El rol de las mujeres que protagonizaron el desarrollo del vino en el país estuvo invisibilizado durante años, tanto así que investigaciones actuales excavan en busca de registros que narren esa historia oculta. En la actualidad, a nivel nacional e internacional, las nuevas protagonistas no sólo gozan de una mejor valoración, sino que lideran producciones y en Chile el foco está en la sustentabilidad y el trabajo cooperativo que busca condensar en una botella el relato de un territorio.
El Pinot Noir es una variedad de uva y a la vez hace referencia a los vinos realizados a partir de ella. Es una cepa “difícil de trabajar” desde el viñedo a la botella: no le gusta el sol, se tiende a deshidratar fácil, la ventana de cosecha “es corta” y como si fuera poco “hay que tener cuidados extremos con la extracción de polifenoles”.
Esos desafíos son los que desafió con pulcritud Viviana Navarrete, enóloga jefe de Viña Leyda que fue destacada este 2022 como enóloga del año.
“El Pinot habla mucho de los suelos, y cuando uno logra el enlace perfecto entre buen material clonal y suelo ideal, los resultados en los vinos son maravillosos. Esa ha sido mi búsqueda en estos 15 años en Viña Leyda”, contó la especialista.
“Hoy nuestros Pinot tienen un sentido de origen muy marcado, son vinos vibrantes, con tensión en el paladar, con una fruta roja fresca y una acidez muy marcada, sumado a eso nuestro Pinot, tienen un estilo Leyda muy único, con una marcada mineralidad que aportan los suelos”.
A Viviana siempre le atrajo la química y la biología, además del trabajo vinculado a la tierra. Una vez finalizada su carrera de Agronomía en la Universidad Católica, su afinidad con la industria vitivinícola se encontró con un auge del movimiento del vino en Chile: se descubrían nuevos valles y se pensaba desarrollar vinos premium. En ese escenario, la enóloga decidió hacer carrera.
“Cuando empecé era un mundo masculino, de hombres y dueños de viñas. Hoy después de 20 años en esta industria, hay mayor presencia de mujeres, no sólo en enología, sino que en las distintas áreas productivas, desde laboratorios, áreas comerciales, marketing. Ha ido cambiando para bien, siendo un aporte constructivo”, sostuvo.
Navarrete es una de las mujeres que lidera el escenario actual de esta bebida en el país y fuera de él. Como ella, decenas de mujeres trabajan desde distintas áreas siendo reconocidas alrededor del globo.
Creatividad, persistencia y el amor por una producción que constituye parte de la identidad cultural y patrimonial chilena son algunas de sus claves de trabajo.
En abril del 2022, una chilena fue nombrada representante y embajadora de Latinoamérica en un reconocido concurso del mundo del vino que tiene sólo juradas mujeres, Feminalise (Francia). Nadia Parra Monroy es historiadora del arte, sommelier y se desempeña desde 2015 en la promoción de la cultura y el patrimonio en torno al vino, su difusión e internacionalización.
“Actualmente estoy asesorando en temas de Vinos de Nicho una Start-up (Loads) y también portafolios internacionales, fundamentalmente EE.UU y Europa, mi apoyo se centra en el segmento específico de vinos de Nicho, proyectos que mantienen un compromiso más allá de lo comercial, o ambiental, sumando un componente social e integrador ya sea mediante la sostenibilidad y el trabajo cooperativo”, destacó.
“Estos productores en su mayoría elaboran sus productos de forma independiente, a escala humana, ofreciendo un sólido relato de origen, dando como resultado un alto valor agregado y un producto ligado al territorio”, añadió la sommelier, fundadora y actual presidenta de la Asociación de Mujeres del Vino, organismo profesional transversal dedicada a visibilizar y difundir el trabajo de las mujeres en el sector del vino.
La invisibilización de la mujer en la historia del vino chileno, y también del mundo, suscitó el auge de investigaciones y revisiones históricas de mujeres protagonistas de los viñedos, trabajos como el del cronista vitivinícola Alvaro Tello, que toma como base la historia reconstruida por el historiador Juan Muñoz Correa, recogen registros como el de la primera primera mujer rebelde viñatera chilena, María Niza.
