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Sin las niñas no hay democracia BRAGA

Sin las niñas no hay democracia

La crisis de representación y legitimidad en el sistema político es algo que desde Fundación Tremendas no nos ha dejado indiferentes. Chile debe invertir en su democracia creyendo en la acción y liderazgo colectivo e individual de las niñas y jóvenes. Nuestra propuesta tiene que ver con eso: asegurar un futuro más justo y equitativo, crear hábitos ciudadanos mediante la educación cívica y que se potencien con una participación pública efectiva y vinculante.


Pese a que estamos viviendo un hito histórico por segundo año consecutivo, en relación a la posibilidad de una nueva Constitución para Chile, la crisis de representación y legitimidad en el sistema político es algo que desde Fundación Tremendas no nos ha dejado indiferentes y, lejano a lo que se dice de las juventudes, no somos una generación desinteresada en participar con responsabilidad en lo que nos afecta. Es más, Tremendas lleva cinco años siendo un movimiento de niñas que ha demostrado que puede incidir efectivamente en lo público.

Pese a nuestro interés por participar activamente, según la Consulta Nacional de las Niñas que realizamos como organización -en la que participaron casi 4 mil niñas, alcanzando una representatividad del 82% de las comunas del territorio nacional y de todas las regiones de Chile- 7 de cada 10 de ellas declararon no sentirse incluidas en el actual Proceso Constituyente.

¿Cómo vamos a sentirnos incluidas si estos organismos no son lo suficientemente representativos con los intereses de todas y todos? Tuvimos la oportunidad de presentarnos en 10 audiencias públicas, en tres de ellas ante el Consejo Constitucional. Nosotras, con 14 y 21 años, nos paramos frente a un grupo de adultas y adultos consejeros, para transmitir y demostrar la urgencia de garantizar nuestros derechos en una nueva Carta Magna. Sólo fueron unos minutos donde tuvimos su atención y transmitimos seguras nuestra realidad, que nadie conoce más que nosotras mismas. En esta ocasión logramos ser escuchadas, pero no es suficiente.

Chile debe invertir en su democracia creyendo en la acción y liderazgo colectivo e individual de las niñas y jóvenes. Para que esta transformación sea verdaderamente significativa, es fundamental que se escuchen las voces de todos los grupos de la sociedad. Sólo así esta lejanía frente al proceso se traduciría en un interés real. Al fin y al cabo, es la nueva Constitución que, de ser aprobada, va a regir principalmente en nuestras vidas, ¿por qué no entonces ayudar en su modelación?

Nuestra propuesta tiene que ver con eso: asegurar un futuro más justo y equitativo, crear hábitos ciudadanos mediante la educación cívica y que se potencien con una participación pública efectiva y vinculante. De esta forma, avanzamos hacia que los cambios se traduzcan en las urnas, a través del voto voluntario y progresivo en elecciones locales desde los 16 y 17 años.

Invirtamos en democracia. Formemos a personas con sentido de pertenencia y compromiso con el país en el que habitan. Las niñas, adolescentes y jóvenes somos agentes activos de la sociedad y necesitamos que se nos reconozca como tales. No vamos a llegar a nuevas respuestas ni soluciones, si al mundo lo siguen mirando las mismas personas de siempre. Reconocernos es hacernos parte del presente y del futuro de Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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