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Cristián Monckeberg: “Ojalá esto termine bien porque es un capítulo que tenemos que cerrar” PAÍS Créditos: Agencia Uno

Cristián Monckeberg: “Ojalá esto termine bien porque es un capítulo que tenemos que cerrar”

Rodrigo Córdova
Por : Rodrigo Córdova Periodista en El Mostrador
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El desinterés, el castigo al Gobierno y la configuración de la oposición son los principales enfoques que destaca el histórico RN luego de que se conozcan los resultados de las elecciones. Para el ex convencional, esta oportunidad de generar un texto de nueva Constitución es crucial para que la ciudadanía siga creyendo en sus instituciones y que, independientemente de los balances que se den dentro del órgano constituyente, deben primar los acuerdos y evitar las formas que se dieron en el proceso anterior. De lo contrario “no va a haber una tercera oportunidad y tampoco es tan simple pensar que sí se rechaza por segunda vez vamos a seguir felices y contentos con la Constitución del 80”. 


El ex presidente de RN y exconvencional, Cristián Monckeberg, se refiere al proceso constituyente que está a la vuelta de la esquina. Desde su perspectiva, este proceso, que ya empezó pero tiene su fase más política con la elección de los Consejeros Constitucionales, parte en desventaja. “Ojalá esto termine bien porque es un capítulo que tenemos que cerrar”, dice Monckeberg. Además, agrega: “No va a haber una tercera oportunidad y tampoco es tan simple pensar que si se rechaza por segunda vez vamos a seguir felices y contentos con la Constitución del 80”. 

Fue diputado durante tres períodos, fue presidente de RN, ministro en tres carteras e incluso concejal de la Municipalidad de Ñuñoa. Sin embargo, Monckeberg, uno de los rostros más reconocidos de RN, habla desde su experiencia como convencional. Una participación que, declara, “no terminó bien, fue bien frustrante en su resultado”. 

A veces, reconoce, que a lo mejor puede tener una opinión muy intensa o incluso alarmista respecto al proceso. Sin embargo, explica que “nos tocó vivir una situación muy distinta a la que vivió cualquier persona, vimos desde dentro el proceso y vimos que lo que se construyó iba a chocar con la ciudadanía”. 

-¿Cuáles son tus expectativas de este proceso constituyente en primer término y cómo ves la proyección de este con el desinterés que existe?

-Este proceso ya partió, pero ahora parte su parte más politizada, empieza perdiendo 2-0  o 1-0. Porque todos los números dan cuenta de que el rechazo hoy día va por sobre el apruebo, pensando en el plebiscito de salida. Entonces, los expertos y  quienes salgan elegidos como Consejeros que tengan por objeto levantar una propuesta para que la ciudadanía la podamos evaluar en diciembre de este año, van a estar en una situación desmejorada.  Además, anclada a esta desconfianza hay que sumarle el hecho de que al Gobierno no le está yendo muy bien. Esto lo digo porque hay prioridades como la seguridad, el desempleo, la inflación y la economía que evidentemente influyen al momento de votar. Eso va a ocurrir este domingo y puede ocurrir el próximo diciembre. El entorno del proceso constituyente no es el más adecuado. Muchos dicen que con los bordes institucionales y la Comisión Experta estamos listos. Yo digo que para nada. Los marcos son interpretables, lo dijo Marcos Barraza y ahora vemos que los expertos ya tienen ciertas dificultades. Ojalá esto termine bien porque es un capítulo que tenemos que cerrar, claro, esa es mi expectativa en general respecto del proceso, pero no es algo que sea simple de sobrellevar. 

-El senador y presidente de RN, Francisco Chahuán, llamó a la ciudadanía a plebiscitar al gobierno. ¿Qué cree de estas declaraciones ? 

-Aún cuando lo diga o no lo diga el presidente de mi partido, es evidente que la votación del domingo está influída por la marcha del país. Es evidente que si el Gobierno estuviese en un 40% en un 50% por ciento de evaluación o si los temas más relevantes estuviesen relativamente bien administrados, otro gallo cantaría. Qué mejor para cualquier persona que quiere que este proceso termine bien sería que todos fuéramos a votar pensando en una nueva y buena Constitución. Claramente la gente que va a votar no está pensando solamente en eso, si no que está pensando en cómo anda el país, cómo están sus prioridades, cómo llamarle la atención al Gobierno y en fin. Ahí viene la rencilla y los tirones de las diferentes listas de la derecha y de la izquierda para tratar de llevar agua a su molino. 

-¿Cree que la derecha saldrá fortalecida de estas elecciones? ¿Cómo cree que quedarán los balances dentro de la derecha?

