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Elaboran recomendaciones para rediseñar las calles de manera más inclusiva y de acceso universal Inclusión

Elaboran recomendaciones para rediseñar las calles de manera más inclusiva y de acceso universal

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Luego de la pandemia será necesario replantearse cómo están planificadas las calles de nuestras ciudades, debido a que va a ser necesario que se mantenga el distanciamiento social entre las personas. La idea de ampliar las veredas y ciclovías debe ser acompañada de medidas que tomen en cuenta a las personas con movilidad disminuida y a los adultos mayores.


Calles como un lugar centrado en los peatones. Este es el ideal planteado por urbanistas que aconsejan sobre cómo deben ser las ciudades con el comienzo del desconfinamiento. Priorizar la comodidad de los peatones y de los ciclistas, para que más ciudadanos opten por estas formas de transportarse a sus trabajos y hogares.

Se ha puesto en boca el concepto de “ciudades saludables”, que tienen el foco en el rediseño de los espacios públicos con estos métodos de transporte como los actores centrales de las ciudades. Esta concepción de las ciudades se construye con especial atención a las personas con mayores problemas para movilizarse, ya sea aquellas que poseen alguna discapacidad o los adultos mayores.

Esta propuesta se puede efectuar mediante iniciativas que permitan generar espacios más abiertos, como formar veredas y ciclovías más anchas, para fomentar el distanciamiento físico y dar más seguridad en el retorno de las actividades.

Incluso algunos se han replanteado la noción de las ciudades como espacios de comunicación social y actividad de barrio, que serían ideales en la actualidad debido a la posibilidad de descongestionar los espacios centrales de movilidad y comercio.

Inclusión

Sin lugar a dudas, para que estos cambios sean efectivos es clave hacer que las calles sean espacios más inclusivos. Por esto, a la hora de tomar medidas deben tenerse en cuenta todos los peatones, incluyendo a quienes cuentan con menos movilidad o capacidades sensoriales.

La Corporación Ciudad Accesible hace énfasis en este punto, recordando que aproximadamente el 30% de la población son personas con discapacidad, enfermedades crónicas, adultos mayores, entre otros; quienes inclusive, frente a la pandemia y el confinamiento, han visto aumentadas sus dificultades.

“La pandemia ha hecho visible en Chile el lamentable estado de nuestras veredas, el olvido y la necesidad de infraestructura peatonal adecuada, en la cual, el concepto “ruta accesible” y sus características, son determinantes para acoger a las personas de todas las edades y habilidades”, expresan en su sitio web.

La corporación presentó cinco recomendaciones relevantes para ser consideradas en las intervenciones urbanas que se realicen durante estas semanas. Sobre todo destacan la importancia de que la autonomía de las personas tiene directa relación con mantener un distanciamiento físico apropiado a las circunstancias.

Circulación peatonal segura y continua

El diseño de calles seguras y fluidas es un derecho para las personas más vulnerables, que poseen movimiento limitado. Por esto, deben rediseñarse las ciudades como una red conectada de veredas accesibles, especialmente en las zonas más conglomeradas.

Para quienes no pueden sortear obstáculos o desniveles, y no pueden circular en forma autónoma y segura, debemos asegurar: pavimentos lisos y antideslizantes, ruta accesible libre de obstáculos y un itinerario peatonal sin desniveles.

Las veredas existentes requieren revisión y reordenamiento en busca de liberar espacio de circulación ante barreras como estacionamientos de bicicletas, señalizaciones, árboles o alcorques descubiertos, etc. (los cuales pueden ser reubicados o refaccionados). Normalmente se utilizan medidas de bajo costo como el uso de pintura y conos, pero muchas veces esto no va acompañado de atención para la inclusión universal.

Cruces peatonales

El cruce de las zonas peatonales debe permitir una continuidad accesible para toda la población. Esto podría realizarse mediante rebajes peatonales que coincidan con una demarcación, este debe tener un mayor ancho de las demarcaciones considerando los dos sentidos de circulación. 

