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Presidenta electa de la CUT: «Hubo dificultades pero no irregularidades en la elección»

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«No voy a entrar en polémicas pequeñas sobre lo que fue esta elección. Aquí hubo elección, hubo cambio, no hay ningún tipo de pacto o acuerdo, ganamos en buena ley y lo que primó acá son los proyectos», sostuvo Bárbara Figueroa.


La presidenta electa de la Central Unitaria de Trabajadores, Bárbara Figueroa, descartó la existencia de «irregularidades» durante el proceso eleccionario y confirmó que Coyhaique y Rancagua son los únicos lugares en donde está pendiente resolver los resultados.

En entrevista con Radio ADN, la dirigente comunista hizo hincapié en que «ningún proceso electoral es impecable como uno quisiera, pero aquí lo que se han producido son más bien dificultades para llevar a cabo la elección, y no una suerte de irregularidades o intencionalidad porque las elecciones no se desarrollaran».

«No voy a entrar en polémicas pequeñas sobre lo que fue esta elección. Aquí hubo elección, hubo cambio, no hay ningún tipo de pacto o acuerdo, ganamos en buena ley y lo que primó acá son los proyectos», agregó.

En esa línea, Figueroa hizo un llamado a «no seguir sosteniendo o enfrascándonos en disputas internas que mal le han hecho, durante todos estos años, a la Central».

Consultada por las críticas hacia Arturo Martínez, la timonel electa de la CUT dijo que su proyecto «no es figurar ni hacer una cacería de brujas contra una figura, sino que poner las ideas sobre la mesa. No comparto el tono en que se han dado ni la campaña ni las críticas (…) No es más revolucionario ni radicalizado el que hace la crítica más dura, me parece que eso le hace daño a la política y ha hecho mucho daño a la Central también».

«Yo creo que hoy va a ser mucho más fácil recuperar las confianzas y la credibilidad con los movimientos sociales, con los estudiantes y con otras organizaciones», subrayó.

Asimismo, anunció que los trabajadores estarán «en alerta permanente» para intentar que se produzca un diálogo con la mayor igualdad de condiciones posible con el Gobierno y los empresarios. «No puede ser un diálogo de brazos caídos, porque cuando te sientas a discutir con el empresariado, tras de sí tiene todo el poder económico y mucho manejo de los medios, y el Gobierno tiene todo el poder político y una gran relación con el empresariado. No tenemos que restarnos de discutir con nadie. Nuestra obligación es entendernos con el Gobierno, es hablar con los empresarios, no podemos negarnos a ello, porque tenemos demandas y propuestas, no tenemos nada que esconder», concluyó.

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