El diputado Gabriel Silber propuso vagones exclusivos en el metro para proteger a las mujeres del acoso sexual. Para el Observatorio contra el Acoso Callejero esto «no se soluciona con un tema de espacio, no se soluciona con más luz, se soluciona con políticas responsables, transversales y educativas».
Controversia provocó la propuesta del diputado Gabriel Silber (DC) Un Metro de Respeto, en la que propone que existan vagones separados para hombres y mujeres en horario punta, con el fin de evitar acosos sexuales.
El parlamentario explicó en Emol que tenemos uno de los metros con mayores niveles de hacinamiento en el mundo en horario peak, con cerca de seis pasajeros por metro cuadrado. Por eso plantea que Metro de Santiago está “al debe en políticas públicas que se hagan cargo de la prevención como sanción del acoso sexual al interior del transporte público».
La propuesta del diputado se basa en medidas como la segregación de vagones en horario punta, la instalación de cámaras de seguridad y brigadas de policías que incluso van de incógnito al interior de los vagones, al igual como se ha implementado en varias partes del mundo.
En Brasil, la medida está implementada en Río de Janerio desde el 2006, donde de seis vagones, uno está señalizado con carteles rosados para uso exclusivo para mujeres. Oficiales de policía se encargan de controlar que ningún hombre ingrese aunque, según O Globo, la medida suele fallar por la falta de control dentro de los vagones.
Una iniciativa similar se implementó en Sao Paulo entre los años 1995 y 1997, pero las reiteradas quejas de parejas y matrimonios terminó con la normativa sin ejecución.
Donde sí se aplica es en ciudad de México, que cuenta con vagones exclusivos para mujeres desde 2004. Según cifras oficiales, la implementación de este sistema redujo la cantidad de casos de abusos en un 26%. Sin embargo, las críticas también apuntan a la falta de control en todas las estaciones.
Incluso hubo un singular hecho en México que fue muy comentado en los medios de comunicación a fines de junio de este año: un hombre se disfrazaba de mujer para ingresar en los vagones exclusivos para realizar abusos. Por si fuera poco, en agosto se descubrió cómo algunos de los policías extorsionaban a hombres que se subían a los vagones para mujeres, cobrándoles dinero para no detenerlos.
Las medidas para combatir el acoso sexual en el transporte público también llevaron a que se implementara un sistema de buses exclusivos para mujeres desde el 2007. Esta decisión formó parte de la campaña Viajamos Seguras en la que participó el gobierno del DF y el Instituto de las Mujeres de esa ciudad, e incluyó además la instalación de cámaras de seguridad.
Uno de los países pioneros en implementar carros segregados es Japón. Según un estudio realizado por el metro de Tokio, casi dos tercios de las usuarias del servicio habían sufrido algún tipo de abuso por los llamados Chikan (acosadores sexuales), por lo que diferentes empresas comenzaron a brindar un servicio diferenciado desde el 2001. Los vagones exclusivos funcionan de lunes a viernes, y depende la línea si es sólo en horario punta o todo el día.
El sistema también está implementado en el metro de Taiwán y el de El Cairo (Egipto) y en Indonesia. En Tailandia se habilitaron vagones exclusivos en 2014, luego de la violación y asesinato de una niña de 13 años. En India también varios abusos sexuales y violaciones llevaron a que se habilitara la medida. El acoso es tan alto que en 2015 se creó un sistema de taxis exclusivo para mujeres en Nueva Delhi.
En países como Israel, Emiratos Árabes y Malasia, la medida además tiene un fuerte componente religioso.
Críticas
La directora de estudios del Observatorio contra el Acoso Callejero (OCAC), María José Guerrero, es clara para decir que esta medida no es una solución real. «Si bien felicitamos que el diputado Silber haya podido identificar que hay un problema de acoso sexual en el transporte público, no concordamos en nada con que esto sea una medida que soluciona el problema», sostiene. Y explica: «Al decir que una forma de solucionar el acoso sexual en el transporte público es desagregar a varones y mujeres es concebir el problema desde un aspecto natural y que no se puede modificar, por lo tanto lo que hay que hacer es administrar la problemática y no solucionarla ni transformarla».
Guerrero plantea este problema desde un aspecto cultural. «Creemos que es importante recalcar que es necesario poner esto en el debate público pero con una altura de miras (…) Esto no se soluciona con un tema de espacio, no se soluciona con más luz, se soluciona con políticas responsables, transversales y educativas», señala.
La discusión también está presente entre nuestros vecinos. El año pasado, una legisladora argentina, Graciela Ocaña, presentó un proyecto para implementar la división de vagones en el Subte de Buenos Aires. Pese a la acogida en algunos sectores, el ministro de Transportes y políticos de ese país se mostraron contrarios a la iniciativa por no combatir el problema de fondo.
En Bogotá, Colombia, el sistema se implementó en marzo de 2014. Sin embargo, luego de dos años de su implementación, se anunció el fin a la medida por considerar que sus resultados eran poco favorecedores.
«La ciudad que ha implementado más extensamente la política de los vagones exclusivos es Ciudad de México, con resultados poco favorecedores que no han cambiado la violencia en el transporte público, así que no es una medida que vayamos a continuar en Bogotá», argumentó la secretaria de la Mujer de Bogotá, Cristina Vélez.
«Estamos trabajando con datos del Foro Económico Mundial para tomar medidas de largo plazo. Estamos estudiando puntos de denuncia rápida para identificar las líneas donde hay más incidentes, para poder reforzar la presencia de autoridades, bien sea de Policía o autoridades de convivencia”, agregó la funcionaria.
En Colombia, el problema del acoso en el transporte también hizo que se propusiera que las mujeres tuvieran prioridad para estar sentadas en horas punta en los buses del Transmilenio.
Es por eso que desde OCAC son claras. «Aquí no hay soluciones mágicas sobre el acoso sexual callejero. Necesitamos, por ejemplo, que el Ejecutivo se haga cargo del proyecto de ley que lleva dos años en el Congreso, que si bien fue aprobado por unanimidad en la Cámara de Diputados, si bien la población chilena en más del 90% de los casos está dispuesta a sancionar todos los tipos de acoso sexual callejero, hoy día está en segundo trámite constitucional, está en la comisión del Senado, pero no es discutida», enfatiza Guerrero.