En nuestro país, según la Corporación Humanas, la percepción del acoso sexual en distintos contextos estudiados periódicamente desde el año 2004, revelan que el 77,4% de encuestadas percibe un aumento en la violencia contra la mujer y el 90% asegura haber sido acosada sexualmente, ya sea en lugares de entretenimiento, en el trabajo, la calle, casas de estudio, etc. Este hecho ha cambiado la forma en cómo las mujeres eligen lugares de entretenimiento, volviéndose aquellos que son amigables con la comunidad LGBT, su principal elección.
¿Es distinta una fiesta, un concierto o una junta dependiendo si el ambiente es inclusivo con la comunidad LGBTIQ+ o no? Este es un tema de conversación instalado en redes sociales que cada vez va tomando más relevancia, donde incluso grupos de mujeres que se identifican como heterosexuales, comentan su preferencia por asistir a “discos gay” y otros ambientes de la diversidad, porque “pueden disfrutar tranquilas sin temor a ser acosadas”.
Es oportuno recordar que en nuestro país, según la Corporación Humanas, la percepción del acoso sexual en distintos contextos estudiados periódicamente desde el año 2004, se reveló que el 77,4% de las encuestadas percibe un aumento en la violencia contra la mujer y el 90% asegura haber sido acosada sexualmente, ya sea en lugares de entretenimiento, en el trabajo, la calle, casas de estudio, etc.
El acoso y las actitudes discriminatorias no solo afectan a las mujeres, sino que, también a hombres y personas no binarias. Si nos concentramos netamente en los lugares de entretenimiento, podemos ver cómo en los últimos años han ido en crecimiento las opciones de bares, discos y eventos catalogados como “refugios LGBT”.
De hecho, hace pocos días justamente Diego, un popular tiktoker chileno, comentaba sobre este fenómeno en uno de sus videos:
“Ayer estuve en un ambiente hetero por primera vez en mucho tiempo (…) fue una vuelta a la realidad muy dura porque se me había olvidado que espacios así, tan brutalmente homofóbicos y sexistas existían. Y no te estoy diciendo que era un ambiente lo más machista del mundo, era un evento en donde estaba lleno de zorrones, donde escuchas gente casualmente burlarse de los gays”, cuenta en su testimonio.
Estas burlas por lo general no son ataques directos, sino que más bien murmullos y comentarios disfrazados como “chistes” dentro de un grupo de personas, intolerancia que hace que cada vez más personas busquen otro tipo de panoramas más amigables.
Mujeres hetero en discos LGBT+
Una tendencia que ha ido en crecimiento es la irrupción de grupos de mujeres que se identifican como heterosexuales, pero que asisten casi exclusivamente a discos LGBT porque así pueden estar tranquilas y sentirse seguras ante situaciones de acoso sexual.
“Cuando voy a una disco cualquiera nunca se me quita el miedo a que me pongan algo en el trago, si siento la mano de alguien lo más seguro es que estén tratando de tocarme, ni siquiera de robarme el celular o la billetera. Tenemos que cuidarnos entre todas las que vamos y al final, como que no la terminas pasando tan bien, siempre tienes miedo, tienes que tener el séptimo, octavo y noveno sentido activado”, cuenta Francisca Astorga*, estudiante de obstetricia quien suele asistir a estos lugares con su grupo de amigas.
La razón por la cual Francisca empezó a asistir a discos LGBT+ fue precisamente después de una mala experiencia, donde fue víctima de acoso sexual a la salida de un “local hetero” ubicado en el Barrio Bellavista. Esta fue la gota que rebalsó el vaso, pues incluso desde adolescente, en las fiestas con sus compañeros y compañeras de colegio, narra haber sufrido ese tipo vulneraciones.
