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Feminismo post pandemia y espacio público: “Parece que no estuviera pasando nada porque no estamos en una intensidad de protesta” BRAGA créditos foto: Jonnathan Oyarzun/Aton Chile

Feminismo post pandemia y espacio público: “Parece que no estuviera pasando nada porque no estamos en una intensidad de protesta”

Javiera Bruna
Por : Javiera Bruna Fonoaudióloga y Comunicadora
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Prontas a conmemorar un nuevo día de la no violencia contra las mujeres, el movimiento feminista ha tomado nuevos causes desde los bullados actos de protesta que pretendían responder a la violencia y precarización de la vida de las mujeres en el espacio público. Dos años después del estallido social, tres activistas feministas -Isadora Castillo, Constanza Cifuentes y Paulina de Pablo- revisan el camino recorrido y proyectan el futuro de las organizaciones de cara al giro político que ha dado el país y a las próximas elecciones presidenciales, sumado en paralelo el trabajo de la Convención Constitucional en paridad.


Dos años nos separan del estallido social, momento histórico en que la ola feminista logró posicionar con fuerza sus demandas entre las prioridades del país. Sin embargo, el revuelo de las cientos de intervenciones y consignas desplegadas en el espacio público parecen haber sido acalladas por la llegada de la pandemia y el giro en las prioridades políticas del país. ¿Avances como el logro de la paridad en la Convención, neutralizaron el emplazamiento público del feminismo?, ¿qué ha pasado con el despliegue masivo del movimiento?, ¿volveremos a experimentar el fervor de intervenciones como “un violador en tu camino”? Son algunas de las preguntas que surgen en cuanto al impacto mediático actual del feminismo.

Lo cierto es que, si bien, la calle no ha sido el principal escenario del feminismo en lo que va del 2021, la articulación del movimiento continúa activo desde la intimidad de cada orgánica, quienes han utilizado el tiempo post pandemia para encargarse de tareas menos bulladas, pero fundamentales, tales como generar redes de contención para mujeres víctimas de violencia, asistir las consecuencias de crisis sociales a través de la organización de ollas comunes o la ayuda de migrantes en el norte, y por otro lado, reflexionar sobre lo sucedido en las grandes movilizaciones que antecedieron a la pandemia e incluso al estallido social.

Para profundizar sobre este tema, El Mostrador Braga conversó con Isadora Castillo integrante de la coordinación nacional de la Red chilena contra la violencia hacia la mujer, Constanza Cifuentes y Paulina de Pablo activistas feministas integrantes del movimiento Justicia por Nicole, quienes desentrañaron las experiencias vividas a partir de la arremetida feminista de mayo 2018 a la pandemia y además comentaron las actividades a las que se encuentran avocadas en cada agrupación.

El factor pandemia y el toque de queda

El feminismo organizado en la protesta social de octubre de 2019 lleva a cuestas una pandemia que trajo no sólo una gran crisis sanitaria, sino también un estallido de violencias y formas de precarización de la vida de las mujeres que no pasó inadvertida. Es por este motivo que la pandemia es fichada como una de las principales razones por las cuales la arremetida feminista fue conducida por otro cauce, cesando momentáneamente sus apariciones en la calle y concentrando sus fuerzas en otros espacios como los virtuales u otros más localizados y territoriales.

De esta forma, las intervenciones de artes performáticas como “un violador en tu camino” (de colectiva las tesis) son  -dos años después- un eco de lo que un día fue un cotidiano protestar. Sobre esto y la pandemia, la activista Constanza Cifuentes opina que, “la pandemia genera un agotamiento de un contexto de odio, de precarización máxima, de crisis sanitaria, de acrecentamiento de ciertas violencias y también de ciertas medidas represivas que se han implementado desde la perspectiva sanitaria. Por ejemplo, el toque de queda, yo creo que eso influye  mucho ya que las instancias de movilización o de asamblea requerían que volvieras a tu casa más tarde, eso ahora no ocurre de la misma manera y con la misma sensación de seguridad que tú podrías tener antes de la pandemia”.

Sobre lo mismo y profundizando en la perspectiva de las disidencias sexuales, Paulina de Pablo repara sobre las vulnerabilidades a las cuales se encuentran expuestas las personas pertenecientes a la comunidad en el espacio público, “también para mujeres y disidencias hay una implicancia respecto de eso, de cómo es el espacio público cuando hay medidas represivas, el peligro de lo que pasa cuando te detienen -ahí está la violencia política sexual y otras cosas más- hace que quienes habitamos este mundo desde lugares quizá más contra hegemónicos o las mujeres, niñas y niños, se empiecen a restringir de alguna manera, pero quizá eso también es una parte, porque también implica un reorganizarse a cómo nos agrupábamos colectivamente antes de que todo esto pasara”, propone.

Pese a esto, Isadora Castillo, representante de la Red chilena contra la violencia hacia la mujer, estima que en lo venidero se reanudarán las actividades en el espacio público. “Creo que de a poco se van a ir retomando estos espacios, porque claro, la marcha del 8M (2020) anterior a la crisis sanitaria fue una de las marchas más grandes que hubo en Chile desde el retorno a la democracia. Y en este periodo en que las cuarentenas no son tan estrictas, también hubo un uso del espacio público el 8M de este año que, si bien fue mucho menos significativo que años anteriores, igual hubo performance, mujeres que fueron de todas maneras a hacerse presentes y las organizaciones feministas también estuvieron ahí”, expresa.

Por otra parte, un nuevo día de la no violencia contra las mujeres está próximo a conmemorarse, este 25 noviembre trae un nuevo desafío para las mujeres y disidencias activas en la causa, “para este día se va a hacer una marcha en Santiago y en todas las comunas en que hay colectivas de la red, la idea es hacer una marcha a las 18:00 con carácter nacional y dar cuenta que hay articulación de organizaciones feministas en distintos territorios y tratar de ir volviendo a esa fuerza que había antes de todo lo que ha pasado”, manifiesta Isadora.

