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Cientista político francés compara a Piñera con Le Pen por “sus promesas de borrar lo hecho por los gobiernos anteriores, esta suerte de aspiración refundacional” Pierre Lebret analiza la importancia de la elección presidencial de este domingo

Cientista político francés compara a Piñera con Le Pen por “sus promesas de borrar lo hecho por los gobiernos anteriores, esta suerte de aspiración refundacional”

Asimismo, plantea que hay varias similitudes entre el candidato de Chile Vamos y François Fillon. «Ambos enfrentan cuestionamientos judiciales, pero hay que sincerar que el primero lo supera con creces y en países como Dinamarca, Holanda, y hasta la misma Francia, su candidatura sería insostenible, por falta a la ética y a la política. Pero la responsabilidad esta en los partidos políticos, los medios de comunicaciones mucha veces coludidos y por cierto la justicia», argumenta.


El discurso de Marine Le Pen, contra la inmigración y a favor del proteccionismo económico, funcionó en Estados Unidos, en la boca de Donald Trump. ¿Estamos frente a un efecto de bola de nieve, en la lógica de la Guerra Fría?

-No cabe duda que los discursos populistas y de carácter más radical están en boga y están teniendo cada vez más adherentes. Sin embargo, quiero precisar que a diferencia de Estados Unidos, en Francia se toma en cuenta el voto directo. En Estados Unidos, la cantidad de votos que logro Hillary Clinton sobre Trump fue muy importante, pero la victoria fue otra por el sistema político que tienen, una experiencia que demuestra la democracia de papel que representa el sistema estadounidense. En Francia, parece muy difícil que Marine Le Pen, al menos en esta oportunidad, logre una mayoría que le permite llegar a la presidencia.

Más que un efecto de bola de nieve, es una espiral vertiginosa, un abismo que se siente cada vez más, entre lo que creíamos intocable, el modelo de las democracias occidentales y los nacionalismos del pasado que creíamos resueltos. Nadie creía en la victoria de Trump, ni el Brexit; al final lo que se derrumba con esos hitos históricos son las certezas elitistas. El populismo ganó en Gran Bretaña, ganó en Estados Unidos, ¿ganará en Francia? Lo vamos a saber en unas horas. Cuánto tiempo van a durar esas victorias, o posibles victorias, y qué herencia van a dejar, y quién se hará cargo de las consecuencias de esos quizás breves pero sin dudas complejos periodos.

Más que a Guerra Fría, lo que nos hace recordar el auge de líderes radicales y extremistas, son los años treinta, el entre guerra del siglo XX. Por supuesto, el contexto internacional es distinto: hoy el sistema global cuenta con una institucionalidad que supuestamente debe resguardar la paz y la seguridad. Aunque hasta el día de hoy ha tratado de mantener un equilibrio, porque en los últimos años los conflictos se han multiplicado y el mundo está cada vez más incierto e inseguro. Los líderes moderados de las potencias occidentales han subestimado las consecuencias de una crisis financiera y económica, que trajo graves consecuencias sociales como los altos niveles de desempleo (25% de los menores de 26 años en Francia son cesantes a fines del 2016), y que hoy se transformó en una crisis política y que trae consigo regresiones en el plano de la integración europea. Claramente no estamos en 1929, ni en 1939, pero esta elección no es igual a las anteriores, y el Frente Nacional de Marine Le Pen no es igual a otros partidos. Si uno analiza las regiones donde más votación ha sacado el partido de Le Pen en los comicios regionales y municipales de los últimos años, existe una correlación directa en las regiones donde la presión migratoria ha sido de las más elevadas y donde el desempleo rompe récords históricos. Estos territorios corresponden a provincias del norte del país y otras con costa al mediterráneo; en éstas, Marine le Pen podría superar el 30% en la primera vuelta de este domingo.

Los tres candidatos principales están al margen de los partidos tradicionales, fuera del bipartidismo. ¿Marca un precedente, un antes y un después, en la historia electoral francesa?

-Está claro que las principales y tradicionales fuerzas de la clase política gala están perdiendo fuerza. Pero lo que se puede constatar es la derechización de la sociedad francesa, y va más allá de Francia, Estados Unidos también lo ilustra. El discurso político de las sociedades occidentales es mucho más conservador que hace 30 años. La dificultad de las principales fuerzas políticas en dar respuesta a una crisis que cumplirá una década el próximo año y que promueve el auge de los partidos más radicales. Los elementos económicos son importantes, sobre todo cuando desestabilizan a las clases medias. Cuando uno es desestabilizado, trata de buscar una explicación a su desgracia. Y la explicación más simple que quiere exacerbar el Frente Nacional de Le Pen es que los inmigrantes se han tomado el trabajo. Una sociedad en crisis económica y social es una sociedad que duda de si misma, que duda de sus valores.

