva y calendarizada de las fuerzas israelíes de los territorios ocupados, incluyendo el desmantelamiento, a lo largo de cinco años, de los asentamientos ilegales de Israel en Cisjordania. Son ilegales, no me cansaré de decirlo.
  2. Un acuerdo sobre el estatus de Jerusalén, tema altamente sensible para ambas partes y para todo el mundo árabe.
  3. Una solución multilateral para el problema de los millones de refugiados palestinos. Esta podría basarse en un retorno de algunos a Israel, una compensación financiera a los que no puedan regresar, o la integración de los refugiados en otros países.
  4. Un compromiso de la comunidad internacional para apoyar la paz en todo el Medio Oriente, comenzando por el acuerdo de paz y cooperación entre Israel y Arabia Saudita, que lamentablemente se interrumpió a raíz del conflicto (otro éxito de Hamás).
  5. Un “sueño del pibe”: gran acuerdo internacional que incluya a Israel, Egipto, al gobierno palestino y varios países árabes, para crear una zona anexa al sur de Gaza, que duplique o triplique su territorio, bajo un mandato conjunto entre Egipto y Palestina. Con una enorme inversión internacional en desarrollo urbano, educación, salud y vivienda, que permita mejorar el estándar de vida y la economía de los 2 millones de palestinos hacinados en Gaza.
  6. Educación y sensibilización sobre el conflicto, para que los jóvenes de ambas naciones aprendan una versión común de la historia y perspectivas del conflicto, así como contactos culturales entre israelíes y palestinos, para ayudar a romper los estereotipos y construir puentes entre las dos partes.
  7. Creación de una Comisión Binacional de Reconciliación, con un sustantivo Fondo de Asistencia y Compensación a todos los heridos y familiares de los muertos, tanto israelís como palestinos y víctimas de otras nacionalidades.
  8. Cinco años de normalización dentro de Gaza y Cisjordania, para asegurar la desaparición de armas, fuera de las de uso policial.
  9. Presencia numéricamente significativa de Cascos Azules de ONU durante cinco años en Jerusalén, Cisjordania y Gaza, hasta el saneamiento total del conflicto.
  10. Aunque detesto a Trump y sus posturas, hubo una propuesta de su yerno Jared Kushner que fue políticamente rechazada, pero con un elemento muy interesante que hay que rescatar a toda costa: un plan de desarrollo económico de largo plazo para todo Medio Oriente, incluyendo Israel, Palestina (en Cisjordania y Gaza), Líbano, Jordania, Siria y Egipto. Infraestructura, agua, inversiones productivas, energía, nuevos emprendimientos. Se trataría así de una suerte de nuevo Plan Marshall: cambiar el paradigma de las relaciones árabe-israelíes, desde una confrontación permanente a una colaboración permanente, cuyo propósito sea darles una vida digna a todos los habitantes de esa torturada región. Con la enorme capacidad técnica de Israel y los recursos financieros de los países árabes, este acuerdo podría implementarse rápida y perfectamente… a disgusto de los extremistas de ambos bandos.

Microscópico epílogo

En este artículo he intentado, reconozco que como lego en estas materias, clarificar (para otros legos e incluso para mí mismo por medio de la incesante búsqueda de información histórica) los orígenes de este grave conflicto, lo que me ha tenido hipotecada la mente desde el 7 de octubre en adelante. Espero que los lectores lo hayan percibido de utilidad, como un intento de introducir una gota de racionalidad e información histórica en medio de un desierto de odios, rabias y deseos de venganza.

En suma, la historia del Medio Oriente en los últimos cien años ha estado –y me temo que, si no colaboramos todos los moderados, seguirá estando– definida por los extremistas de ambos bandos, que han conducido inevitablemente a conflictos con muertos, heridos y violaciones a los derechos humanos, versus los moderados de ambos lados, que hasta ahora han venido perdiendo las batallas internas contra sus propios extremistas. Solo habrá paz y prosperidad en Medio Oriente en la medida en que los grupos moderados y democráticos, tanto judíos como de musulmanes chiitas y sunitas, logren prevalecer en sus propios territorios.

Usted, ¿qué opina?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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