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Las incomodidades de los guardias de La Moneda “RE 100” ajustados

Las incomodidades de los guardias de La Moneda “RE 100” ajustados

Piden identificación a funcionarios que han estado en La Moneda durante más de una década y como no conocen a la gente, insisten en ver las credenciales, a pesar que se estén portando en lugares visibles. Se comenta, de hecho, que hay un excesivo celo en la seguridad con la gente que diariamente trabaja en Palacio.


Dicen que toda escoba nueva barre bien, pero eso no necesariamente es verdad llevado a la práctica. Más de un inconveniente ha generado entre los asistentes cotidianos al palacio de La Moneda el relevo de la gran mayoría de la guardia de Carabineros que habitualmente custodian la casa de Gobierno.

Hace no más de quince días a 30 carabineros de la guardia de La Moneda se les modificó su destinación, después de haber estado varios años cumpliendo funciones en Palacio. Unos quince de ellos se fueron a la Escuela de Suboficiales de la Institución para perfeccionarse y los otros quince regresaron a trabajar a sus respectivas regiones de origen en diversos retenes y comisarias.

La destinación de un Carabinero en La Moneda es vista como una suerte de “premio” en las filas de la institución, ya que como la tarea es resguardar la sede de Gobierno, son elegidos los efectivos con mejores notas, los que tienen mejor desempeño e incluso, aquellos —hombres y mujeres— que cumplen mejor con los requisitos físicos para la profesión.

Son los que se ven alrededor de La Moneda y que en los patios custodian los distintos ministerios. Por su labor conocen el tejemaneje cotidiano de Palacio, a los funcionarios, asesores, administrativos y prensa que día a día están en la sede de gobierno.

Pero como buena parte de la actual dotación es ajena a estas rutinas, ha generado más de una molestia al desarrollo del trabajo diario.

Piden identificación a funcionarios que han estado en La Moneda durante más de una década y como no conocen a la gente, insisten en ver las credenciales, a pesar que se estén portando en lugares visibles. Se comenta, de hecho, que hay un excesivo celo en la seguridad con la gente que diariamente trabaja en Palacio.

A la prensa acreditada en La Moneda —periodistas, camarógrafos y fotógrafos— se les solicita a cada rato sus credenciales y más de un nuevo guardia ha interceptado el diálogo con las autoridades que circulan por el patio.

Los habitantes de La Moneda esperan que durante febrero la nueva guardia que llegó de relevo termine su rodaje y esté a punto para cuando en marzo se retomen en toda su magnitud las tareas en la sede de gobierno.

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