Cuenta que pasó muchos meses (antes de la pandemia) sin salir a fiestas por esta constante inseguridad, fue en este momento que una de sus amistades, “el nico” un hombre de la comunidad LGBT+, la invitó a una fiesta “neón”, en donde todos y todas asisten de blanco porque se les derramará pintura de colores a lo largo de la noche. La experiencia fue tan diferente que desde ese momento decidió que no asistiría más a una “disco hetero”.
“Pensé que el concierto iba a estar lleno de flaites, pero no”
Experiencias similares han vivido distintas personas en lugares inesperados para ellos. Hacia finales de agosto, la Princesa Alba realizó su primer concierto como solista en el teatro Caupolicán, una experiencia que destacó por ser un ambiente sororo y seguro para las diversidades sexogenéricas.
Para muchas de las asistentes al evento, este fue el primer concierto al que asistían desde el inicio de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19. Camila es una de ellas y asistió con su mamá Sandra, porque es menor de edad, cuenta que su mamá no la dejó ir sola porque pensó que el concierto “iba a estar lleno de flaites”.
El prejuicio no podía ser más lejano a la realidad, la espera del concierto estaba llena de vibras positivas, coronas de flores con luces led sobre cabellos fantasía, “outfit” que expresaban la personalidad de quienes esperaban ya, con ansiedad, el comienzo de un concierto que levantó muchas expectativas tras el arrasador éxito de la Princesa Alba en la última edición del Lollapalooza.
En la previa del concierto, el DJ puso música electrónica y también “canciones del recuerdo” para quienes nacieron en los años 90’s, que ahora son virales en plataformas como TikTok, por ejemplo, el tema principal de la película de la icónica serie de Disney, Lizzie McGuire.
Camila y Sandra, quienes estaban en cancha, calentaron motores desde temprano y ya los últimos 30 minutos antes del concierto, las energías se sentían en el aire cuando el DJ comenzó a poner temas de Katy Perry, Lady Gaga y Selena Gómez en su era Disney con “Naturally”.
Hasta “Kiss Cam” tuvo la previa, en donde la gente aplaudía a aquellas parejas, independiente de si eran o no del mismo género, al demostrar su amor con un beso, o incluso muestras de cariño entre amigos/as. “No me lo esperaba”, cuenta Sandra.
Lo cierto es que la Princesa Alba es justamente una de tantas mujeres que “ya no carretean”, en espacios donde predominan hombres heterosexuales porque le incomoda el ambiente. En concreto, lo aseguró durante 2021 en una entrevista con el medio madrileño Shangay, “no me gusta salir de fiesta por lugares en que solo hay heteros; molestan demasiado”, cuenta en la instancia. En otra entrevista también solicitó humildemente que no la agarraran de la cintura para las fotos sin su consentimiento.
Invasión hetero
Si bien en Chile estas prácticas comienzan a masificarse poco a poco, en otros países donde ya ocurre, existe un fenómeno muy llamativo, y es que algunas personas de la comunidad dicen sentirse invadidos, y que les han sido arrebatados lugares que consideraban como refugios.
En un reportaje realizado por un medio mexicano, abordan justamente cómo ha cambiado la interacción en estos lugares. Stephania, estudiante mexicana de la Unam, opina en el escrito que «si, se están invadiendo espacios que eran exclusivos de la comunidad, espacios donde no tenías miedo a ser juzgado o, a donde iban las mujeres heteros para no sentirse acosadas por hombres heteros, cosa que ahora ya pasa».
Entre las conclusiones de dicho reportaje, destaca que a visión de los jóvenes se está normalizando la convivencia independiente de la orientación sexual, pero, que se está tornando irrespetuosa. La idea, es que no termine México o Chile, como algunos países Europeos, donde el “derecho a entrada” de los lugares de fiesta, se termina volviendo otro eje de discriminación.
Considerando que en comparación a México, nuestro país aun está dando sus primeros pasos, es relevante mirar la experiencia internacional para seguir promoviendo espacios de entretención diversos, tolerantes y seguros para quienes asistan.