La luz de esperanza es el fortalecimiento del centro político con Macron, que está logrando los apoyos tanto de algunos líderes del Partido Socialista, como el partido que derecha del ex mandatario Sarkozy. En caso de victoria, Macron necesitara conformar una mayoría sólida, a pesar de las diferencias ideológicas de sus seguidores, para poder emprender y cumplir con su programa, y enfrentar la situación en la cual Francia y Europa se encuentran. Ese es la principal duda y preocupación de los analistas y de los ciudadanos con Macron, con qué mayoría gobernará. La conformación de las alianzas post presidencial y las elecciones legislativas de junio próximo nos dará la real respuesta.

-¿Hace un símil entre las elecciones de Francia y el panorama electoral de Chile, considerando la abstención, los casos de corrupción y que, en el caso de Francia, casi un tercio de los votantes todavía no ha decidido qué candidato escogerá?

-Hay varias similitudes en los comicios de ambos países. Por supuesto, cómo no hacer unas comparaciones del candidato Piñera con François Fillon. Ambos enfrentan cuestionamientos judiciales, pero hay que sincerar que el primero lo supera con creces y en países como Dinamarca, Holanda, y hasta la misma Francia, su candidatura sería insostenible, por falta a la ética y a la política. Pero la responsabilidad esta en los partidos políticos, los medios de comunicaciones mucha veces coludidos y por cierto la justicia.

Pero también existe un símil entre Piñera y Le Pen, esto es sus promesas de borrar lo hecho por los gobiernos anteriores, esta suerte de aspiración refundacional. Para el caso chileno es ignorar la importancia y beneficios que han significado parte importante de las reformas desarrolladas durante los últimos años, con las cuales pueden existir discrepancias de forma, pero difícilmente respecto de su necesidad e importancia.

Chile deberá enfrentar por primera vez en una elección presidencial la modalidad del voto voluntario que sin lugar a duda perjudicará a un sector más que otro. En ese caso, la preocupación es el nivel de abstención que podría resultar. Un hecho que responde por lo general a la distancia cada vez más importante entre las elites y las bases ciudadanas. La poca sinceridad de los políticos, la colusión, o la incapacidad de resolver las dificultades del cotidiano de las personas hacen que cada vez más ciudadanos no quieran manifestar su voto, rechazando el político pero no necesariamente la política.

El hecho de que haya un importante nivel de votantes indecisos refleja que una gran parte no se identifica con las fuerzas tradicionales, y debería obligar a los líderes políticos en tratar de innovar en el quehacer de la política. En primer lugar no mirar la política como una carrera profesional, sino como un servicio cívico. En segundo lugar, no mantenerse a toda costa en el poder para el enriquecimiento y las ambiciones personales. En tercer lugar, la ciudadanía espera y no es nuevo, un ejercicio ético y ejemplar del poder.

¿Serán recordadas estas elecciones por el desplome de socialistas y conservadores, cuyos candidatos podrían no superar, de forma conjunta, un tercio del total de los sufragios?

-Sí, por ejemplo el desplome del candidato del PS francés será sin duda un hito en la historia política francesa. Pero Benoit Hamon no tuvo suerte y se vio afectado por un contexto adverso. Al PS se le asocia la impopularidad de Hollande, que no supera el 20%, y un gobierno que es reconocido por su incapacidad en resolver la crisis económica y social del país. Además los grandes líderes del PS como el ex primer ministro de Hollande, Manuel Valls, terminó apoyando al candidato Macron, a pesar de haber participado en las primarias del PS. Y por otro lado, al actual mandatario – que dirigió el PS entre 1997 y el 2008 – no apoyó formalmente a Hamon. Estamos al borde de la explosión de un partido que tiene una larga tradición política. Lejos son los tiempos de Francois Mitterand cuando ese partido era fuerte y cohesionado en el abanico político francés.

¿Cómo evalúa la estrategia electoral de Marine Le Pen, quien se esforzó enérgicamente por alejarse del legado de su padre y proyectar, asimismo, una imagen más inclusiva y contraria, por ejemplo, al antisemitismo?

-Marine Le Pen logró una jugada maestra. A partir del año 2011, ella asumió la presidencia del Frente Nacional que su padre presidio por casi tres décadas. En menos de 6 años ha logrado triunfos electorales en comicios regionales, municipales y  legislativos, que su padre Jean Marie Le Pen no había logrado. Por lo tanto su estrategia ha sido claramente exitosa. ¿En qué consistió? Desendemoniar un partido marcado por mucho tiempo por un discurso brutal, directamente xenófobo, negando el genocidio nazi. Hoy, que un adulto joven de 20 años milite en ese partido es cada vez menos considerado como tabú. Una tendencia a la normalización, a la aceptación de un partido político que hace diez años era impensable.

La hija logró suavizar la imagen de un partido marcado por un padre ex torturador de la guerra de Argelia. Fíjense en el afiche de campaña de la actual candidata, no aparece el apellido que recuerda a la imagen paternal, solo aparece: “Marine, en nombre del pueblo”. Una comunicación política más cercana, y alejada de la figura de su padre no deseada. Sin embargo los fundamentos son los mismos, como por ejemplo cerrar fronteras o responsabilizar al extranjero de la inseguridad, la crisis social y el desempleo. Hace apenas tres semanas, la candidata del Frente Nacional afirmaba que el Estado francés no había tenido ninguna responsabilidad en la redada del Velódromo de Invierno, cuando fue el mismo Presidente Jacques Chirac quien en 1995 reconoció la responsabilidad del estado galo en la deportación de judíos hacia Alemania en verano de 1942. Una alusión de la hija que hizo recordar los dichos del padre, que definía a las cámaras de gas como un mero “detalle de la historia”. Por lo tanto, aquello nos demuestra que los sinónimos del Frente Nacional son el nacionalismo y el odio, no es un partido político como otros, no se puede tolerar su normalización.

