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Embajadora de EE.UU. Bernadette Meehan: “Biden centra los derechos humanos en su política exterior” PAÍS

Embajadora de EE.UU. Bernadette Meehan: “Biden centra los derechos humanos en su política exterior”

Este martes 3 de octubre, la residencia de Estados Unidos en Chile pasará a llamarse Residencia Harry Barnes o Casa Barnes, en honor al exembajador, quien jugó un rol importante durante su estadía en el país entre 1985 y 1988, en plena dictadura. Apodado “Harry el sucio” por Pinochet, después de haber presentado sus cartas credenciales al dictador, nunca volvió a ser recibido en La Moneda, y asistió al funeral de Rodrigo Rojas de Negri, el joven fotógrafo de 19 años que fue quemado vivo por una patrulla militar junto a Carmen Gloria Quintana, en una manifestación en 1986. La embajadora y exvicepresidenta ejecutiva de Programas Globales de la Fundación Obama conversó con El Mostrador sobre las motivaciones que la llevaron a nombrar así a la residencia, acerca del rol de Barnes en Chile y del compromiso de la administración de Biden con la desclasificación de archivos relevantes para entender el golpe de Estado en nuestro país.


“Los males de la democracia pueden curarse mejor con más democracia”, dijo en 1985 el entonces embajador de Estados Unidos en Chile, Harry Barnes, al momento de entregar sus cartas credenciales a Augusto Pinochet. El comentario no gustó nada al dictador y a sus espaldas empezó a llamarlo “Harry el sucio”. El embajador le había manifestado en su cara lo que nadie se atrevía a decir.

Bajo el mandato del expresidente republicano Ronald Reagan, el diplomático Harry Barnes arribó aquel año a Chile, siendo la primera vez que cumplía una misión en América Latina. Antes había estado en Bombay, Praga, Moscú y la oficina estadounidense dedicada a las relaciones con la URSS.

Ya asentado en nuestro país, pidió reunirse con ministros y nuevamente con Augusto Pinochet en La Moneda, pero todas sus solicitudes fueron negadas. Al año siguiente, el 9 de julio de 1986, el embajador Barnes asistió junto a su esposa al masivo funeral de Rodrigo Rojas de Negri, el joven fotógrafo de 19 años que fue quemado vivo por una patrulla militar junto a Carmen Gloria Quintana, en una manifestación el 2 de julio. El gesto fue mal recibido por Pinochet, quien en un punto de prensa y para ocultar el crimen, había sugerido, poco antes, que las víctimas se habían quemado a sí mismas mientras transportaban bombas molotov.

Este martes 3 de octubre, en conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, la embajadora estadounidense, Bernadette Meehan, hará un gesto al fallecido diplomático y a los derechos humanos, bautizando la residencia de los embajadores de su país en Chile con el nombre de Casa Barnes, en honor a la labor que realizó en el país en defensa de la democracia.

En medio de las preparaciones para la ceremonia en homenaje a Barnes, la embajadora e impulsora de esta iniciativa conversó con El Mostrador en las dependencias que la acogen desde que llegó a Chile, en 2022, junto a su familia.

-¿Cuál es la motivación que se tuvo en cuenta para bautizar la residencia del embajador con el nombre de Harry Barnes?
-Muchas de las residencias de embajadores de Estados Unidos alrededor del mundo tienen nombres, pero algunas de ellas no, como esta residencia en Santiago que nunca fue nombrada. Cuando comencé a investigar y pensar qué gesto significativo podría ser apropiado para esta casa, descubrí que muchas de las casas alrededor del mundo, las residencias de embajadores de Estados Unidos, llevaban el nombre de políticos o donantes adinerados que habían cedido la propiedad al Gobierno de Estados Unidos. Entonces pensé: ¿qué habría que hacer en esta casa para que tenga un significado no solo para Estados Unidos –porque es propiedad del Gobierno de Estados Unidos– sino también para el pueblo de Chile? Y mientras nos acercábamos al 2023, lo pensé de dos maneras: es el 200º aniversario de la relación entre Estados Unidos y Chile, y 200 años es mucho tiempo y es algo para celebrar, pero también detecté que el 2023 era el 50º aniversario del golpe que puso fin a la democracia en Chile por un tiempo. Entonces, cuando comencé a investigar y hablar con personas, me enteré de uno de mis predecesores, el embajador Harry Barnes, que fue el embajador de Estados Unidos en Chile desde 1985 hasta 1988.

-¿Qué llamó su atención?
-Cuando leí su historia, lo que realmente me resonó fueron un par de cosas: en primer lugar, era una persona querida, la gente pensaba que era amable y empático, fue un líder querido de la Embajada de Estados Unidos. En segundo lugar, Barnes creía firmemente en la democracia y en los derechos humanos en un momento en que aún estaba la dictadura y lo que había ocurrido durante el golpe era controvertido aquí en Chile y, en cierta medida, también en Estados Unidos, dada la historia de Estados Unidos en Chile, pero Harry Barnes se levantó y dijo que si Estados Unidos defiende los derechos humanos y la promoción de la democracia en el mundo, entonces debemos hacerlo también en Chile y ser claros acerca de cuáles son nuestros valores, y admiré eso en él y pensé ‘qué podría ser más significativo en el 50º aniversario que decir que esta residencia, que representa el asiento de la relación entre Estados Unidos aquí en Chile, llevara el nombre de esta persona que se levantó, ayudó y apoyó a los chilenos que buscaban pacíficamente el retorno a la democracia y decía que los derechos humanos importan’.

