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Estreno de “Katia Kabanova”: La mirada rusa del cineasta Pablo Larraín, a las disyuntivas morales del Chile actual Funciones comienzan el próximo viernes en el Teatro Municipal de Santiago

Estreno de “Katia Kabanova”: La mirada rusa del cineasta Pablo Larraín, a las disyuntivas morales del Chile actual

La exhibición por primera vez en el país, de este “clásico” contemporáneo compuesto por el checo Leoš Janáček, marcará el debut del realizador de “No”, a cargo de la puesta en escena de un título de ópera, siguiendo el ejemplo de otros directores como Woody Allen y Michael Haneke. En compañía de la Orquesta Filarmónica y su conductor, el ruso Konstantin Chudovsky, el coro del recinto de calle Agustinas y un elenco donde destacan las voces femeninas de Dina Kuznetsova y Susanne Resmark, este montaje promete ser el evento musical y dramático de la temporada.


Afuera rugen los buses del Transantiago, y los sonidos habituales de la ciudad. Pero los penetrantes y logrados agudos de la soprano Dina Kuznetsova, sobresalen en la magia de los ensayos que por estos días, se llevan a cabo al interior del Teatro Municipal de Santiago. Así se preparan los detalles de lo que será el inicio del año lírico, en las tablas del principal escenario de la capital.

“Tiene una inmensa resonancia en nuestra sociedad actual. La religión, la culpa y la presión social de responder a un canon, y la consiguiente tortura psicológica que conlleva desafiarlos, hacen de ésta una pieza moderna e inesperadamente cercana a lo que sucede hoy en Chile”, piensa el cineasta Pablo Larraín, acerca de la obra que el músico checo Leoš Janáček, concibió hace casi 100 años, en 1921.

El oficio fílmico del director chileno marcará las coordenadas de lo que será la  puesta en escena de Katia Kabanova. Y lo hará mediante un concepto visual, que pródigo en efectos especiales sacados del lenguaje cinematográfico, estará en íntima relación con la intensidad emocional de la historia, la que busca resaltar el vínculo simbólico que nace entre la naturaleza y los comportamientos morales del hombre.

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Foto: Patricio Melo

Un nutrido y versátil equipo de artistas visuales ha acompañado al director de Prófugos en el despliegue de esta idea: el escenógrafo Pablo Núñez, Monserrat Catalá diseñando el vestuario, José Luis Fiorruccio manejando los grados de la iluminación, Cristián Jofré en la doble labor de la dirección de arte y el diseño digital y José Vidal, a cargo de la coreografía entre los intérpretes.

El elenco de esta producción tiene categoría internacional, afirma la crítica. El timbre de la soprano ruso-americana Dina Kuznetsova, sin ir más lejos, resultó descrita por el diario francés Le Figaro, como “seductora y cautivante”. Ella cantará el rol protagónico, mientras que la experimentada mezzosoprano sueca Susanne Resmark, personificará a la suegra de Katia, en un rol que interpretó recientemente en su país.

Los tenores norteamericanos Richard Cox y Steven Ebel, asimismo, encarnarán al esposo y al amante de Katia en esta trama de adulterio, pasión y tragedia. El reparto lo completarán Alexander Teliga, Tansel Akzeybek, los cantantes nacionales Evelyn Ramírez, Claudia Lepe, David Gáez y Lina Escobedo, y el Coro del Teatro. El director titular de la Orquesta Filarmónica de Santiago, el ruso Konstantin Chudovsky, en tanto moverá la batuta y sus compases.

De la fotografía del cine a los cuadros de la ópera

A contar del viernes, presenciaremos un doble estreno. El de Pablo Larraín en la ópera y el de las propias plateas del Municipal, que acogerá por primera vez el drama de Katia Kabanova.

La pieza se basa en la obra La tormenta (1859), que el dramaturgo ruso Alexander Ostrovsky, escenificó en un poblado al lado del río Volga. Al respecto, Pablo Larraín aduce: “Toda la ópera, por lo tanto, está cruzada por este entorno frío, en la desembocadura del afluente, en el norte de Rusia, donde la naturaleza, los árboles y las lluvias, dominan el paisaje. Hay nieve y hielo. Queremos transmitir ese frío en la propuesta, pero con la intención de acercar al espectador a este universo. Antes que nada, hay aquí una provocación”, arremete.

Para Katia Kabanova, donde la naturaleza es clave, se prescindirá de una escenografía de corte clásico: se privilegiarán los códigos cinematográficos, a cargo del escenógrafo Pablo Núñez y del director de efectos especiales, Cristián Jofré.

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“Lo que tenemos son cuatro pantallas que muestran animación: cada una de las escenas tiene movimiento, vida. No se trata de fotos, sino que de secuencias que van variando de acuerdo a las acciones de los protagonistas. Es una propuesta que viene desde lo fílmico. Se mezcla, también, con una gran luz blanca que ilumina a los cantantes desde abajo. Me parece que así se crea un dramatismo que conectará con el público. La palabra final la tendrá la audiencia, la que deberá completar con sus reacciones lo que nosotros les propondremos en el escenario”, asume Pablo Larraín.

Espejo moral de una sociedad represora y partitura musical de avanzada, el cineasta de Tony Manero escogió a Katia Kabanova, a fin de trasladar sus motivaciones artísticas desde el cine a la ópera. En esa lista de valientes, sobresalen el estadounidense Woody Allen, el alemán Werner Herzog y el austriaco Michael Haneke. “Hay un territorio común en esto. Por alguna razón no se dedican al ballet. Hay algo de espíritu renacentista en unir la música, los decorados, y el teatro. Y ese poder de complejidad sólo lo tienen la ópera y el cine”, cierra el director.

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