Salud
Si bien los festivales están hechos para que las personas se diviertan y pasen un momento agradable junto a la música, hay ciertos riesgos que deben ser considerados por los asistentes para evitar que se vean afectados por este posterior al evento.
Un estudio publicado recientemente por BMJ Global Health ha puesto las señales de alerta en los riesgos potenciales que enfrentan los jóvenes en eventos musicales, como festivales y conciertos; esto debido a la exposición a niveles extremadamente altos de ruido. Se estima que entre 670 y 1.350 millones de jóvenes alrededor del mundo podrían ser potencialmente afectados por la pérdida auditiva por la exposición a ruidos altamente superiores a lo recomendado.
La fonoaudióloga Constanza Carrero, de GAES, comenta que “una exposición prolongada a sonidos que superen los 80 o 90 decibeles podría causar pérdida parcial o incluso total de la audición. El nivel de ruido en lugares como festivales suele rondar los 104-112 dB, cifras muy alejadas de los 60 dB que se consideran seguros y muy cercanos a los 120 dB de un taladro”.
La profesional indica que “la pérdida auditiva puede tener un impacto significativo en la calidad de vida y la salud mental”, esto sin importar la edad del afectado y señala que “en los jóvenes, este impacto puede ser especialmente mayor debido a la importancia de la comunicación en su desarrollo social, académico y profesional”.
Hace hincapié en que “la dificultad para comunicarse efectivamente puede generar sentimientos de aislamiento, ansiedad y depresión”; por lo que recomienda “abordar la pérdida auditiva de manera integral, incluyendo la evaluación y el tratamiento de manera temprana. En algunos casos, contemplar apoyo psicológico y educativo. El uso de audífonos puede mejorar significativamente la calidad de vida de las personas con pérdida auditiva, ya que facilita la comunicación y la participación en diversas actividades que impactan en la confianza personal”.
En este contexto, la fonoaudióloga comenta que “la familia juega un rol fundamental para el bienestar de la persona, por lo que es importante que el entorno cercano esté atento a los posibles señales de disminución auditiva, como la dificultad para seguir conversaciones cuando dos o más personas están hablando, el escuchar televisión o música a un volumen muy alto o problemas para diferenciar sonidos agudos entre sí”.
De igual forma, Carrero advierte que la exposición prolongada a los ruidos extremadamente altos puede “ocasionar daño en las células ciliadas, que son transductores muy sensibles para la audición y que nos permiten escuchar correctamente. Ante la exposición a sonidos fuertes, se puede manifestar fatiga, tinnitus —el zumbido auditivo típico que suele producirse tras un concierto— e incluso pérdida auditiva temporal”.
La especialista sugiere que “la medida más efectiva para disfrutar de esos eventos y protegerse es aumentar la conciencia de su salud auditiva”; y añade que “una medida práctica puede ser tomarse pausas de 15 minutos luego de 1 hora en el caso de eventos con exposiciones por encima de 80 dB, así como también puede ayudar el uso de protectores auditivos, como tapones para los oídos o de cancelación de ruido. Estos ayudan a reducir la exposición al ruido y proteger los oídos de posibles daños durante el evento”.
Los chequeos auditivos regulares son fundamentales, ya que la pérdida auditiva se desarrolla lentamente y puede pasar desapercibida. Los controles permiten detectar afecciones auditivas en etapas tempranas, permitiendo que el tratamiento sea más efectivo y a la vez, evitando que el problema avance y se transforme en una complicación mayor a futuro.
La conciencia sobre la salud auditiva entre jóvenes y adultos es fundamental. Cuidar, proteger y velar por una buena audición en estos eventos no solo preserva la capacidad auditiva, sino también permite una calidad de vida más óptima a lo largo del tiempo.”