Debe haber una señal audible en los semáforos de mayor flujo, la cual apoyará a las personas con discapacidad visual. También se debe considerar el tiempo de las luces, para los adultos mayores o personas con movilidad reducida, también puedan tener un cruce seguro.

Es necesario un “aumento de la dotación de cruces peatonales accesibles, para que los peatones cuenten con las facilidades de cruce seguro entre las distancias de 100 a 150 metros, considerando un mayor número de pasos continuos a nivel vereda que sirven de mitigadores de la velocidad vehicular y aumentan la seguridad y fluidez peatonal”.

Estacionamientos accesibles

Considerando que gran parte de nuestro país no cuenta con un transporte público accesible, para muchas personas con discapacidad física la única alternativa de movilidad es el automóvil particular.

A pesar de que se deben considerar eliminar estacionamientos para entregar espacio peatonal o para las ciclovías, esto no incluye a los estacionamientos reservados para personas con discapacidad, los cuales deben mantenerse o reubicarse. 

Pueden reubicarse en aquellas zonas donde se eliminen los estacionamientos sobre calzadas para agregar ciclovías, en lugares compartidos u otras intervenciones ligeras. Siempre priorizando las zonas centrales donde se ubican los servicios básicos.

Por último, fomentar el cumplimiento legal de números de estacionamientos en la vía pública y en todo estacionamiento privado de uso público para favorecer el acceso de las personas con discapacidad. Además de gestionar un trámite para que los días de restricción vehicular se considere excepcionalmente a las personas con discapacidad que tengan que usar vehículos con ayuda técnica.

Transporte público

Al ser un medio muy común para los ciudadanos, es necesario que se revise el estado de los paraderos. Los cuales debe comunicar accesiblemente hacia y desde la vereda, de manera que se aproveche realmente la presencia de bus accesible.

Para que esta medida sea efectiva, se requiere: puntos de paradas conectados a ruta accesible, andenes en paraderos de superficie estable y mínimo 8 metros de largo para poder recibir en ese espacio las dos primeras puertas del bus y asegurar el ascenso y descenso accesible. Finalmente, una capacidad máxima de pasajeros permitidos en el bus, de modo que se evite el hacinamiento.

Acceso a la información y protocolos

La tecnología es una herramienta que se utiliza mucho en el transporte actual. Por esto, se debe asegurar que estos instrumentos digitales sean diseñados para el acceso universal. Se debe priorizar que las personas con discapacidad cuenten con dispositivos de conectividad digital y acceso completo a las páginas web.

También en este punto es relevante educar a la población en la lengua de señas e incluirla dentro de la entrega diaria de información. Por otro lado, deben tenerse protocolos de atención preferentes, para evitar el riesgo de contagio en áreas de espera.

Contexto actual

Estas medidas que se difunden con el fin de acelerar una movilidad peatonal más segura para toda la sociedad, aseguran también un mejoramiento en el diseño de las ciudades, priorizando el acceso y la sostenibilidad en el tiempo. Todo esto es indispensable a la hora de considerar las opciones para que se pueda volver a las calles manteniendo el distanciamiento social necesario.

En efecto, la necesidad de generar espacios abiertos para reactivar el movimiento en las ciudades se ha visto en los planes de desconfinamiento de alrededor del mundo, como es el caso del del Plan Nacional de Desconfinamiento presentado por el gobierno y las medidas de cara al desconfinamiento anunciadas por Gloria Hutt, ministra de Transportes.

Es más, hace unos meses la revista TIME destacó una exposición del arquitecto holandés Rem Koolhass en el museo Guggenheim de Nueva York en marzo de este año, justo antes de que la pandemia impactara a todo el mundo. En sus obras el autor buscó plasmar el abandono de los sectores rurales y la magnitud, y el caos, que ha tenido la vida urbana en las ciudades.

“El problema es que en los últimos 20 o 30 años, las ciudades se han convertido en espacios de reunión para personas relativamente ricas y para turistas», expresó  Koolhass en una entrevista con la revista. «Ha habido una especie de transformación realmente drástica del punto de las ciudades, a la que realmente no prestamos suficiente atención».

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