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A cuatro años del “mayo feminista 2018”: conoce las transformaciones en materia de género e igualdad de la Universidad de Chile BRAGA

A cuatro años del “mayo feminista 2018”: conoce las transformaciones en materia de género e igualdad de la Universidad de Chile

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Javiera Bruna
Por : Javiera Bruna Fonoaudióloga y Comunicadora
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El núcleo de género que funciona desde el 2013 prestando atención a los casos de violencia, brechas y desigualdades existentes en la universidad, pero que a partir del “mayo feminista de 2018” terminó por consolidarse como Dirección de género de la casa de Bello. La clave fue la movilización de voluntades políticas del gobierno universitario, asegura la hoy directora de la dirección Carmen Andrade, quien en entrevista con El Mostrador Braga comentó los avances obtenidos en los últimos dos años de lucha en que las prioridades de las mujeres se pusieron por encima de las prioridades del país.


El movimiento de estudiantes universitarias que pasó a la historia como “mayo feminista de 2018” marcó un antes y un después cuando hablamos de movimientos sociales. Sin embargo, en años anteriores algunos sectores de alumnas y académicas de la Universidad de Chile ya habían puesto su atención en los casos de violencia de género, discriminación y desigualdad al interior de la casa de estudios. Así lo asegura la actual titular de la Dirección de Género de la institución de educación superior Carmen Andrade.

“La universidad ya había tomado la decisión de estudiar qué pasaba con las relaciones de género en su  interior y a partir de ese conocimiento había tomado la decisión política de intervenir, de no seguir aceptando como normal que hubiera brechas, desigualdades, discriminaciones y ya habíamos comenzado el trabajo en conjunto con las estudiantes con el objetivo de hacer una política de prevención del acoso sexual, de responsabilidad social en el cuidado para estudiantes y trabajadoras”, expresa la académica.   

En este sentido, el poder de movilización del feminismo de 2018 logró correr estructuras que se encontraban muy asentadas en la cultura chilena, “las feministas sabemos que es una de las cosas que más nos cuesta, mover estructuras”, agrega y en ese sentido indica que uno de los avances más significativos fue la implementación de un sello de género que logró transversalizar la mirada de equidad en la institución. Sobre este sello y el tiempo transcurrido desde la movilización estudiantil conversamos en entrevista con El Mostrador Braga.

La primera dirección de género de la Universidad de Chile

Con oficinas en diversas Facultades, la Dirección de Igualdad de Género ha logrado consolidarse en los últimos cuatro años. La agilidad en torno al funcionamiento y plazos ha sido el cambio más significativo en este tiempo, “eso nos hizo tomar decisiones rápidas para mejorar sustantivamente lo que se venía haciendo. Se suscribió un acuerdo entre la rectoría y las representantes estudiantiles, que comprometió a la universidad a fortalecer las acciones orientadas principalmente a la erradicación de la violencia de género y del sexismo en la educación con su respectivo protocolo de actuación”, comenta Carmen Andrade. 

Otros de los temas relevantes que fueron considerados en la iniciativa fueron la corresponsabilidad en los cuidados y el reconocimiento del nombre social de personas trans, una mirada integral que fue de la mano con la creación de oficinas y observatorios que actúan a modo de acogida de estudiantes que se han visto envueltas en situaciones que terminan por vulnerar sus derechos y especialmente su salud mental. “La Oficina de Prevención y Atención del Acoso Sexual y Violencia de Género, el Observatorio de Género y el Servicio Médico Estudiantil especializado en salud mental, son ejemplos de las intervenciones que la universidad ha ofrecido en este periodo”, indican desde la dirección.  

Formar transversalmente en una perspectiva de género con enfoque de derechos

Este relato ha sido acompañado de una visión educativa, “junto con lo anterior, se han desarrollado diversas iniciativas educativas como diplomados, seminarios, cursos de formación general, y campañas de difusión para contribuir a la erradicación del acoso sexual, la violencia de género y la discriminación en la universidad, informando, educando y concientizando a la comunidad universitaria sobre estas situaciones”, puntualizan desde la oficina de género.

