El podcast “Berríos: los casetes secretos del químico de Pinochet”, basado en grabaciones inéditas realizadas por el propio Eugenio Berríos, conocido como “el hombre del gas sarín”, arroja luz sobre los secretos detrás de los crímenes atroces cometidos durante la dictadura. Según Alberto Arellano, periodista y director del CIP de la UDP, aunque Berríos estuvo involucrado en actos terribles, su muerte representó la pérdida de valiosa información sobre los crímenes de los años en los que el dictador Pinochet estaba en el poder, planteando así un dilema moral. El podcast busca esclarecer esta oscura parte de la historia, especialmente en el contexto del 50 aniversario del golpe de Estado en Chile.
El Centro de Investigación y Proyectos Periodísticos (CIP) de la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales (UDP) lanzó el podcast “Berríos: los casetes secretos del químico de Pinochet”, un proyecto de investigación periodística cuyo insumo principal son casetes grabados por el bioquímico de la DINA, audios originales e inéditos, que no habían salido a la luz pública hasta ahora.
Éstas fueron conversaciones grabadas por el propio Berríos, material al que se suma más de 5.000 fojas de expedientes judiciales, entrevistas y casetes de detectives de la brigada de homicidios de la PDI que lo buscaron desde 1991, cuando se le reporta como desaparecido. Recordar que el bioquímico de la DINA logró reproducir el temido gas sarín.
Alberto Arellano, periodista y director del CIP, reveló algunos detalles del podcast en un nuevo capítulo de Al Pan Pan con Mirna Schindler. Desveló la impactante historia de cómo el cuerpo de Eugenio Berríos fue hallado en una playa cercana a Montevideo en 1995 por un turista. Sin embargo, lo que podría haber sido un caso de esclarecimiento rápido se convirtió en un misterio que el podcast describe como un intento de encubrimiento por parte de las autoridades uruguayas y del poder militar, que trabajaron arduamente para mantener en secreto las verdaderas circunstancias de su muerte.
Según Arellano, en base a los archivos de audio, nadie en Uruguay parecía estar dispuesto a investigar el caso a fondo, y la justicia actuaba con extrema lentitud. Esto lleva a la conclusión de que detrás de la muerte de Berríos se encontraba una operación binacional, que al parecer se había gestado en el contexto de lo que alguna vez fue la Operación Cóndor, que involucraba a militares chilenos y uruguayos. Esta operación tenía como objetivo encubrir el asesinato de Berríos y, más importante aún, ocultar los secretos que el químico llevaba consigo.
“Es el asesinato de un de un hombre que tiene secretos”, comentó Alberto Arellano.
Eugenio Berríos estaba vinculado a múltiples asesinatos y operaciones oscuras durante la dictadura de Pinochet. Participó directamente en el asesinato del Conservador de Bienes Raíces de Santiago, lo que lo convierte en un cómplice de crímenes atroces. Sin embargo, lo que plantea Arellano en su podcast es un dilema moral: aunque Berríos estaba involucrado en actos atroces, su muerte representó también la desaparición de una valiosa fuente de información sobre los crímenes cometidos durante la dictadura.
“Es un asesino, reproduce el gas sarín, pero cuando estamos contando la historia, al final, de repente, uno dice: ‘bueno, yo no quiero que esta persona se muera porque, al menos yo no le deseo la muerte a nadie, pero más que Berríos es que con Berríos se mueren los secretos de parte de crímenes atroces que se cometieron en dictadura”, señaló el periodista detrás de los casetes secretos del químico de Pinochet.
Y agregó: “A Berríos se le acalla y a Berrios se le entierra, y con él se entierran también un montón de secretos que probablemente nunca vamos a saber, pero que parte de los casetes y de la historia que contamos en el podcast a partir de sus casetes se logra quizás iluminar un poco”. Y es que, al cumplirse 50 años del golpe de Estado en Chile, las 26 cintas de audio, casi todas inéditas, permiten reconstruir su historia.