Entonces, sentí que es algo que tenía un significado y era importante ser claro acerca de la posición de Estados Unidos. La administración de Biden y Harris centra los derechos humanos en su política exterior, y sabía que sería significativo para Chile también, porque hablé con tantos chilenos y siempre decían ‘el querido Harry Barnes’, y lo querían mucho aquí por lo que hizo, así que esa fue la génesis de la idea.

-La visita del exembajador Barnes junto a su esposa al funeral de Rodrigo Rojas de Negri y sus palabras al momento de entregar sus cartas credenciales marcaron un hito en la relación entre Pinochet y Harry Barnes, ¿cuál fue el rol que jugó Barnes en la recuperación de la democracia en Chile?
-Él era muy famoso por decir que ‘los males de la democracia solo pueden curarse con más democracia’, lo que era su forma de decir que Estados Unidos es una democracia, no somos perfectos, cometemos muchos errores, pero la única forma de mejorar y estar a la altura de los ideales de nuestros países democráticos es centrarnos en fortalecer nuestra democracia. Y, por supuesto, a Pinochet no le gustó escuchar eso desde el embajador de Estados Unidos, como sabemos, por lo que hubo muchas caricaturas políticas donde el embajador Barnes estaba tocando la puerta de La Moneda y decían ‘estamos cerrados, no insista’.

Después del episodio del estudiante de 19 años, periodista y fotógrafo, que fue quemado vivo por participar en una protesta, Harry Barnes regresó a la Casa Blanca y al Departamento de Estado le dijo que ‘en este momento, si defendemos los derechos humanos, lo apropiado para mí es asistir a este funeral’.

Era un niño de 19 años, realmente un niño, y mira cómo fue asesinado. También era residente permanente legal de los Estados Unidos, así que había un lazo con Estados Unidos. Y lo que me parece especialmente conmovedor de ese episodio en particular, es que Harry Barnes asistió al funeral con su esposa Betsy. Betsy tiene 98 años y viajará de regreso a Santiago el lunes para estar aquí cuando nombremos esta residencia en honor a su esposo. Y creo que es un momento especialmente conmovedor. La acompañarán dos de las hijas del embajador Barnes, quienes también regresarán a este hogar que compartieron y en el que criaron a su familia, pero también fue el lugar de mucho apoyo para la oposición en ese momento.

¿Cómo se vivió aquel apoyo a la oposición a Pinochet en esta casa?
-Recuerdo que algunas personas decían que durante el plebiscito y la campaña por el No, como miembros de la oposición, sentían que no tenían ningún lugar seguro al que ir en Santiago, que las fuerzas de seguridad de Pinochet los estaban buscando por todas partes, y Harry Barnes les abrió esta casa y pudieron venir aquí y reunirse en un lugar seguro y saber que estaban bajo la protección personal del embajador Harry Barnes. He recibido a miembros de la comunidad de los derechos humanos y otras personas prominentes que vienen a la recepción ahora, 35 años después, donde tenemos esta gran relación, y me han dicho: ‘Embajadora, hace 35 años, recuerdo estar en la esquina de esa habitación con Harry Barnes cuando estábamos preocupados por lo que iba a pasar, y él dijo que mientras estuvieras en esta casa, estabas a salvo’. Así que parte de esto, para mí, es el espíritu de darle su nombre a esta casa como una forma de recordar lo que hizo, pero también para dejar claro que en 2023, todos estos años después, y cuando surgen preguntas durante el 50º aniversario en la conmemoración, qué es lo que Estados Unidos representa, dada nuestra historia en Chile, la respuesta debería ser muy clara: le estamos poniendo el nombre de Harry Barnes a esta residencia para decir que defendemos la democracia siempre, más democracia siempre, y los derechos humanos siempre.

-Barnes envió a Washington información sobre los planes de Augusto Pinochet previo al plebiscito de 1988, ¿qué repercusión tuvo en Estados Unidos? 
-Durante ese tiempo, aún existían desacuerdos en Estados Unidos sobre cuál debería ser la política hacia Chile, y Harry Barnes, cuando se manifestó valientemente y fue al funeral o se enfrentó a Pinochet y dijo que debían centrarse en la democracia, eso no necesariamente hizo que Harry Barnes fuera muy popular en Estados Unidos. Esa era la política del presidente Ronald Reagan en ese momento, un presidente republicano, y tenía el respaldo del Departamento de Estado de los Estados Unidos, pero había algunos miembros de nuestro propio Congreso que decían que Harry Barnes era inapropiado por ir al funeral, que no debería haber estado allí, que esa no debería ser la política de Estados Unidos. Así que no solo en Chile generó controversia y división, también era así en Estados Unidos en 1988. Entonces, Harry Barnes fue muy valiente al hacerlo y lo hizo bajo su propio riesgo en cuanto a su seguridad y su carrera, pero dijo: ‘Esto es lo que creo y esto es lo que valoro en cuanto al papel de Estados Unidos’.

