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Los casos de abusos que esconden los obispados allanados por el fiscal Arias PAÍS

Los casos de abusos que esconden los obispados allanados por el fiscal Arias

Alejandra Carmona López
Por : Alejandra Carmona López Co-autora del libro “El negocio del agua. Cómo Chile se convirtió en tierra seca”. Docente de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile
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En forma simultánea el fiscal de la región de O’Higgins, Emiliano Arias, junto a personal de OS9 de Carabineros irrumpió en los obispados de Concepción, Valparaíso, Chillán y Osorno. En esos territorios eclesiales las denuncias y el encubrimiento es una hebra gruesa para el Ministerio Público. Durante los operativos, los fiscales que encabezaron cada acción también solicitaron tomar declaraciones a los vicarios judiciales, promotores de justicia, cancilleres y notarios


A las 11 de la mañana de hoy el fiscal de la región de O`Higgins, Emiliano Arias, llegó hasta el obispado de Chillán en compañía de personal de OS9 de carabineros, en una acción que era esperada por varias organizaciones de laicos de Chile. En ese obispado se han concentrado una serie de denuncias que en los últimos meses han enturbiado la confianza con que operaba la institución en la zona. Por eso, el allanamiento era inminente.

Chillán se ha convertido en una de las diócesis miradas con más recelo por los fieles. En 2009, un sacerdote fue apuñalado 16 veces y nunca encontraron al culpable. También es la zona donde el obispo Carlos Pellegrín se transformó en el primer obispo en ser investigado por abusos sexuales, desde que a comienzos de agosto el Ministerio Público confirmara una denuncia en su contra, razón por la que el organismo trabaja en completo sigilo, con prohibición de informar e investiga también a otros 5 sacerdotes; entre ellos a Héctor Bravo, quien tiene el grado de capitán y es capellán del Regimiento Nº9 de Chillán.

De hecho, la vinculación entre las Fuerzas Armadas es un tema que El Mostrador sacó a la luz el 28 de agosto pasado. No solo el Héctor Bravo está ligado a la FF.AA. –y está siendo investigado en Chillán– sino también el sacerdote Luis Ricardo Montenegro, quien fue capellán del Ejército entre 1996 y 2008, primero en Concepción y luego en Antofagasta. La diócesis inició una investigación después de una denuncia por presunto abuso de un menor, que habría ocurrido cuando Montenegro era vicario pastoral en San Carlos Borromeo. Montenegro ya había sido investigado en 2012, por una denuncia que lo vinculaba a un adulto y por la que debió ser indagado por otro sacerdote externo.

Otra de las diócesis allanadas esta mañana por el fiscal Arias fue Valparaíso, emblemática también porque en ésta se vivió una de las primeras renuncias de obispo aceptada por el Papa después de que todos los máximos representantes de la Iglesia chilena se reunieran con él en Roma y presentaran su renuncia. Gonzalo Duarte -quien además de haber sido obispo de Valparaíso fue obispo castrense- ha sido mencionado por varias víctimas como parte de una maquinaria de encubrimiento, donde las víctimas han acusado vista gorda en varios puntos de la Quinta Región.

El año 2012 un ex seminarista, Mauricio Pulgar, presentó una querella por abusos sexuales contra el sacerdote Humberto Enríquez, y otra por encubrimiento y asociación ilícita en la que incluso estaba involucrado el obispo Gonzalo Duarte. Sin embargo, después de dos años de investigación, la causa fue sobreseída. «Enríquez ni declaró y Duarte consiguió curas que hablaran… que en el fondo, como yo soy hijo de padres separados, justificaran todo lo que había pasado y que yo estaba inventando. Que en el Seminario nunca había pasado nada. Entonces surgieron testimonios de otras personas que también contaron lo que vivieron en el seminario”, comentó Mauricio Pulgar en entrevista con El Mostrador en junio pasado.

Además de Valparaíso, donde el fiscal Arias debería apuntar sobre todo a la congregación Salesiana, otra de los obispados allanados esta mañana fue Osorno, donde se centró una de las grandes polémicas eclesiástica de los últimos años, al asumir como obispo Juan Barros, uno de los hombres de Karadima, que fue resistido siempre por una importante cantidad de laicos y sin embargo, solo dejó sus funciones después de varios escándalos, cuando el Papa aceptó finalmente su renuncia.

Hasta Concepción también llegaron los funcionarios del OS9 de Carabineros, cuando el fiscal de Rancagua, Sergio Moya, se constituyó en el Arzobispado para pedir las carpetas e información relacionada con investigaciones de abusos sexuales, a quien le entregaron las carpetas originales con la información. El fiscal también solicitó en el mismo lugar tomar declaraciones al vicario judicial, promotor de justicia, canciller y notario.

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