En la actualidad, la valoración de las mujeres que constituyen la industria del vino nacional puso sobre la mesa temas como el doble trabajo de la maternidad y, en este caso, el quehacer en las viñas.
“Hay un montón de mujeres trabajando en vinos a pesar que es un mundo difícil, las temporadas de cosecha demandan mucho tiempo y los niños también, entonces cuesta conciliar todo”, subrayó Paula Cifuentes, enóloga jefa de Viña TerraMater y ganadora del Best Women Winemaker 2022.
“Soy madre de una niña de un año”, contó y agregó que para trabajar en viñas y maternar, se necesita una red de apoyo en la crianza ya que “los horarios pueden ser muy densos”.
Así como Nadia, Viviana y Paula, distintas mujeres a lo largo y ancho de Chile destacan en su trabajo por las viñas.
“Hay estandartes, como Adriana Cerda, con su proyecto propio Meli en el Maule, que han abierto un camino. Maria Luz Marin, de Casa Marin, Asesoras como Eugenia Diaz, Ana María Cumsille que está haciendo un vino en Itata de cepa país rescatada de viñedos. Por otro lado, formadoras de sommeliers como Carolina Vásquez o investigadoras como Irina Díaz”, destacó Parra, ex coordinadora nacional del sector de vino en el Ministerio de Culturas, las Artes y el Patrimonio.
Pese a los avances en la introducción de mujeres en esta área, Parra considera que se requieren políticas públicas específicas para el desarrollo patrimonial del vino y que estas consideren la “larga” cadena productiva de la industria vitivinícola.
Sequía, heladas, aumento de incendios forestales, disminución de la producción de cosechas. Según la Corporación Nacional Forestal (Conaf), Chile es un país especialmente vulnerable al cambio climático, transformación que trae consecuencias que afectan de diferente manera y en distintos niveles los territorios y áreas productiva. La industria del vino no queda ajena.
Dentro de la diversidad de cultivos, la viña es una de las que menos se ve afectada por la escasez de agua. Esto afirmó Paula Cifuentes, mejor enóloga mujer premiada en la novena edición del prestigioso concurso Sakura Japan Women’s Wine Awards 2022. Para la jefa de Viña TerraMater, pese “a lo aperrada” que son las viñas, el cambio climático es un factor preocupante para el desarrollo de la industria.
“Pese a la falta de agua, la viña siempre da algo pero va variando la calidad. Afecta rendimientos, hay menos follaje, provoca un cambio en las características y cantidades de vino”, sostuvo la hija de una familia de agrónomos, que lleva además más de 25 años trabajando en el mundo del vino.
Quien también recalcó el cambio climático como “un desafío” es Viviana Navarrete: “necesitamos enfocarnos en una agricultura sustentable, que sea racional en el uso de recursos y que deje el menor impacto posible en el planeta”.
Los primeros viñedos registrados en la historia de Chile fueron plantados a principios del siglo XVI y las exportaciones de vino chileno ya eran importantes a mediados del siglo XVIII, planteó la enóloga Katrina Müller. Son siglos de historia que posicionaron a esta bebida en el mundo, pero marcada con las tres B: bueno, bonito y barato.
Para Paula Cifuentes, a Chile “siempre le ha costado posicionarse” pero no por su calidad, sino por el precio que no refleja su calidad, expresó una destacada de la producción de tinto en la zona del Valle del Maipo.
“Así se percibe desde afuera el vino chileno, y nos ha costado ir sacando ese estigma aunque como industria hemos avanzado muchísimo. Hoy en Chile, se están haciendo vinos de una calidad notable, que no tienen nada que envidiarle al Viejo Mundo. La calidad, la diversidad de variedades y orígenes son una realidad y además podemos sumar un elemento diferenciador como la sustentabilidad, que no lo tienen todos los productores del mundo”, añadió Navarrete.
“El desafío es continuar empujando la premiunización para que el vino chileno pueda vender en segmentos más altos y además pueda vender otras variedades más allá del Cabernet Sauvignon. Tenemos que seguir trabajando, mostrando nuestros vinos en el mercado internacional, educando, con seminarios, nos falta mayor fuerza en la difusión y construcción de Chile como marca”, cerró.