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Hollande insiste en que los franceses acepten reducir jubilaciones y beneficios de bienestar para reactivar el crecimiento

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El presidente François Hollande insistió en que los franceses acepten reducir los beneficios jubilatorios y de bienestar como parte de un esfuerzo nacional para reactivar una economía moribunda y frenar un aumento del desempleo que ha hecho caer su popularidad.

En una entrevista que ofreció anoche en la televisión nacional y que duró más de una hora, Hollande prometió rever un impuesto del 75 por ciento sobre los salarios de más de 1 millón de euros, evitar cualquier otro aumento de impuestos el año que viene y reducir el gasto público. El gobierno simplificará los trámites burocráticos para las empresas y protegerá el presupuesto de defensa, agregó.

“No podemos esperar el crecimiento, debemos salir a buscarlo”, señaló Hollande. “No quiero sólo volver a poner las finanzas públicas en orden. Necesito demostrar que nos puede ir mejor”.

Los cambios en el seguro por desempleo y un recorte propuesto en los subsidios a las familias serían algo sin precedentes en Francia, mientras que un plan para elevar la cantidad de años de trabajo continuaría medidas iniciadas por el antecesor de Hollande, Nicolas Sarkozy. Las medidas subrayan los desafíos que aguardan al presidente socialista mientras intenta equilibrar las demandas de los votantes con las presiones de los inversores en bonos y los socios europeos de Francia para que ponga en orden la segunda mayor economía de Europa.

El crecimiento francés está estancado desde hace dos años y la oficina nacional de estadísticas Insee dijo la semana pasada que el estancamiento se prolongaría hasta junio. Las solicitudes de subsidio por desempleo aumentan desde hace 22 meses consecutivos en tanto las compañías de PSA Peugeot Citroen SA a Alcatel Lucent suprimen decenas de miles de puestos de trabajo. La cantidad de personas que buscan trabajo casi alcanza el récord de 3,196 millones de enero de 1997.

Costos de endeudamiento

La prima que paga Francia respecto de Alemania para tomar préstamos a diez años en las últimas semanas aumentó, llegando a 74 puntos básicos ayer, frente a tan sólo 58 puntos básicos a mediados de diciembre. Con poco más de 2 por ciento, el rendimiento del bono francés de referencia a diez años permanece cerca del mínimo récord –algo que Hollande dio a entender que quería conservar-.

“Siempre dije que estos dos años serían difíciles”, declaró Hollande, repitiendo la promesa de detener el aumento del desempleo a fin de año y comprometiéndose a que la recuperación se afirmará a fines de 2013.

Cumplir esas promesas es clave para que Hollande pueda recuperar su popularidad. La sombría situación económica lo ha convertido en el presidente francés más impopular en más de treinta años, según una encuesta de TNS-Sofres llevada a cabo en febrero. Su índice de aprobación cayó 8 puntos porcentuales en el último mes y marca un mínimo récord para un presidente a los diez meses de haber iniciado su mandato, mostró un sondeo de BVA.

Hollande, que enfrenta protestas contra el matrimonio homosexual y el rescate interno de Chipre además de desempleo y caída del poder adquisitivo, dijo anoche que son los votantes lo que juzgarán su éxito en las elecciones de 2017.

“Quiero que me juzguen por una sola cosa: ¿permití que Francia avanzara? Si no lo hice, merezco una sanción”, añadió. “Tengo sangre fría”.

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