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Temporada de rumores y cuchillos largos en La Moneda: las apuestas ponen el foco en salida de Peñailillo Se canceló actividad de Presidenta sobre probidad para hoy

Temporada de rumores y cuchillos largos en La Moneda: las apuestas ponen el foco en salida de Peñailillo

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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Las palabras de Bachelet en Canal 13, durante su entrevista con Don Francisco, fueron leídas de príncipe a paje en el Gobierno como la señal inequívoca de que el ministro del Interior saldrá de su cargo. En el Gobierno imperó una ola de rumores sobre posibles candidatos y diseños de gabinete, aunque en la práctica una de las pocas que sabe realmente cuál será el nuevo puzle gubernamental, sería la jefa de gabinete de la Mandataria, Ana Lya Uriarte, quien estaría encargada del tema.


Las caras largas, las de sorpresa, varias de preocupación y las de desconcierto después del golpe de timón que dio la Presidenta Michelle Bachelet al anunciar por televisión que hará un cambio de gabinete antes del sábado en la noche, con el correr de la jornada de ayer dieron paso a una lluvia de teorías, pronósticos y nombres de posibles sucesores de los integrantes del actual gabinete. Eso sí, las lecturas más reposadas, los análisis en la trastienda de La Moneda, coincidían todos en que la pieza clave del ajuste es el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, de quien en el propio Gobierno dan por casi segura su salida.

“No hay espacio para que lo mantenga”, afirmaban durante el día en el Gobierno, en La Moneda y en el seno del propio patio de Los Canelos. Incluso quienes son cercanos al otrora hombre más fuerte del gobierno bacheletista, reconocían lo inminente de su salida, ya que la opción de que la Mandataria lo mantenga en el gabinete solo serviría para que “sea castigado pública y permanentemente” ante la pérdida de credibilidad que tuvo.

Las palabras de la Presidenta Bachelet en Canal 13, durante su entrevista con Don Francisco, fueron leídas de príncipe a paje en el Gobierno como la señal inequívoca de que el ministro del Interior saldrá de su cargo. No fue solo que la Mandataria reconociera, durante su mea culpa por la forma en que enfrentó el caso Caval, que fue “mal aconsejada” –es sabido que el único que habló con ella esos días fue Peñailillo– para decidir no regresar a Santiago cuando estalló el escándalo, sino que además cuando se le preguntó directamente si le creía a su ministro, ella esquivó el punto y precisó que había decidido hacer un cambio de gabinete.

“No lo defendió en ese momento, era la oportunidad”, recalcaron en Palacio, donde se comentaba que en las oficinas del Ministerio del Interior ayer había una suerte de “estado de shock” generalizado, que se trató de aparentar normalidad, mantener la agenda de reuniones, pero se reconocía que el ambiente era tenso y que muchas de las citas realizadas no tenían mucho sentido ni destino dadas las circunstancias.

[cita] Así todas las señales coinciden en que hoy, después del mediodía o la tarde, salga humo blanco respecto del nuevo gabinete de Bachelet, del que muchos esperan tenga como sello una mejor y sólida gestión política para cumplir lo prometido.[/cita]

No se vio circular, como es habitual, a asesores claves del ministro, como Robinson Pérez, quien se retiró además temprano y el propio Peñailillo estuvo públicamente replegado. Entró a La Moneda sin hacer declaraciones en la mañana y no estuvo en la conferencia virtual que a las 15:00 horas hizo Bachelet con el canciller Heraldo Muñoz en La Haya, en la cual fue acompañada por el vocero Álvaro Elizalde, la ministra de la Segpres Ximena Rincón, el subsecretario de Relaciones Exteriores, Edgardo Riveros, y el director jurídico de la Cancillería, Claudio Troncoso, según consta en la fotografía y el comunicado oficiales.

El capítulo de las boletas que Peñaillilo emitió al operador Giorgio Martelli durante el 2012 y luego las que extendió a la empresa de Harold Correa –también G90 y actual jefe de gabinete del ministro de Educación– y Alex Matute hasta noviembre del 2013, le dio un golpe mortal a la credibilidad del ministro del Interior, debido al erróneo manejo que demostró semana tras semana.

