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Los errores que pavimentaron el fracaso del indulto a presos políticos

Acusaciones cruzadas entre parlamentarios de la Concertación y la derecha e institucionales, sumado a la falta de manejo del gobierno, marcaron la jornada en la que se rechazó el indulto a los »presos políticos», lo que no dejó indiferente ni a los familiares de los detenidos, ni al padre Alfonso Baeza, quien acusó: »muchos hablaron conmigo y luego no cumplieron».


El rictus nervioso del subsecretario del Interior, Jorge Correa Sutil, en medio de la fracasada sesión del Senado para votar el proyecto de indulto a los presos por móviles políticos, podría resumir la cadena de errores, malos entendidos e inconsecuencias que poblaron la jornada del miércoles pasado, a través de la cual se podría haber facilitado la libertad para cerca de 40 reos que permanecen en la Cárcel de Alta Seguridad (CAS).



Sutil, sin el manejo político que caracteriza al ministro del Interior, José Miguel Insulza, advirtió que fallaba en la misión que le había encomendado el gobierno de volver a La Moneda con el proyecto aprobado, cuando el presidente del Senado, Hernán Larraín, alzó la voz y sorpresivamente dio a conocer el rechazo del indulto, tras obtener sólo 21 de los 24 votos necesarios para su aprobación, pese a que el quórum ya había sido rebajado, debido al permiso constitucional solicitado por los senadores Alejandro Foxley y Jaime Naranjo.



De ese modo, se caía el proyecto que habría relajado aguas tras la huelga de hambre de 74 días en la CAS, y que podría haber calmado el escenario político en materia de derechos humanos, tras diversos atentados atribuidos a la reivindicación de las libertades de los presos políticos. Pero, ¿quiénes fueron los culpable dentro de la cadena de errores?



Según la opinión oficial de los parlamentarios de la Concertación, la culpa del fracaso se focalizó en la tozudez de la Alianza por Chile. No obstante, hoy, con la cabeza más fría, senadores de la coalición de gobierno confesaron que »el recolector de los votos había fracasado en su cometido, siendo cómplice de la inexperiencia de Correa Sutil», afirmó una parlamentario cercano a La Moneda.



Con esa misma frialdad, también dirigieron su mirada a los senadores institucionales, Marcos Aburto y Enrique Zurita (ex supremos), quienes no asistieron a la polémica cita, luego de protagonizar una álgida discusión, la semana pasada, con el senador José Antonio Viera Gallo, en momentos en que se discutía sobre las supuestas presiones del gobierno a la ministra en visita del caso MOP-GATE, Gloria Ana Chevesich.



En la oportunidad, Zurita calificó a Viera Gallo como un »joven con vocación para presionar», a lo que éste último respondió, que Zurita había sido «servil» a la dictadura.



Baeza: "no cumplieron"



Uno de los más irritados con el rechazo al proyecto fue el vicario de la Pastoral Social, Alfonso Baeza, el promotor de la iniciativa. El sacerdote acusó a los parlamentarios que no cumplieron su palabra asegurando que "muchos hablaron conmigo en pasillos, y luego no cumplieron».



En tanto, la Fundación de Ayuda Social de Iglesias Cristianas (Fasic) calificó como "decepcionante" la votación del proyecto debido a que "una vez más, se dilata y se posterga, por la falta de quórum, la aprobación de la ley de indulto", aunque cifró sus esperanzas en que el proyecto sea mejorado -y aprobado- por la Cámara de Diputados.



El Fasic también lamentó que en la votación registrada ayer se hayan marginado los senadores Carlos Ominami (PS), Jaime Naranjo (PS), Enrique Silva Cimma (PRSD) y Alejandro Foxley (DC), todos del oficialismo.



"Hay decepción y amargura por la actuación de los senadores Enrique Zurita y Marcos Aburto, quienes de manera inexplicable, y no obstante haber votado favorablemente el proyecto de ley que extendía el indulto a los condenados por ley antiterrorista, hicieron abandono de la Sala del Senado marginándose de la votación", indicaron.



Excusas en el oficialismo



Aunque la derecha votó en contra del proyecto -a excepción de Hernán Larraín (UDI) y Antonio Horvath (RN)- los dedos acusadores apuntaron directamente a los parlamentarios de la Concertación que se ausentaron. En el caso de los senadores Alejandro Foxley y Jaime Naranjo (quien es presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Senado) éstos se encontraban con permiso constitucional por estar fuera del país, por lo tanto su ausencia no influyó mayormente debido a que se bajó el quórum que la ley requería.



