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Hay que relanzar Chile (segunda parte) Opinión

Hay que relanzar Chile (segunda parte)

Víctor Barrueto
Por : Víctor Barrueto Exdiputado y expresidente del PPD
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Todo indica que las metas iniciales de profundizar la democracia, lograr un Estado de bienestar y la construcción de un Pacto Social tendrán que quedar en pausa por un tiempo. Por ahora, lo que hay que defender es la democracia, evitando derrotas mayores y retrocesos gigantes.


Quedan solo dos años de Gobierno. Hay que responder a lo más urgente para la gente: el bolsillo, la seguridad, la migración y algunas medidas en salud y pobreza. Que la gente tenga claro que la atención del Gobierno está puesta en las personas primero.

El ministro de Hacienda ha llevado adelante un ajuste macroeconómico exitoso, pero ahora necesitamos escuchar sobre un plan de crecimiento potente, que nos hable de inversión, empleo y empleabilidad. Hay que llamar a los empresarios y a los bancos a colaborar con una mayor inversión y a reinvertir en Chile los capitales que sacaron fuera; que el Ministerio de Obras Públicas sea un motor más intenso en el impulso de inversiones públicas y facilitar la activación de la construcción. Ahí está la iniciativa de comprar parte del stock de más de 113 mil viviendas nuevas sin vender.

¡Debemos buscar todas las formas de subir las expectativas futuras de crecimiento más allá del 2% anual! Ello es prioritario.

En seguridad se debe aumentar la “sensación térmica” de que lo que se está haciendo es significativo y dar más señales ejemplificadoras en el combate al crimen organizado (como el llamado al Cosena), ciertamente algo nada de fácil.

En migración es imperioso dar señales más firmes aún contra la migración ilegal y contra los migrantes que cometen delitos. Que no exista duda alguna en la voluntad del Gobierno.

Se requiere, entonces, avanzar con acuerdos amplios, concretos y puntuales y, al mismo tiempo, mayor gestión por resultados.

Ojalá se aprobara la reforma previsional con el 3 + 3; ahí habría una muestra de que el diálogo y la búsqueda activa de acuerdos hacen posibles logros significativos, pero hay que ir más allá y buscar todas las alternativas. Si esa reforma no se aprueba, se podría pensar en concordar una reforma tributaria que permita específicamente financiar el aumento de la PGU, la remuneración con salario mínimo de cuidadoras y cuidadores, la disminución drástica de las listas de espera en salud y la remuneración con salario mínimo de los conscriptos. Estos son solo algunos ejemplos de opciones posibles.

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Lecciones y aprendizajes

La verdad es que cuesta entender cómo pasamos de tener todo a favor de transformaciones profundas luego del estallido social, el triunfo de Boric y después del Apruebo, para estar ahora en riesgo, aún después del triunfo del “En contra”, de una regresión conservadora y autoritaria gravísima. Cualquiera diría que estamos frente no solo a una política inútil, sino ante una izquierda inútil.

Todo indica que las metas iniciales de profundizar la democracia, lograr un Estado de bienestar y la construcción de un Pacto Social tendrán que quedar en pausa por un tiempo. Por ahora, lo que hay que defender es la democracia, evitando derrotas mayores y retrocesos gigantes. ¿Cómo mantener viva una democracia diversa y próspera?

Una respuesta adecuada debiera partir por preguntarse con más claridad qué queremos transformar y qué queremos conservar, cosa que esta vez no hicimos.

Las causas del estallido social siguen ahí, ya que ninguna de sus demandas ha sido resuelta. Por lo tanto, no podemos olvidar que la mayor deficiencia de los exitosos 30 años fue que Chile tardó en la redistribución del ingreso, tan necesaria en procesos de desarrollo y que llevó al descontento popular.

La ruptura entre política y sociedad que aún se mantiene intacta, debe pasar por un esfuerzo mucho mayor de las élites para vincularse con el país real, con el Chile actual, pero también por una nueva actitud de los ciudadanos y la opinión pública, que favorezca los esfuerzos por recuperar una buena política. Es evidente la necesidad urgente de recuperar la legitimidad de las instituciones a partir de grandes entendimientos.

La tarea de articular reformas robustas se debe tomar mucho más en serio, buscando entender mejor la sociedad actual y sus aspiraciones, hacer una buena planificación que sea viable en el tiempo, con mecanismos inclusivos de participación ciudadana.

Lograr un Estado de bienestar requiere una estrategia bien pensada y técnicamente aterrizada. Pero, por sobre todo, supone la construcción de un verdadero y nuevo Pacto Social surgido desde las “entrañas” de la sociedad chilena actual y articulado por un sistema político abierto y dinámico. Nada de eso sucedió.

Por último, parece indispensable ser capaces de disputar el sentido común de la gente. La debilidad del progresismo para disputar temas como el patriotismo, la Seguridad y el Orden, la Defensa Nacional y el mundo evangélico, es evidente.

La patria, Chile, es nuestro hogar; la seguridad es un derecho, tanto como el derecho a la salud, la educación o la vivienda. La Seguridad y el Orden, además, son una condición de la sociedad de derechos a que aspiramos; la Defensa Nacional y las Fuerzas Armadas son una tarea de todo el país y constituyen un “bien público” que nos garantiza la paz; los evangélicos podrán ser más conservadores en temas prioritarios para el feminismo y la diversidad, pero constituyen un espacio de acogida, protección y solidaridad con los más vulnerables en gran parte de las poblaciones de Chile, que no debemos despreciar o subvalorar.

En resumen, finalmente, podemos afirmar que, quizás a partir de todo este aprendizaje de los últimos años y de no olvidar las lecciones de fracasos anteriores de la izquierda en América Latina, se puede dar la oportunidad en la experiencia chilena reciente de una “nueva síntesis” que permita un modelo de centroizquierda más viable y exitoso para Chile y América Latina.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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