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Cuando comprar ropa se vuelve un problema: las experiencias y consecuencias por la variación de medidas en las tallas nacionales BRAGA Créditos: Foto de Polina Tankilevitch en Pexels

Cuando comprar ropa se vuelve un problema: las experiencias y consecuencias por la variación de medidas en las tallas nacionales

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Valentina Paredes
Por : Valentina Paredes Periodista en El Mostrador Braga
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Desde el 2009 duerme en el Congreso la ley que busca unificar las tallas de prendas de vestir en el país, el objetivo principal de la legislación es que las personas adquieran ropa con mayor facilidad y seguridad, por lo tanto, esta regulación podría poner fin a problemáticas relacionadas a la percepción corporal que experimentan, en mayor medida, mujeres. En conversación con El Mostrador Braga, la psicoterapeuta y cofundadora del Centro de atención psicológica Amaris, Charlenne Gallardo explica que, ‘‘sentir que a veces eres una talla y luego otra va causando una distorsión, o una inconformidad respecto a tu autopercepción y autoestima’’.


Hace algunos meses, a través de un video en TikTok se pudo observar como una tienda de ropa extranjera comercializaba jeans que parecían ser de la misma talla, pero que al ser comparados unos con otros, tenían distintas medidas. Esta situación se viralizó rápidamente a través de la plataforma. Este suceso no es ajeno al escenario nacional, durante junio de este año, el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) ofició a 11 tiendas retail por la falta de homogeneidad en el tallaje del vestuario femenino. 

@chelsea..farrell @penneysireland @primark need to do better! This isn’t fair. #fyp ♬ original sound – Chelsea Farrell

Respecto a esta problemática en las prendas de vestir, en Chile solo existe un Decreto Supremo del Ministerio de Economía del año 1984, que establece dónde deben ubicarse las etiquetas en el vestuario y la información que deben contener en cuanto a sus cuidados. 

El año 2009 se ingresó en el Congreso un proyecto de ley (Boletín Nro. 6378-03) que tiene como objetivo unificar las tallas de prendas de vestir, para brindarle más seguridad a los clientes al comprar prendas. Aunque, también esta regulación podría poner fin a problemáticas relacionadas a la percepción corporal que experimentan, en mayor medida, las mujeres. Sin embargo, hasta el día de hoy la iniciativa sigue sin ser discutida. 

Cabe destacar, que debido a la pandemia y las medidas sanitarias que prohíben poder probarse las prendas en las tiendas, la situación e incertidumbre se complejiza aún más. La  persona debe llegar a su domicilio, para comprobar que la talla escogida es la correcta, de lo contrario deberá proceder a cambiar la ropa, lo que significa un desgaste físico y psicológico. 

Consecuencias de una sociedad patriarcal

Para conocer sobre las consecuencias que pueden traer la variación en los tallajes y el origen de estas prácticas, El Mostrador Braga conversó con Charlenne Gallardo Sapunar, psicoterapeuta Feminista y cofundadora del Centro de Atención Psicológica Amaris, Rocío Vallejos, psicóloga clínica especializada en temas de género y con Catalina Véliz, creadora de Mujer Anómala. 

Según comentan las psicólogas, que no exista homogeneidad en el tallaje nacional puede traer consecuencias en relación con la autopercepción corporal que puede tener una persona, ‘‘sentir que a veces eres una talla y luego otra va causando una distorsión, o una inconformidad respecto a tu autopercepción y autoestima’’, explica Charlenne Gallardo. 

Vallejos por su parte, concuerda sobre las consecuencias que pueden haber en la imagen que se proyecta de uno mismo, y opina que está condicionado por atribuciones que la sociedad le ha dado a las medidas, ‘‘se le ha dado como sociedad una importancia o un significado a cada talla. Por ejemplo, se le da una valoración específica a las tallas más pequeñas, si eres s o m, está bien’’. 

Además, ambas profesionales explican que esta situación, que no se encuentra regulada actualmente en el país, puede causar trastornos de mayor complejidad, por ejemplo, ‘‘puede llegar a la dismorfia o incluso también a trastornos alimentarios’’, comenta Rocío Vallejos.

Sobre la dismorfia, o trastorno dismórfico corporal, este se define como la situación caracterizada por la preocupación obsesiva por un defecto percibido en las características físicas y que podría surgir producto de este problema en el tallaje nacional y que afecta principalmente a mujeres. Respecto a esto, la cofundadora del Centro Amaris, opina que desde la terapia femenina no creen que sea correcto referirse a la dismorfia como un trastorno. ‘‘La psicología tradicional se queda chica frente a esto, ya que en realidad se da dentro de un contexto’’ explica Gallardo, ‘‘en realidad muchas de estas patologías se dan dentro de un sistema patriarcal, entonces es una respuesta a las opresiones que vivimos como mujeres’’ concluye. 