Estados Unidos obviamente no jugó ningún papel en el plebiscito, pero lo que hicimos fue proporcionar apoyo financiero a organizaciones que alentaban el retorno a la democracia. Parte de eso significa que la Fundación Nacional para la Democracia (NED), el Instituto Republicano Internacional (IRI) y el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales (NDI), tanto del lado demócrata como del republicano, proporcionaron financiamiento internacional a organizaciones para poder educar a la gente sobre cuáles son sus derechos, cómo votar, qué significa, y Harry Barnes fue realmente fundamental para lograr esos cambios en la política de Estados Unidos.

Desclasificación de documentos

-A 50 años del golpe, ¿cómo evalúan la solicitud que hiciera la Cámara de Diputados para requerir información a Estados Unidos sobre su papel en el golpe?
-El Gobierno de Estados Unidos, a lo largo de los últimos 20 años, aproximadamente ha desclasificado más de 23 mil documentos, específicamente sobre nuestra relación y nuestra política hacia Chile entre 1968 y 1990 aproximadamente. Esto incluye el período previo a la presidencia de Salvador Allende, durante su presidencia, durante la dictadura y luego durante el período en que Chile regresó a la democracia. Esto forma parte de nuestro compromiso con la transparencia, y cuando se liberó un gran número de esos documentos hace casi 20 años, el Departamento de Estado de los Estados Unidos declaró que los estábamos haciendo públicos para ser transparentes y para que las personas puedan juzgar por sí mismas y formar sus propias opiniones sobre cuál fue el papel de Estados Unidos durante ese tiempo.

Con el tiempo, por supuesto, recibimos solicitudes de la administración de Boric, de miembros del Congreso y del Senado, solicitando desclasificaciones adicionales. La solicitud número uno del Gobierno de Chile fue la desclasificación de los documentos conocidos como “informes diarios presidenciales”. Estos son informes de inteligencia que el presidente de Estados Unidos recibe todos los días, y solicitaron la desclasificación del informe del 8 de septiembre de 1973 y del 11 de septiembre de 1973. En Estados Unidos, el proceso de desclasificación es muy complicado y lleva mucho tiempo, pero pudimos priorizarlo porque dijimos que, mientras Chile conmemora 50 años, es importante que mantengamos nuestro compromiso con el presidente Biden y la vicepresidenta Harris de ser lo más transparentes posible. Así que pudimos desclasificar esas solicitudes. Hay solicitudes adicionales que el Gobierno de Chile ha presentado y que seguimos evaluando.

También aprovechamos la oportunidad para anunciar una subvención que será financiada hasta con 50 mil dólares y una competencia abierta para individuos u organizaciones que deseen presentar una propuesta sobre cómo traducir algunos de esos 23 mil documentos al español, porque nos dimos cuenta de que muchos chilenos no hablan inglés. Si liberamos los documentos es porque queremos que los chilenos comprendan esta historia, pero no hablan el idioma de los documentos, eso crea una barrera y queremos eliminar esa barrera. También queremos digitalizarlos para que las personas no tengan que acudir a una biblioteca física y puedan acceder a ellos fácilmente. De esta manera, los estudiantes y las personas que no estuvieron vivas en esa época, como yo, que no estaba viva en 1973… Queremos proporcionar las herramientas para que las personas tengan acceso a esta información a medida que la generación más antigua pasa y estos documentos serán aún más importantes cuando vayamos perdiendo la capacidad de escuchar de primera fuente a las personas que estuvieron allí. Todo esto forma parte de nuestro compromiso en honor a la conmemoración de los 50 años.

-Cómo evalúa que congresistas de EE.UU. presentaran una resolución para pedir perdón por la intervención en Chile?
-Una de las grandes cosas de la democracia es que tienes la libertad de expresar tu opinión, y tenemos miembros de nuestro Congreso y miembros de nuestro Senado que presentaron algunas de estas resoluciones pidiendo disculpas, solicitando desclasificaciones, pidiendo disculpas adicionales. Y esto es una fortaleza de una democracia. Para la administración Biden-Harris, nuestra postura ha sido tratar de ser lo más transparentes posible. El secretario de Estado, Blinken, dio un discurso en Quito donde dijo que Estados Unidos reconoce que en las Américas no siempre hemos estado a la altura de nuestros propios ideales, que ha habido momentos en los que hemos apoyado gobiernos que no reflejaban la voluntad ni la elección de su pueblo y no respetaban los derechos humanos. Y creo que esta fue la forma de esta administración, de señalar a países como Chile para decir que reconocemos algunas de nuestras acciones en el pasado y el daño que pueden haber causado, y por eso tomaremos medidas ahora, 50 años después, pero sentimos la responsabilidad de ser transparentes, de asumir eso, y esto es parte de ese proceso.

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