Una y otra vez se ha repetido esta semana que fueron decisiones fatales demorarse tanto en mostrar los informes, alimentando el manto de dudas sobre el trabajo realizado, dar una y otra vez explicaciones que resultaron poco convincentes por su ambigüedad y el desacierto de la entrevista a Canal 13 el domingo en la noche, que lo evidenció inseguro, incómodo. En resumen, el problema es que su situación personal ha eclipsado durante semanas la agenda de La Moneda, que entre las medidas de probidad del informe Engel y el anuncio del Proceso Constituyente trataba de retomar el control.

Peñaililo es la pieza clave del cambio de gabinete. El papel del ministro del Interior es central en el manejo de un Gobierno, es el conductor político, por ende, modificarlo implica un giro en el diseño de forma y de fondo para La Moneda, representa otro esquema de comité político y de entendimiento con la Presidenta.

Cabe recordar que en los 14 meses que lleva la administración Bachelet, la figura fuerte del comité político ha sido Peñailillo, desde el principio. Él se entendía con los partidos, tenía la línea directa con la Presidenta, hacía la “vocería política” de La Moneda. Dicen que ese diseño era funcional para un Gobierno con cifras azules en las encuestas y viento favorable, pero no para el proceso de reconstrucción política que se requiere de ahora en adelante.

En el Gobierno todos concuerdan en que “habrá cirugía mayor”, que “el cambio es muy profundo”, porque Bachelet se jugó una arriesgada carta como la del miércoles, de decir por televisión en horario prime que había pedido la renuncia a todos los ministros y que dentro de las 72 horas siguientes resolvería quién se va y quién se queda. “No habría hecho eso para luego sacar dos o tres sectoriales”, afirmaron en el oficialismo.

Círculo cerrado

El compás de nerviosa espera que impera hasta ahora en el Gobierno fue acompañado de un sinfín de rumores de posibles nombres, de supuestos enroques que se harían de varios ministros a otras carteras y de diversas fórmulas de diseño de gabinete.

Sin embargo, en el Ejecutivo advierten que la mayoría son teorías o versiones con cierto grado de interés, para “quemar” a alguien o tratar de instalar la idea, pero que en la práctica es la Presidenta y un par de personas las que están resolviendo el tema, que saben a ciencia cierta quiénes y cuándo.

Una de las pocas personas con las que está viendo el “diseño” de gabinete sería de hecho su jefa de gabinete, Ana Lya Uriarte (PS), quien ha ganado terreno en la confianza, cercanía e influencia que tiene con la Mandataria. Ella sería la encargada de hacer los contactos con los partidos para equilibrar el nuevo puzle ministerial

No es extraño, considerando que fue con Uriarte –además de la jefa de prensa Haydée Rojas– con quien definió la “operación Don Francisco” en una reunión a puertas cerradas el miércoles a las 14:30 horas, sin que ministros como Peñailillo y el resto de sus pares estuvieran al tanto de lo que iba a suceder.

También fue ella, mientras la Presidenta ya estaba en los estudios de Canal 13, quien llamó por teléfono la noche del miércoles a los ministros para avisarles que Bachelet les pedía la renuncia y que lo diría en la entrevista.

En la Nueva Mayoría la reconocen como una figura con excelente llegada  con los partidos y ayer en el Gobierno comentaban que “estaba muy activa” estas horas.

Lo cerrada de la definición de la operación Don Francisco, que fue clave en la reserva infranqueable que se mantuvo por horas para evitar su filtración, es la prueba fehaciente –insistieron en Palacio– de que la definición del nuevo gabinete se está fraguando en el círculo más estrecho de la Mandataria.

El plazo que se autoimpuso Bachelet vence mañana sábado en la noche. Sin embargo, es difícil que resista el anuncio hasta ese momento, porque mientras más horas pasan –recalcaron en el Gobierno- aumentan los rumores, muchos falsos de supuestos negociadores, los intentos de operaciones políticas para instalar candidatos, lo que enrarece y debilita el efecto del golpe de timón que buscó dar la Jefa de Estado.

Hoy estaba previsto, como se dijo todos los días, que Bachelet diera a conocer el detalle de los proyectos de ley y medidas administrativas que adoptará para implementar la agenda de probidad. Sin embargo, esa actividad quedó suspendida, porque –explicaron– “no tenía sentido” mantenerla para que quedara eclipsada.

Así, todas las señales coinciden en que hoy, después del mediodía o la tarde, salga humo blanco respecto del nuevo gabinete de Bachelet, del que muchos esperan tenga como sello una mejor y sólida gestión política para cumplir lo prometido.

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