Y en la línea de los desafíos al movimiento feminista, no sólo regresar a la movilización constituye un objetivo, sino también la reflexión de lo pasado en miras a las proyecciones de futuro, “el cómo  proyectar estas reflexiones también tiene que ver con la sostenibilidad de un movimiento que lucha por justicia”, comenta Constanza y agrega que, “al mismo tiempo sabe que la justicia que conocemos no es justicia, entonces tenemos un gran desafío y cómo eso lo articulamos en los territorios va a ser fundamental. El territorio suele ser hostil para disidencias de género, para lesbianas. No es un espacio donde se llega fácilmente, son espacios que tienen un revoltijo de contradicciones patriarcales y muchas veces solemos quedarnos en el margen y esa marginalidad que ocurre muchas veces dentro de los espacios populares territoriales, nos impide plantearnos como visiblemente lesbianas y no relegar esa faceta, por tanto, tenemos un desafío en las articulaciones territoriales”.

El giro político en miras a la Convención Constitucional en paridad y las elecciones presidenciales

Para las entrevistadas, otro motivo que tendió a tranquilizar las aguas de la protesta feminista en la calle es el avance hacia lo institucional marcado por el trabajo de la convención en paridad y las elecciones presidenciales 2021, momento político que, además, debería ser utilizado para reflexionar sobre lo ocurrido hace dos años atrás.

“Este tema de las revueltas y puntos de reflexión, de articulación son un poco como el mar, en el sentido en que no podría existir un continuo protestar porque llega un momento en que la protesta empieza a perder la reflexividad, no me refiero a que cuando uno protesta no está reflexionando porque una sale a la calle a gritar, a pegar propaganda, a pelear, pero me da la impresión que un continuo protestar sin un momento en que llevemos a nuestras colectividades la reflexión del qué es lo propio que estamos construyendo como poder, autonomía, justicia”, considera Constanza.

A lo que agrega, “muchas veces lo urgente supera a otras discusiones que fueron planteadas como urgentes, como lo que ocurrió con el acuerdo constituyente, esa urgencia quizá mutiló o entorpeció algunos esfuerzos de colectivización que pasaron a segundo plano, por supuesto la organización territorial antecede y sucede a la revuelta, pero aun así hay un momento de la revuelta en que hay una articulación territorial que resuelve temas importantes en las comunidades y sigue persistiendo aquello, pero parece que no estuviera pasando nada porque no estamos en una intensidad de protesta”, resaltan las representantes de Justicia por Nicole.

En esta línea, Isadora Castillo comenta algunas reflexiones obtenidas por parte de la red, “la convención constituyente y las elecciones que se vienen en dos semanas más, han cooptado bastante en términos mediáticos y públicos la conversación, por ejemplo, el año pasado que fue la campaña de ‘No tenemos ministra’ o el caso de Antonia Barra y Martín Pradenas, de alguna forma y a pesar de estar en cuarentena cuestiones que fueron afines o impulsadas por el feminismo estaban de todas maneras en términos mediáticos a pesar del encierro, en cambio este año no ha habido tanto posicionamiento”, argumenta.

El desgaste y el activismo por redes sociales

De acuerdo con lo compartido por las entrevistadas, las constantes interpelaciones a lo público y las diversas tareas propias de cada organización tienen como consecuencia inevitable el desgaste. “Pensamos que puede ser el mismo desgaste de las organizaciones, porque también hay que pensar que el año pasado muchas organizaciones se volcaron a ser contención de mujeres víctimas de violencia de género o también las ollas comunes, entonces quizá hubo mucha energía en tratar de hacer frente juntas a todo lo que implicaba la cuarentena para nosotras, entonces puede ser que ahí hay un desgaste de las mismas feministas y ahora estamos retomando y no en los momentos más intensos de la crisis, pensando que es una crisis que mayoritariamente afecta la vida de las mujeres”, reflexiona Isadora.

Por su parte Paulina cree que, “la pandemia además de encerrarnos y de llenarnos de distintos tipos de miedos facilitó la militarización y que se siguieran perpetuando otros tipos de violencias, entonces me sitúo desde el lugar en que yo no veo avances ni cambios en las políticas públicas institucionales, de hecho creo que el caso de Nicole (Saavedra) es lo mismo, porque se desconoce el crimen de odio (…) entonces se repite el negacionismo tan propio de la historia de Chile y lo vamos viendo en distintos momentos o contextos” y agrega para cerrar este punto que, “el activismo sigue en la calle, pero también la pandemia nos mostró la necesidad de la reflexión política, o sea además del activismo, ¿qué pasa como movimiento en lo reflexivo, en la ética, en lo afectivo? Porque un movimiento político también está cruzado por los afectos, por muchas vivencias y por muchos territorios”.

Finalmente, Constanza destaca la forma en que las plataformas digitales ayudaron a sostener el movimiento en el encierro, “La pandemia nos ha enseñado algunas herramientas de movilización que antes no teníamos, por ejemplo, la organización a distancia, en el caso de nuestro movimiento Justicia para Nicole, le hemos sacado el jugo ya que hemos podido juntarnos a hacer reuniones con compañeras que están en otros territorios, cosa que antes era imposible o teníamos que esperar a instancias de encuentro presencial, entonces ahí se abren dos betas, por un lado el espacio público -que como lugar es más hostil quizá que antes, pero también es un espacio cibernético que se puede utilizar como herramienta política y como espacio que nos ha traído muchas acciones, muchas reflexiones”, cerró.

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