Respecto al grupo etario que se puede ver más afectado por la variación de tallas, la psicóloga clínica detalla, ‘‘hay varias encuestas que muestran que afectan en general a adolescentes y a jóvenes, esto tiene que ver porque en la adolescencia es cuando estamos más sensibles a estas cosas, estamos construyendo nuestra identidad’’.

En relación con el origen de esta práctica, según explica Catalina Veliz, tendría conexión con el término ‘‘Vanity Sizing’’ o inflación de tallas, que nace a finales del siglo XIX en Estados Unidos. En 1995 este término comenzó a utilizarse para investigaciones que proponían que, ‘‘el tallaje iba cambiando de medida a lo largo del tiempo. Lo que en 1958 era una talla 14, en el 2008 corresponde a una talla 8’’

Respecto a este tema, Veliz opina que es un problema estructural que se mantiene y afecta hasta la actualidad, ‘‘el tallaje se ha convertido en otro dispositivo de control del cuerpo femenino, a lo largo de la historia a las mujeres se les han enseñado que su atractivo y su valor dependen del tamaño y forma de su cuerpo’’. 

Catalina explica que esta problemática es bastante profunda, por lo tanto, que una ley de talles no sería la solución, ‘‘sí es un camino necesario de recorrer, pero mientras sigan imperativos sobre el cuerpo femenino, cualquier buena práctica no es la solución a un problema tan complejo’’

Comprar es un ritual 

Ninoska Castro tiene 22 años y actualmente reside en la comuna de Estación Central. Al preguntarle qué significa para ella comprar ropa, suspira, ‘‘para mí es un ritual’’, expresa, ‘‘nunca encuentro algo que me quede bien’’. 

Para Ninoska, que no exista homogeneidad en el tallaje nacional es algo que debe vivir a diario. ‘‘Con la variación de tallas me afecta más en los pantalones, me cuesta mucho encontrar ropa, siempre me quedan bien de pierna y mal de cintura. De jeans se supone que soy 42, uso un pantalón 42 que me queda suelto, unos 44 que me quedan ajustados y otros que me quedan muy sueltos, es super complicado’’, explica. 

La joven de Estación Central, cuenta que estas situaciones muchas veces le afectan a nivel personal, y le produce una pelea constante con su imagen corporal. ‘‘Hay veces que la talla L, es igual a la S, y ahí me afecta mucho en el ámbito psicológico. Siempre he tenido problemas con mi cuerpo y con el amor propio, y esto me afecta mucho más’’. 

La última situación que vivió respecto al tallaje, ha sido una de las ‘‘peores’’ según relata. ‘‘Fui a comprar con un familiar y encontré una polera que me había gustado. Empezamos a buscar la talla más grande que había, porque se veía chica. Ahí entré en crisis y me puse a llorar en la tienda’’. La joven detalla que saber que necesitaba una talla más grande a la habitual que ella utiliza fue algo ‘‘shockeante’’ y  de lo que ya está cansada. 

En Maipú reside Elizabeth Riveros, ella tiene 40 años y hace algunas semanas decidió ir a comprarse ropa que necesitaba para su trabajo, »me compré dos blusas, ambas XL, ninguna me quedó buena. Pero al medirlas con otras XL que sí me quedaban buenas, efectivamente, eran al menos una talla menos». Este hecho le produjo ‘‘lata’’ y frustración.

Sin embargo, las experiencias negativas en relación a las medidas de las prendas de vestir es algo que ha experimentado hace al menos 30 años. »Para mí toda la vida ha sido un problema, porque he tenido la mala suerte de tener un cuerpo que es diferente al estándar». 

Desde pequeña afrontó la situación de no poder encontrar una talla que se ajustara a su cuerpo, por esta razón, durante muchos años recurrió a las tiendas de segunda mano que manejan una mayor variación en las medidas de ropa. Aunque esto fue una solución por un tiempo, Elizabeth no quería limitarse a estas tiendas solamente y comenzó a frecuentar otra vez el retail chileno. 

Entonces volvió a reencontrarse con el mismo problema, ‘‘en la medida que fui creciendo se fue complicando, las tallas se adelgazan más y siempre varían’’, relata, ‘‘es un factor externo que hace que te deprimas, que no nace de ti’’. Elizabeth cuenta que muchas veces ha tenido que conformarse con lo que encuentra, porque simplemente no tiene otra opción, ‘‘tengo que andar siempre de negro, porque no hay variedad para mi’’. 

Sobre la ley de tallas, Riveros opina que es un situación que debe regularizarse rápidamente, ya que es algo básico para  garantizar  comprar con mayor seguridad, ‘‘regular que las tiendas y los comercios, ofrezcan un talla correcta, que las tallas que sean XL, lo sean aquí y en la quebrá del ají, es algo mínimo que debería existir’’ 

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