El otro voto que se perdió fue el del senador Carlos Ominami (PS). Este abandonó el Congreso debido a la enfermedad de su madre.



Según explicó el propio senador a este medio, "cuando me avisaron que mi madre estaba enferma hablé con José Antonio Viera-Gallo y le avisé que debía irme. El me dijo que los votos estaban asegurados", se excusó. Esto porque hasta poco antes de votar el proyecto varios parlamentarios de la derecha habían comprometido su apoyo a la iniciativa.



Aunque Ominami está pareado con el senador Sergio Romero, antes de salir del Congreso conversó con él y le dijo que si votaba a favor no era necesario que respetara el pareo. Sin embargo, Romero no sólo no respetó el acuerdo, sino que además votó en contra.



Pese a ello, Ominami sostuvo que "no es que Romero haya roto el pareo porque éste no funciona cuando son leyes de quórum calificado. Lo que importa son la cantidad de votos a favor, no cuántos haya en contra".



Pero aunque el voto de Ominami era necesario, el senador acusó: "Aquí hubo imprevisión y exceso de confianza". Esto porque nadie tenía claridad de cuándo se votaría el proyecto. De hecho el propio presidente de la comisión de Derechos Humanos, Jaime Naranjo, no se encontraba en el país al momento de la trascendental votación.



Según Ominami, cuando los votos son tan importantes como en este caso se avisa con anticipación. De hecho, comentó que como se sabe que el royalty a la minería se votará la segunda semana de agosto, ya se avisó a los parlamentarios para que suspendan sus viajes, si es que tenían alguno programado.



La derecha no cede



La verdadera comedia de equivocaciones en que se convirtió el escenario político tras el rechazo, en el Senado, del proyecto que indulta a presos políticos, no deja espacio para justificaciones desde ningún sector. Si bien la derecha esgrime el argumento de que el Gobierno no puso similar interés en la aprobación de las iniciativas sobre derechos humanos, lo cierto es que en primera instancia ambas empresas no estaban ligadas.



La decepción del sacerdote Alfonso Baeza así lo demuestra, pues confiaba en el trabajo realizado desde hace poco más de dos años con los senadores gremialistas Carlos Bombal y Hernán Larraín, cuando estos parlamentarios se sumaron a su iniciativa y se comprometieron a socializar la iniciativa entre sus pares.



La iniciativa comenzó a perder fuerza cuando la derecha decidió, el año pasado, ligar el indulto a los presos políticos con los proyectos sobre derechos humanos y sus principales promotores al interior de la colectividad asumieron la postura gremialista.



Aunque ya está claro que el día de la votación, el Gobierno no contaba con los votos necesarios para aprobar el proyecto, la actuación del senador Carlos Bombal, que estando presente en la Sala no votó la iniciativa, provocó la ira de la Concertación y del padre Baeza que advirtió que este fracaso prolonga el sufrimiento de los eventuales beneficiados.



Esto, porque el parlamentario gremialista carga con la responsabilidad de no haber dado su voto para una iniciativa que él, junto a su homólogo Hernán Larraín -que sí mantuvo su palabra-, se comprometieron con el sacerdote a apoyar en el Congreso.



Considerando, además, que el ahora presidente de la Cámara Alta en diciembre del 2003 garantizó que la aprobación del indulto no era moneda de cambio, idea que se desmoronó definitivamente con el rechazo de la iniciativa en el Senado.



De hecho, las palabras del diputado gremialista Felipe Salaberry -pues Bombal y Larraín no han querido referirse al tema- dejan claro que en su sector no existe voluntad política para avanzar en este proyecto sin vincularlo al de derechos humanos.



Ayer, Salaberry indicó que «durante ocho meses, el ministro ha llamado a la oposición a trabajar en un proyecto de indulto a asesinos, pero no ha tenido la misma condescendencia o la misma energía en el llamado para aprobar los proyectos de derechos humanos. El ministro no se ha puesto los pantalones, porque se entregó al chantaje del Partido Socialista en la Cámara de Diputados y hoy intenta, en forma irresponsable, asumir que la oposición tenía que ponerle los votos al Gobierno para aprobar un indulto a terroristas».



En este contexto, todas señales indican que la derecha presionará, y no cederá sus votos, hasta que el Gobierno decida avanzar con ambos proyectos de manera paralela y que de no ser así, uno y otro están condenados al fracaso.

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