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Fotografía, inmersión sonora, degustaciones de pisco y otras experiencias del astroturismo en Valle del Elqui Viajes

Fotografía, inmersión sonora, degustaciones de pisco y otras experiencias del astroturismo en Valle del Elqui

Viajar, descubrir, mirar y sentir el universo es la invitación que realiza Chile a sus habitantes del mundo entero para vivir la experiencia astroturística en el territorio, paraíso que aspira a convertirse en un polo turístico imperdible del globo. Oscuridad, silencio y todo el misticismo del Valle del Elqui, el punto turístico que rompió con la estacionalidad.


Mejor Destino Romántico, Mejor Destino Verde y más de una treintena de reconocimientos mundiales obtuvo Chile en la última década y a corto plazo espera también destacar como un imperdible para el astroturismo: el país cuenta con características que lo convierten en un paraíso para los amantes de la astronomía.

Según destacó el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrel), sus cielos “claros y secos sobre todo en el norte de país”, un promedio de 290 noches despejadas, telescopios de clase mundial, científicos, agencias turísticas y otros actores forman parte de un ambicioso plan para mostrar esta experiencia al mundo. 

En el caso del Valle de Elqui, particularmente, los números van en ascenso y cada día son más las personas que llegan desde distintos lugares del planeta atraídas por sus abundantes viñedos y la silenciosa tranquilidad de sus aguas enclavadas entre el verde de las montañas. Un día mágico y una noche rodeada de misticidad. 

Emplazado en la Región de Coquimbo, es el territorio constituido a partir de la cuenca del Río Elqui, nacida a partir de la confluencia de los ríos Claro y Turbio, provenientes de la cordillera de Los Andes. 

El Molle, Vicuña, Rivadavia, Paihuano, Pisco Elqui, Cochiguaz y Alcohuaz son algunos de los pueblos más conocidos por su aporte al patrimonio pisquero y cultural, aunque el turismo no se termina allí. Y en el caso del astroturismo, la experiencia se vive en todo el valle, sobre todo en las zonas más cercanas a la cordillera.

Una inmensa ventana rodeada de montañas

A unos 110 kilómetros desde La Serena, la localidad de Cochiguaz ofrece uno de “los mejores cielos para la observación turística” ya que “no cuenta con contaminación lumínica”, subrayó Diego Berenguer, director del Observatorio Turístico Cancana.

Nebulosas, galaxias, cúmulos de estrellas, planetas y otros elementos pueden observarse desde ese punto, caracterizado por sus “cielos prístinos” que se ven favorecidos por la falta de iluminación pública de la localidad, según indicó Berenguer. 

Otro de los espacios dedicados al astroturismo en la zona es el Observatorio Octantis, ubicado en el sector El Colorado. 

“Desde la agencia de turismo Wara Elqui ofrecemos distintos tipos de tour, dentro de los principales está nuestro observatorio en el cual tenemos una locación natural con telescopio de última generación en la precordillera de Cochiguaz”, subrayó David Kraljevich.

Un poco más cerca, a unos 100 kilómetros de La Serena, en la reconocida ciudad de Pisco Elqui hay algo más que destacados destilados, eso bien lo sabe Pablo Cortés Rivera, uno de los pioneros del astroturismo local. 

“Hace 9 años partimos con astrofotografía en la zona”, contó el referente de Astrofoto Chile, un espacio que ofrece una experiencia cuya duración es de dos horas y medias, el promedio de los recorridos de astroturismo elquinos. 

“Sin telescopios” y con “charlas astronómicas, cuentos e historias del lugar, pisco, cuencos tibetanos y la mayor cantidad de fotografías sin edición”, es lo que ofrecen desde el servicio que invita a visitar la Quebrada de las Gredas totalmente a oscuras, en una experiencia que promete “expandir el ojo”. 

“Nosotros vamos a una zona completamente seca, no hay humedad relativa del aire entonces las estrellas no titilan, está al lado de la cordillera”, agregó Cortés.  

En las afueras de Pisco Elqui, Turismo Migrantes ofrece una “Astro Experiencia” en la montaña, acompañada de un telescopio de 20 pulgadas y un auditorio de arcilla, con un pisco sour, donde un guía astronómico brinda una charla explicativa junto al programa de observación, y podrá capturarse en una fotografía digital, señaló una de las fundadoras del espacio, Bárbara Tamblay.  

En un camino distinto al de Cochiguaz, a unos mil 600 metros de altura y al final del Valle del Elqui, Alcohuaz también ofrece cielos “de muy alta calidad”. 

“En invierno el cielo es totalmente oscuro porque estamos más lejos del sol y eso hace que se vea impresionante; en verano vemos el brazo de la vía láctea muy luminoso; en otoño y primavera es más tenue, pero siempre es una buena experiencia”, destacó Anita Callejas, socia fundadora de Nómade Astroturismo.

Desde la agencia se ofrece una experiencia contemplativa de una hora y media de tour en la que, además de observarse el cosmos “desde un punto científico y ancestral” siempre y cuando el cielo esté despejado, se realiza un momento de introspección “recuperando la relación del ser humano con el cielo”. 

“En días especiales, como luna llena o nueva, recorremos una viña local y terminamos con degustación bajo el cielo, todo ello acompañado de una experiencia sonora que cierra con una apreciación artística”, contó Callejas.

Tanto ella, como otros referentes del astroturismo en la zona coinciden en el valor de la conexión con el cielo, algo que debido al ensanchamiento de las zonas urbanas ha decrecido. De la misma manera, ven la “contaminación lumínica” como una amenaza para la contemplación astronómica.

“Cada día, habitando la tierra, navegamos por el espacio y tiempo: queremos que la gente recupere esa inmensidad de la vida y junto con ello su derecho a observar el cielo oscuro”, cerró la guía. 

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