¿Por qué, qué es Francia sino un país mestizo? Francia se construyó en base a procesos migratorios, estableciendo la laicidad en su territorio, y lo que importa en esta elección es mantener en alto los valores de libertad, igualdad y fraternidad.

De los «144 compromisos para Francia» que contiene el programa electoral del Frente Nacional, el primero propone un referendo sobre la pertenencia de Francia a la Unión Europea. Marine Le Pen, incluso, ha dicho que la Unión Europea ha muerto. ¿Qué consecuencias tendría este escenario, de concretarse?

-A pesar de una estrategia de comunicación política exitosa, Marine Le Pen es una ilusión. Hacer creer a los franceses que sus vidas mejorarán volviendo a la moneda nacional (el franco), retirándose de la UE, o con el cierre de las fronteras, es un simple delirio. Pero responderé a su pregunta hipotética. Si Francia se retira de la UE, es el inicio del fin de un organismo supranacional que ha beneficiado a los pueblos europeos. Francia es desde los inicios de la integración de Europa, un pilar fundamental junto a Alemania. Sin lugar a duda, el retiro del país galo significaría un hito relevante para que otros países inicien procesos similares de retiro. Hay que entender muy bien que salir de la UE es pasar de una Europa de la cooperación a la Europa de la confrontación.

Por ejemplo, sin Francia, no hay más Zona Euro. Ningún país imagina mantenerse sin Francia. Italia y España se verían obligadas a salir inmediatamente de una zona monetaria que sería casi y exclusivamente deutschmark.

Pasado esa hipótesis, quisiera reivindicar que Francia necesita más Europa. Francia que ha impulsado y cree en el proyecto europeo. El próximo presidente de la republica tendrá la responsabilidad de llevar a la mesa de negociaciones los países miembros y las autoridades de las instituciones para hacer de la UE una entidad menos tecnócrata, más social y cercana con los pueblos, aportando soluciones en el cotidiano, tanto en el ámbito social como en el ámbito de la seguridad. La solución es más Europa, pero otra Europa. Si en los próximos cinco años no hay cambios significativos, Marine le Pen será nuevamente un referente de la extrema derecha europea, y esta vez en el año 2022 tendrá todas las razones para ocupar la función suprema de Francia.

-¿Por qué estamos frente a una elección crucial, en términos de política internacional? ¿Qué se juega este domingo?

-Lo que está en juego es la democracia, las libertades, y es la pertenencia a la Unión Europea. Es una opción de civilización que está en riesgo. Francia fue invadida tres veces en setenta años, hubo dos guerras mundiales. Un genocidio. La idea de la UE era asegurar la paz para las generaciones futuras. Abandonar Europa, es volver al concierto de las naciones libres, es la Europa de 1939. A su vez no podemos permitir que una fanático o una fanática, controle a una potencia nuclear.

De esta elección depende el liderazgo futuro de la UE. La capacidad de unión de una región que se encuentra en un Donald Trump imprevisible, y un Vladimir Putin ofensivo en las fronteras del este de Europa. Al mismo tiempo, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas necesita contar con una voz progresista a favor de los pueblos del Sur y a favor de la paz. ¿Se imaginan la configuración final de los 5 miembros con derecho a veto con Marine le Pen? Es mejor ni pensarlo. Hoy la desventaja del Consejo de Seguridad es su falta de representatividad. En la última década, Francia fue muy activa para tratar de ampliar el Consejo a India, Japón, Brasil, un país africano para lograr una institución más representativa, para que la seguridad del mundo no esté a la espera constante de la negociación de los cinco miembros con poderes de veto.

Francia con la UE deben reafirmar su poderío diplomático para enfrentar la presión que ya inicio Donald Trump con sus recortes financieros en contra de las Naciones Unidas, así como mantener como objetivo global la COP21. El mundo necesita avanzar, teniendo en cuenta todos los desafíos que la humanidad debe enfrentar de manera común como lo es el cambio climático, la transición energética, la seguridad internacional, los derechos de las niñas y las mujeres, la seguridad alimentaria etc. Los líderes de las grandes potencias mundiales deben a toda costa parar de saldar cuentas con la intervención en tal o tal zona del mundo por tal o tal gasoducto como puede serlo en Siria. Los líderes deben promover la diplomacia y el desarrollo para que los Objetivos que se propuso la totalidad de los países miembros de la ONU sean una realidad cumplida al año 2030. Los pueblos no pueden esperar, la historia ya nos demostró que levantar muros y cerrar fronteras exacerba la incomprensión del otro, lo que no necesitamos para seguir como humanidad.

 

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