Publicidad

‘Chile Contigo’: Malas noticias para el equipo comunicacional de Bachelet

A pocos días de la salida a circulación del nuevo sistema de difusión gubernamental, analistas de medios y comunicaciones evalúan la vigencia, relevancia y efectividad de esta iniciativa, además de revisar los asistentes de comunicaciones que rodea a la Presidenta y las diferencias de estilo con su antecesor, Ricardo Lagos.


Pero será el diario La Nación en su versión dominical el que llevará inserto entre sus páginas la materialización del proyecto iniciado por el director de la Secretaría de Comunicación y Cultura (Secocu), Juan Carvajal. Luego de la persistente negativa del anterior vocero de Gobierno, Ricardo Lagos Weber, de llevar a cabo la publicación, fue el recién llegado Francisco Vidal quien dio el vamos a los planes de Carvajal.

Sobre «Chile Contigo» muy poco se sabe. El secretismo ha rondado su producción y, hasta ahora, sólo se conoce su nombre, su carácter mensual y que tendrá un tiraje de 200 mil ejemplares, de los cuales 20 mil irán adjuntos a la La Nación Domingo y el resto será distribuido a través de las intendencias. Otros datos: cada número tendrá un valor de 8 millones de pesos y la editora general será la periodista Paula Jarpa.

Aún así, el hecho de que el gobierno de Michelle Bachelet plantee la creación de un medio escrito como canal de difusión de sus actividades y logros suscita a opiniones y análisis de todo tipo. El Mostrador.cl consultó a diversos profesionales vinculados al estudio de las comunicaciones, para realizar un análisis a priori de esta nueva publicación estatal.

«Creo que atenta contra cualquier principio de libertad de expresión y de lo que uno entiende como democracia», comienza diciendo el sociólogo, periodista, profesor e investigador de la Universidad Diego Portales, Arturo Arriagada.

«Así como a las dictaduras se les critica cuando cierran o toman el control de distintos medios de comunicación, en un régimen democrático, que un gobierno decida crear un medio y distribuirlo con la plata de todos los chilenos me parece igual de autoritario. Finalmente el objetivo es el mismo: tratar de omitir tus errores y comunicar tus logros», asegura.

Para el gerente de estudios de Conecta Media Research y Magíster en Medios de LSE, Luis Argandoña, editar un diario desde el Gobierno «es una manera muy poco sofisticada de poner sus logros en el dominio público. Significa reconocer la propia falta de habilidad para mostrar las fortalezas de la gestión a través de los medios relevantes y revela que comparten el diagnóstico: que el Gobierno es bastante menos malo de lo que logra aparecer en la prensa».

«Este tipo de ideas suelen ser muy mal vistas por las elites y por el mundo de los medios, pero tiendo a pensar que al gran público le importa muy poco esta discusión», precisa Argandoña.

Ciudadanos y credibilidad

«Si tienen los recursos y están dispuestos a hacerlo, es legítimo que lo hagan», dice el periodista y diputado, ex PPD, Esteban Valenzuela. «Pero me parece una idea bastante anticuada, yo creo que el tema de la ciudadanía no es un discurso, es cultivar una especie de mensaje a la comunidad y la gente. Un gobierno ciudadano es un gobierno descentralizado, donde hay audiencias públicas y rendición de cuentas públicas, las entidades son colegiadas, etc.», asegura.

Para Andrés Azócar, periodista y director de la Escuela de Periodismo de la UDP, pensar en hacer un diario de gobierno «claramente es no entender nada sobre la evolución de los medios hacia atrás y lo que viene hacia delante. Los fundamentos principales de los medios de comunicación son la credibilidad, que es el daño más grande que están teniendo en ventas los diarios tradicionales».

Algo en lo que coincide el periodista y académico de la Universidad de Chile, Eduardo Santa Cruz. «Va a tener un carácter propagandístico evidente, lo cual siempre va a restar credibilidad», asegura, y a su opinión se suma la de Argandoña, quien cree que «este tipo de estrategias tiene una efectividad muy acotada porque, en busca de una luz más favorable, se sacrifica credibilidad y relevancia».