-Eso va a ser así y dentro de la derecha se va a generar un rebajare importante. Chile Vamos tiene 23 senadores y Republicanos dos. Eso no va a ser tan así después, va a ver un nuevo equilibrio. ¿En qué magnitud? Eso no lo puedo vaticinar, pero todo indica que Republicanos va a mejorar y Chile Vamos va a disminuir. 

-¿Es preocupante para Chile Vamos que Republicanos agarre más magnitud?

-Yo creo que estamos viviendo, no por las mismas razones, lo que le tocó vivir a la izquierda. Es esta disputa entre el Frente Amplio y la ex Concertación. Hoy día nosotros estamos viviendo, dentro de nuestro sector, una disputa férrea por el electorado entre lo que es una derecha más dura, más marcada por posturas extremas -que no la critico y no la comparto-,  pero ahí está. Versus una derecha que le ha tocado gobernar y ha tenido luces y sombras, pero sabe lo difícil que es gobernar, que ha sido oposición y que ha construido una centro derecha y una coalición durante estos 30 últimos años y que ha aportado mucho. En ese escenario se va a producir fricción y es lógico. 

-¿Cómo se debe mover Chile Vamos ante este escenario?

-Creo que nosotros, lo peor que podemos hacer, es hacer lo que hizo la Concertación. Renunciar a nuestros ideales, a nuestra estrategia, a nuestro modo. La centro derecha debe insistir en su mensaje y en su repertorio. Debemos ser claros en nuestra posturas, pero ser también capaces de producir y provocar acuerdo. Hay que fiscalizar cuando hay que decir que no, pero también ser capaces de llegar a acuerdos. Por ejemplo en las 40 horas, que se logró avanzar, pero en la reforma tributaria dijimos que no porque no era un buen proyecto.

Espero que se mantenga ese repertorio, ese equilibrio porque la tentación frente al crecimiento de Republicano podría ser  decir ‘sabes qué más, de ahora en adelante le digo todo que no al Gobierno’, pero ya tenemos nuestra postura clara. En cambio los Republicanos han sido implacables. No se han sentado a negociar, han dicho que no y han sido invitados a participar y no van. Nosotros seguimos participando. Llegó una realidad con la cual vamos a tener que convivir, hay dos modelos de estrategia y estilos dentro de la derecha. 

-El experto Axel Callís vaticina que se creará una nueva fuerza política dentro de la convención. Esta se configuraría a partir de todos quienes quieren una nueva constitución y quiénes no. ¿Comparte esa hipótesis? 

-Coincido en que aquí van a haber fuerzas cruzadas. No descarto que algunos republicanos también quieran sumarse a este esfuerzo de tener una nueva Constitución porque hay muchos de sus candidatos que están en esa disposición. Hay otros que a lo mejor quieren que esto no resulte, que no funcione, etcétera. No me extrañaría que algunos de ahí en un extremo o de otro extremo también se sumen a este bloque, pero respecto del diagnóstico inicial y yo coincido. Aquí va a haber una tensión permanente. Va a haber un sentir transversal por quienes quieren que esto resulte y va a haber también un tironeo permanente de lado y lado, por quienes van a querer y van a tratar de tensionar para que esto no resulte y no provocar esos acuerdos y esa es la dificultad mayor a mi juicio que van a tener los consejeros. Creo que esa tensión va a ser complicada porque nadie va a tener las mayorías absolutas. Sin embargo, si se produce un alineamiento,  yo creo que no va a tener proyecciones políticas futuras, o sea, yo no veo a Chile vamos incorporándose a una coalición nueva. 

-¿Cómo ve la posibilidad de un nuevo rechazo?

-No va a haber una tercera oportunidad y tampoco es tan simple pensar que si por segunda vez vamos a seguir todos felices y contentos con la constitución del 80. ‘Eso es lo que él decidió la gente’ dirán y  es verdad, pero no se va a ver resuelto un problema gordo e intenso, que es el cerrar este capítulo constitucional. Tampoco es tan simple como decir: “Oye, no, no resultó el proceso por segunda vez y nos llevamos tres años en esto y al final quedamos con lo mismo que tenemos”. 

¿Cuáles son las consecuencias de eso?

-Yo creo que, por lo pronto, una consecuencia es la desconfianza ya definitiva de la ciudadanía, en sus instituciones y en la política. Si hay una oportunidad para que la gente se involucre de nuevo con sus instituciones, con La Moneda, con el Poder Judicial, con la Fiscalía, con el Estado, es a partir de un proceso constituyente participativo y donde la gente lo represente, lo estudie y lo lea y diga: ‘sabes qué más, estas son las del juego”. Hoy día estamos en un quiebre de confianza. Eso sería un quiebre definitivo de confianza, porque la política, en dos oportunidades, la ciudadanía le dio ese mandato de darle un término adecuado al proceso constituyente y no fue capaz. Las otras consecuencias son más de contingencia, políticas más e inmediatas en que lógicamente los extremos van a primar con discursos más polarizantes. 

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