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Gutenberg Martínez: «Aylwin esperó expectante el discurso del Presidente Allende sobre el plebiscito»

Gutenberg Martínez: «Aylwin esperó expectante el discurso del Presidente Allende sobre el plebiscito»

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Según el ex diputado, «Don Patricio no fue jamás partidario del golpe. Eso, taxativamente. Jamás aceptó ese planteamiento, y en una ocasión expulsó de su oficina a alguien que lo planteó como una posibilidad».


En entrevista con El Mercurio, el ex diputado y ex presidente de la Democracia Cristiana, Gutenberg Martínez, recuerda cómo conoció al fallecido ex Presidente Patricio Aylwin y cómo fue que se convirtó en su mano derecha.

Admite que durante las elecciones internas de 1973, cuando él era dirigente de la JDC, creía que era Renán Fuentealba y no Aylwin quien debía presidir el partido. Esto, porque pensaba que si ganaba Aylwin, el diálogo con el gobierno de Salvador Allende quedaría desahuciado.

Sin embargo, su visión cambió cuando Aylwin fue electo timonel de la DC.

«Yo era miembro de la directiva de la Juventud DC y, por tanto, no tenía una relación cercana con el mundo adulto. Estuve más cerca de él cuando asumió la presidencia del partido y en el diálogo con el Presidente Allende bajo la convocatoria del cardenal Silva Henríquez. Recuerdo una asamblea en el auditorio del partido, en la que don Patricio entregaba un informe a dirigentes territoriales, donde algunos no eran partidarios del diálogo, pues denunciaban el sectarismo de la UP y de las JAP en la entrega de los alimentos en poblaciones. Hubo algunas tensiones y varios dirigentes juveniles nos pusimos delante de la testera para expresar nuestro respaldo a don Patricio. Desde ese día, la relación con él se fue estrechando progresivamente», señala el «Gute».

Respecto a si Aylwin fue partidario del golpe de Estado, Martínez lo descarta: «Don Patricio no fue jamás partidario del golpe. Eso, taxativamente. Jamás aceptó ese planteamiento, y en una ocasión expulsó de su oficina a alguien que lo planteó como una posibilidad. El ánimo golpista fue rechazado antes, durante y después. Si algo define a la DC y a don Patricio es ser siempre demócrata: durante la UP, la dictadura y siempre. Frente a todo dictador, en Chile, en Corea del Norte y en Cuba. Tampoco compartió las dudas de lado y lado, de los que hablaban de democracia protegida o de quienes criticaban la democracia calificándola de burguesa. Esos eran los contextos. Nosotros, en la convicción democrática y en los derechos humanos hemos sido siempre inflexibles».

«Don Pato era presidente del partido y la DC era oposición al gobierno. Algunos han pretendido darle otras interpretaciones indebidas a esa decisión política. Pero eso es un análisis de la historia, lo claro es que don Patricio participó en todas las instancias de diálogo y se jugó por este permanentemente. Así, esperó expectante el discurso del Presidente Allende, donde se anunciaría la aceptación de la propuesta de plebiscito para dirimir el conflicto existente. Discurso que se suspendió sorpresivamente», afirma.

«El diálogo en casa del cardenal no era tan difícil y la necesidad de definir una salida como el plebiscito parecía como posible. Pero se salía de la casa del arzobispo, y la práctica de inmediato era distinta, y al día siguiente, más que distinta, y por tanto, cíclicamente se volvía a fojas cero en un ambiente cada vez más polarizado. La UP no era una coalición fácil. El libro de Eduardo Cerda, publicado hace poco, es rico en el relato de esos días», prosigue.

Consultado por el momento en que fue a buscar a Patricio Aylwin a la casa para que aceptara ser candidato a la Presidencia, el ex parlamentario dice: «Él dejó la presidencia del partido en 1976, siguió Andrés (Zaldívar) y luego Gabriel Valdés, respaldado, entre otros, por don Patricio. Varios años después, un grupo de jóvenes fuimos a hablar con él. Le dijimos que a nuestro juicio era la persona que reunía las condiciones para hacerse cargo del liderazgo del partido con miras a la transición, la recuperación de la democracia y una candidatura presidencial. Hubo muchas conversaciones».

¿Y cuáles fueron los argumentos para convencerlo?, preguntan, Gutenberg Martínez contesta: «A nuestro juicio, le daba mucha solvencia a una candidatura, por su permanente consecuencia democrática. Esto, en la lógica de que la DC no había cambiado de posición, sino que había estado defendiendo las tesis democráticas en todo tiempo y lugar, y eso le daba una impronta y legitimidad ante la ciudadanía. Y por su personalidad afable, capaz de articular acuerdos, pluralista en su forma de ser. Tenía desde un punto de vista histórico relaciones con el mundo socialista, con Clodomiro Almeyda y otros, tenía esas condiciones y capacidad que permitían aunar voluntades más allá de nosotros. Era un jurista, con experiencia en los temas de Estado, y tenía liderazgo para encabezar a la oposición».

En esa época, recuerda, «vinieron dos dirigentes de derecha muy significativos, uno de ellos hasta el día de hoy, a plantear que él podía ser candidato a Presidente en una fórmula distinta a la que estábamos comenzando a configurar como Concertación. Don Patricio, caballerosamente, les indico por qué eso no podía ser (…) la respuesta de don Patricio fue clara y la cosa terminó allí.

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