Y con el compromiso de avanzar en equidad dieron lugar a la primera certificación de estándares de igualdad de género, el sello “Genera Igualdad” (2022). Este sello cuenta con la particularidad de ser pionero en Latinoamérica. En este sentido, Carmen Andrade explica que, “varios países han impulsado en conjunto con el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo) los sellos de igualdad de género, que son procesos integrales donde las instituciones se comprometen a hacer un diagnóstico sobre lo que está pasando en su interior y sobre la base de ese diagnóstico se establece una serie de compromisos y metas de igualdad que posteriormente son auditadas por un organismo externo”.

Y aunque existían algunos experiencias en torno a esta clase de compromisos en Latinoamérica, no existían en la experiencia de educación superior. “Por tanto, nos propusimos diseñar un sistema de reconocimiento de estándares de igualdad que nos permitiera efectivamente dar un salto cualitativo que comprometa todas las áreas de la universidad y en todas las áreas establecer plazos y eso por qué nos parecía importante porque teníamos más facilidad para generar propuestas, documentos, papers, y donde a veces tenemos falencias es en la implementación y en el control de esos compromisos”.

La Política integral de Igualdad de Género, aborda cambios reglamentarios para permitir la contratación de personas del mismo sexo subrepresentado en aquellas unidades masculinizadas o feminizadas, para así equilibrar la presencia de hombres y mujeres en las comisiones evaluadoras del desempeño académico y controlar las barreras de género que enfrentan las académicas en el desarrollo de su carrera. Además de considerar la incorporación de criterios y orientaciones de igualdad de género y no discriminación en procesos formativos y el fortalecimiento de políticas de prevención del acoso sexual con un modelo de atención frente a la violencia que comprende: planes de sensibilización, capacitación del personal, asesoría socio-jurídica y atención psicológica.

 Nos vamos a proponer nuevas metas

Transformar las estructuras masculinizadas, potenciar el desarrollo de la carrera académica de las mujeres, prevenir y enfrentar la discriminación y violencia sexual y de género, impulsar medidas de corresponsabilidad social; además de propiciar contenido académico con perspectiva de género e incidir en el diseño de políticas públicas universitarias vinculadas con materias de género, son algunos de los propósitos que continúan a esta iniciativa. Por otra parte, el modelo de certificación será puesto a disposición de todas las universidades del CRUCH y del CUECH, y se espera que sea asumido por el conjunto del sistema universitario.

“Yo creo que la Universidad de Chile ha tenido un rol importante en el desarrollo del país, ya que asume su carácter de universidad estatal al servicio del país y creo que en materia de género no es la excepción. Yo creo que estamos haciendo un tremendo aporte y lo entendemos como una responsabilidad y si eso influye al resto de las universidades. Creemos que no estamos haciendo nada extraordinario sino lo que tenemos que hacer como universidad pública”, destaca la académica.

Mujeres y academia

Para cerrar esta conversación, Carmen Andrade hizo referencia al desarrollo de las mujeres investigadoras y la competencia por la productividad, problemática de género que movió las bases de la academia en medio de la pandemia. “Esto me parece un tema muy importante, ya que uno de los problemas que salieron a la luz en medio de la pandemia fue la disminución en la producción académica de mujeres v/s hombres que se centraba en las problemáticas de cuidado y corresponsabilidad familiar”, indica.  

“Todas sabemos, pero no había conciencia de que las responsabilidades familiares de cuidado también recae principalmente en las mujeres”, dice y agrega que “el desarrollo de las mujeres y los hombres en las universidades es totalmente desigual, el camino de las mujeres es mucho más pedregoso, el tiempo de desarrollo de la carrera es mucho más largo, las dificultades son mayores y lo que pasa en las universidades es que no se reconoce esa diferencia; se asume el criterio de meritocracia y por lo tanto una asciende en función de sus méritos personales y esos méritos se construyen sobre el prestigio que te da el conocimiento”.

En ese sentido y pese a todos los avances, “aún quedan muchas estructuras masculinizadas por transformar en la Universidad”, dice la académica para finalizar esta entrevista y subraya el propósito de la dirección de género e igualdad de garantizar la equidad de oportunidades y participación de hombres y mujeres, y lograr que las perspectivas de género estén presentes e incidAn en toda la institucionalidad académica.

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