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Editora de libro sobre la filantropía en Chile: “En este país se castiga mucho la donación y el sistema está hecho desde la desconfianza.” La investigación se llama “Filantropía y donaciones en Chile: pasado presente y futuro”

Editora de libro sobre la filantropía en Chile: “En este país se castiga mucho la donación y el sistema está hecho desde la desconfianza.”

El libro, que recorre la historia de la filantropía, se construyó en base al trabajo de nueve especialistas que analizan diversas particularidades de este proceso en Chile, entre las que se encuentra la importancia del capital privado durante la Colonia; la responsabilidad que asumió el Estado en el siglo XIX con la beneficencia pública; la naturaleza de las múltiples organizaciones sin fines de lucro; el rol de la empresa privada y el cambio de las mentalidades empresariales a finales del siglo XX y comienzos del XXI; los incentivos tributarios contemplados en las normas legales para realizar donaciones en la actualidad; y algunas tendencias y desafíos que la filantropía chilena proyecta hacia el futuro.


“Filantropía y donaciones en Chile: pasado, presente y futuro” es el primer libro dedicado íntegramente a examinar la historia, el panorama actual y las proyecciones de la filantropía en Chile.

Desde que fue lanzado, el pasado octubre, por la Corporación Patrimonio Cultural de Chile, ha sido tema obligado de conversación. Y es que esta investigación es indispensable para quien quiera tener una perspectiva general de las donaciones, quiera conocer las vías institucionales y jurídicas para efectuar aportes propios o aspire a estar al día con las ideas actuales de la filantropía.

“Para acotar nuestro concepto”, se indica en el libro”, hemos dicho que la filantropía es donación gratuita, no sólo de dinero, y que aquella donación tiene un interés público. Este último punto, el enfoque público, es clave a la hora de delimitar nuestro concepto, pues nos hace alejarnos de una concepción de filantropía paternalista, vinculada con la limosna. Con interés público nos referimos a un sentido genuino de colaboración con lo que es común, donde a todos -ricos o no- les toca una parte. La filantropía pasa a entenderse como una manifestación de la sociabilidad del hombre, la cual es tan radical que nos muestra cómo los hombres parecieran por naturaleza inclinarse hacia el bien que es común a todos. La filantropía nos compete a todos porque el desarrollo nos compete a todos, es una vocación universal”.

La investigación abarca, entre otros temas, los orígenes de la donación en Chile -en la década de 1830 y 1920-, donde se constata que las donaciones tuvieron una gran relevancia política “y construyeron vínculos directos entre distintos sectores sociales en tránsito hacia una sociedad industrial”; la filantropía en tiempos del gran Estado Chileno, entre 1930 y 1970, donde “los programas y prácticas asistenciales tuvieron una fuerte presencial estatal, abocada a resguardar los derechos sociales y ciudadanos (…) y grupos profesionales, como médicos, abogados y profesores, fueron claves para afrontar las demandas de la pobreza”; y también las nuevas tendencias de la filantropía en Chile, capítulo en el cual se estudia en detalle “cómo deben atacarse los desafíos sociales, protagonizados por una nueva generación de actores que ha desarrollado novedosos modelos de acción, por ejemplo las fundaciones Techo y Desafío Levantemos Chile”.

Al final del primer capítulo se puede apreciar, a través de fotografías en blanco y negro, los rostros de los filántropos más relevantes de esta época: Manuel de Salas, Carlos van Buren, Emiliana Subercaseaux, Federico Santa María, Matilde de Salamanca, entre varios otros.

Y en el epílogo del mismo capítulo, se explica que, a partir de mediados del siglo XIX, “las donaciones se canalizaron hacia obras que tenían como objetivo llegar hasta el domicilio de los pobres, haciendo posible saber de la pobreza en forma empírica; así, los sectores acomodados pudieron conocer la realidad material y social de las familias pobres de las grandes ciudades del país. Éste fue el rasgo más significativo de las transformaciones ocurridas en la donación y sus prácticas durante el siglo XIX”.

En entrevista con El Mostrador, la editora de este volumen, Elena Cruz, se refirió a la importancia política y social de la investigación: “Al final, en las sociedades democráticas, el hecho de que tengas una sociedad civil fuerte, genera vínculos muy distintos de confianza y de relación entre personas y no defender el puro metro cuadrado, sino que abogar por un fin mayor”.

Asimismo, aclaró la definición de filantropía: “Todos pueden contribuir, no solo las personas de alto patrimonio. La filantropía tiene que ver con donación de tiempo o dinero, y para un fin público. Sigue existiendo, sin embargo, una visión paternalista de la filantropía, donde existe una tremenda asimetría entre el donante y el beneficiado, pero todos estamos invitados, a través de voluntariados, a meternos a alguna ONG. La misma Teletón es algo bien interesante porque el gran porcentaje de la meta tiene que ver con las donaciones individuales, las pequeñas”.

Consultada si, por ejemplo, Andrónico Luksic calza con dicha definición, respondió que “sí, porque finalmente lo que hace, con la donación para la Teletón, es para un fin público, que es la discapacidad. El actuar del Estado es un actuar de mayor escala, pero en la escala menor, ahí puede llegar mucho mejor la sociedad civil, porque tienen muchas veces un mayor conocimiento de esa realidad”.

Por último, se refirió a la importancia de facilitar las donaciones, porque, a su juicio, “no es tan fácil el trámite: las leyes están hechas para financiar proyectos específicos, no programas, o sea es más acotado. Asimismo, se puede avanzar mucho en la ley de herencia: solo tienes un 25% de libre disposición, en EE.UU. tú+’0m  lo puedes dejar todo, el 100%. En Chile se castiga mucho la donación, el sistema está hecho desde la desconfianza”.

 

 

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