Señala que lo ocurrido con Burgos «denota un estilo de gobernar que le hace daño al propio gobierno»
«Esta última chapucería no fue provocada ni por la oposición ni por las fuerzas del mal, fue un error madornal no forzado. Refleja, además, en quienes lo cometieron, no sólo ausencia de sentido del Estado, sino una desconsideración por las normas mínimas de buen gobierno», sostiene el cientista político.
El cientista político y director de la Cátedra Globalización y Democracia de la Universidad Diego Portales, Ernesto Ottone, le entrega clases de presidencialismo a la Presidenta Michelle Bachelet, al señalar que el hecho de rebajar la autoridad del Ministerio del Interior es algo disfuncional a la marcha del Estado, en referencia a la controversia vivida con Jorge Burgos tras su visita a La Araucanía.
En su columna en La Tercera, Ottone llama a algunos políticos a leer a Michel de Montaigne, para que descubran la ironía fina e inteligente que les ayudaría a evitar «tanto dicho zafio y zamarro. Pero si no están dispuestos a hacerlo podrían al menos seguir su consejo, aunque sea de vez en cuando».
Desde su perspectiva, lo anterior «evitaría declaraciones que culpan al ministro del Interior de exagerar la nota al quedarse primero asombrado; después, imagino yo, estupefacto y, finalmente, justamente indignado al saber del viaje de la Presidenta sigilosamente preparado para visitar por unas horas La Araucanía».
Ottone explica que la visita a esa región tuvo poco impacto sustantivo y, por el contrario, estuvo a punto de provocar un «año nuevo con fuegos artificiales en la política, no precisamente por razones de júbilo, sino de una crisis severa de gobierno».
Sostiene que solo la firmeza y serenidad de Burgos y la capacidad de Bachelet de considerar que la forma en que se organizó la visita fue un error, «evitaron un estropicio mayor, aunque dejó heridas abiertas que tardarán en cicatrizar y han traído cola, cartas y polémicas. Nada bueno».
A su juicio, lo ocurrido con Burgos no es un descuido menor y sin importancia, puesto que «denota un estilo de gobernar que le hace daño al propio gobierno, el cual termina ocultando y hasta disminuyendo sus logros en diversas materias».
«Esta última chapucería no fue provocada ni por la oposición ni por las fuerzas del mal, fue un error madornal no forzado. Refleja, además, en quienes lo cometieron, no sólo ausencia de sentido del Estado, sino una desconsideración por las normas mínimas de buen gobierno», argumenta.
Y añade que «Chile es un régimen presidencial, pero ese presidencialismo no se ejerce por la libre, sino a través de una estructura institucional que debe funcionar en todo momento, rebajar la autoridad del ministro del Interior es disfuncional a la marcha del Estado».
Por tal motivo, Ottone afirma que es necesario sacar lecciones y realizar una reflexión cuando se inicia el tercer año de gobierno, mencionando que «hizo bien la Presidenta en su saludo de fin de año en distinguir la crónica cotidiana llena de errores y tropezones con los logros de este gobierno, que van en la dirección de alcanzar una sociedad más igualitaria. Sin embargo, hay algunas equivocaciones que aparecen en ese mismo saludo de fin de año y en las entrevistas recientes que deberían revisarse para mejorar la acción de gobierno y evitar tanto desatino».