«Hoy en día, por cómo está dado el consumo de medios de comunicación y también por cómo está la oferta de medios, es completamente inexplicable que se quiera apelar a los ciudadanos y a audiencias que están bombardeadas de información a través de un medio y con canales de difusión que son bastante discutibles», asegura Arriagada.

«El Gobierno tiene que ser inteligente en ese sentido. Éste es un país que está dominado por la televisión, donde los chilenos se informan a través de ella», y afirma que «Chile Contigo», «es lo más cercano a la clásica historia del alcalde que se compra el diario de una comuna para dar a conocer la obra que está haciendo».

«Si uno ve las tendencias sobre cómo se difunden las actividades, claramente no tiene ningún sentido hacer un diario. Porque los diarios se leen poco y porque hay una competencia con diarios gratuitos que tienen una información un poco más equilibrada que un diario de gobierno», dice Azócar.

Y asegura que «los diarios que están ligados a una institución o un gobierno tan deliberadamente, no tienen ningún fin. Finalmente lo que hace a un diario grande, importante, son sus contenidos. Y es probable que un diario sobre el que ya sabemos que va a tener un sesgo de difundir las actividades del gobierno, aunque sea gratuito, el nivel de lectoría va a ser bajo».

En todo caso, Argandoña cree que la idea de esta publicación no es que los lectores se apasionen con ella. Por lo tanto, para sus creadores, «si alcanza la efectividad de un folleto, es decir, si se logra que la gente al menos lo vea, pienso que se darán por satisfechos».

El estilo Bachelet

«El Gobierno, con todas las actividades que hace, no necesita difusión adicional», dice Andrés Azócar. Según el director de la Escuela de Periodismo de la UDP, el gobierno de Bachelet no sabe cómo generar sus propias noticias, porque ellos presuponen que los medios tradicionales, como son de oposición y ligados a la derecha, no van a difundir las actividades del gobierno que son importantes».

Para Arturo Arriagada, la iniciativa comunicacional «es retroceder 50 años» y refleja fielmente la que considera como una gran debilidad del gobierno de Bachelet: «que no sabe comunicar. «Ella lo hace muy bien, se comunica muy bien a través de una empatía y una cercanía que tiene como gran capital político. Logra contactarse con los chilenos y, más allá de las encuestas, la gente la escucha y se sensibiliza con ella. Pero esto demuestra que el equipo y los gurúes comunicacionales que la rodean no entienden nada de lo que es comunicar», dice.

Luis Argandoña cree esta medida «es parte del pragmatismo con que el Gobierno parece estar afrontando su ‘segundo tiempo'» y que, dado que los medios tradicionales también son actores políticos con sus propias agendas, «me parece legítimo que los gobiernos traten de comunicar sus mensajes lo menos mediatizadamente posible».

«Los medios no son tu enemigo, pero tampoco son tus amigos. Son medios de comunicación, y en ese sentido uno tiene que saber qué informa y qué omite», dice Arriagada. «Tenemos encargados de comunicaciones del Gobierno que no saben nada de cómo funcionan los medios. Critiquemos a Tirón y a Halpern por muchas cosas, pero no los podemos criticar porque no sabían o porque no construyeron políticas comunicacionales. Ellos comunicaron los valores que tenía la Concertación desde sus inicios a través de los gobiernos y los presidentes que pasaron», asegura.

Azócar cree que con la publicación de «Chile Contigo» es probable que «algo quede» en los lectores. «Pero creo que el esfuerzo en comparación con el resultado va a ser mayor. Al gobierno le falta aprovechar su propia agenda para marcar la pauta. No creo que un diario sea la mejor manera de comunicar. Una mejor forma sería Internet con un sitio con informaciones y servicios», es su diagnóstico. Similares son las ideas de Esteban Valenzuela: «tendría más valor ponerle banda ancha al pueblo, sería la mejor política de difusión».

«Lo que el gobierno tiene que hacer es comunicar a través de distintos canales, que son los distintos medios que hay», comenta Arriagada. «Y si tus temas son complejos para las líneas editoriales de ciertos medios, tienes que tratar de sobrepasar esos filtros. Entendemos que los medios son filtros de información que te sacan una foto de una realidad X y te muestran esa foto. Tu pega es hacer que la foto que sale es la donde sales más bonito».

______________

ADEMÁS:

Lagos v/s Bachelet, la inevitable comparación

Publicidad

Tendencias