La minería se está moviendo rápidamente hacia la automatización de los procesos, y esto lleva a que hoy en día muchos trabajadores deban operar en salas con un montón de pantallas que deben monitorear. Comprender estos múltiples fenómenos será tarea del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI) de la Universidad de Chile y el Centro de Excelencia Minera SMI-ICI Chile, de la Universidad de Queensland para entender la relación entre lo que el cerebro ve y necesita ver. Y esto será posible gracias a esta colaboración entre distintas disciplinas, como la minería y la neurociencia.
Un acuerdo de colaboración entre el Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI) de la Universidad de Chile y el Centro de Excelencia Minera SMI-ICI Chile, de la Universidad de Queensland, Australia, permitirá el desarrollo de investigaciones en neurociencia relacionadas a la actividad minera de nuestro país. Tras sellar su acuerdo, ambas entidades definieron las primeras líneas para un portafolio de proyectos, enfocadas en materia de seguridad y salud ocupacional, que estarán destinados a impulsar mejoras en la productividad del sector. Las potenciales iniciativas serán compartidas en las próximas semanas con actores de la minería pública y privada, donde se llevarán a cabo los estudios para mejorar fenómenos relacionados con la actividad de trabajadores en sus ambientes laborales.
“Tenemos un gran conocimiento concentrado en neurociencia. Hay investigadores que conocen muy bien sobre cómo los seres humanos respondemos frente a estímulos, cómo se puede relacionar la operación de una máquina con el sistema nervioso de la persona, y cómo se manejan grandes cantidades de datos y pueden ser utilizados a distancia. En esas áreas podemos encontrar vinculación con la minería en ámbitos como salud, prevención y monitoreo. Saber monitorear de mejor forma la fisiología humana, es decir, el funcionamiento del organismo, puede ser útil para prevenir situaciones que ocurran en una actividad compleja como es la minería”, subraya Andrés Couve, director del BNI.
Será la primera experiencia en el mundo minero de BNI, un programa de la Iniciativa Científica Milenio que agrupa a científicos chilenos de nivel internacional en 17 laboratorios. Couve estima que el acercamiento representa una oportunidad para la transferencia de conocimiento de las exploraciones de la estructura y función del cerebro que se desarrollan en el Instituto para ayudar a resolver brechas de seguridad y salud que afectan la productividad del sector minero. Para ello, la organización científica aportará su conocimiento de vanguardia en áreas como la biotecnología, neurométrica, telemedicina y control motor, algunas de sus líneas de investigación.
El director ejecutivo de SMI-ICE Chile, David Mulligan, explica que uno de los principales objetivos de la alianza es construir vínculos entre las investigaciones que la Universidad de Queensland desarrolla en su Centro de Seguridad y Salud de la Industria Minera (SMI-MISCH) en Australia, a través del cual están buscando aportar en áreas relacionadas con la interacción entre los trabajadores y maquinarias, y los mecanismos de control en las operaciones. Australia es una de las principales potencias a nivel mundial en minería, tanto por sus capacidades extractivas como por el desarrollo de tecnología e innovación en esta industria.
“La minería se está moviendo rápidamente hacia la automatización de los procesos, y esto lleva a que hoy en día muchos trabajadores deban operar en salas con un montón de pantallas que deben monitorear. Comprender estos múltiples fenómenos es realmente importante para entender la relación entre lo que el cerebro ve y necesita ver. Y esto será posible gracias a esta colaboración entre distintas disciplinas, como la minería y la neurociencia. Otra gran contribución de este acuerdo es que podremos llevar a cabo proyectos, usando nuestras redes con la industria, que nos permitirán aprovechar el conocimiento y el talento del mundo académico para una aplicación concreta en las actividades mineras. Y ésa es, igualmente, una oportunidad muy significativa”, señala el ejecutivo australiano.
Neurociencia para la gran minería
SMI-ICE Chile forma parte del programa “Atracción de Centros Internacionales de I+D de Excelencia para la Competitividad” de CORFO. Su propósito es mejorar la productividad y gestión ambiental de las operaciones mineras en el país a través del desarrollo de innovación, tecnología y plataformas de capacitación. Su alianza con el BNI se enmarca en una de sus tres líneas de trabajo: la de productividad, enfocada en el fortalecimiento de las condiciones de seguridad y salud ocupacional como un factor clave para cerrar las brechas de desempeño de los trabajadores.
Sebastián Reyes, Director de Innovación y Transferencia Tecnológica de BNI, remarca que el acuerdo “abre una puerta para integrar investigación de excelencia en neurociencia en el sector minero, uno de los más importantes de la economía nacional, donde no habíamos podido llegar a nivel de transferencia y proyectos aplicados. Hemos generado un portafolio de perfiles de proyectos y nos estamos reuniendo con distintas empresas mineras, privadas y públicas, para dar a conocer cuáles son los posibles desafíos que podemos abordar en conjunto”.
La apuesta de BNI radica en llevar la neurociencia como un elemento de mejora a la competitividad del sector, poniendo al servicio de la industria su liderazgo que se evidencia en más de 285 publicaciones científicas de alto impacto desde su creación el año 2011, gracias a la labor de sus 17 grupos de investigación. “Nos enfocaremos en solucionar problemas actuales de seguridad y salud en minería entendiendo íntimamente los problemas. Esa será nuestra forma de trabajo”, puntualiza Reyes.
Couve explica que las soluciones vendrán cuando se pueda comprender en profundidad tanto la investigación como las necesidades del sector. “Desde el BNI estamos apostando a que en conjunto con un organismo que entienda la producción, como lo es SMI y las empresas, podamos hacer investigación que permita llevar un producto a implementarse en el sector minero. Haremos investigación de primer nivel en conjunto con SMI-ICE para que desde ahí surjan potenciales soluciones. Esperamos aportar con una nueva mirada a los problemas o desafíos de productividad de la industria”.
El aporte de la neurociencia en este ámbito forma parte de los proyectos estratégicos que busca impulsar el centro australiano en el ámbito de la seguridad y salud de los trabajadores, como un factor clave para la mejora del desempeño de la industria. “Hay un lazo fundamental entre la productividad y la participación humana en el desarrollo de nuestra productividad en minería. Podemos crear un entorno más seguro con menos lesiones de tiempo perdido si las personas pueden entender mejor el entorno en el que operan. Tener menos errores en una operación real es el resultado de un adecuado vínculo entre la gestión de la salud y los riesgos de las personas con la productividad”, añade David Mulligan.
Agregar valor a medida
Si bien la industria minera chilena tiene un nivel de actualización y desarrollo avanzado, muchas de las herramientas para mejorar la productividad de los trabajadores son creadas en el extranjero. Varinka Farren, Gerente de Operaciones SMI-ICE, considera que la neurociencia chilena puede aportar a que esas soluciones estén mejor adaptadas al contexto local, resolviendo problemas como la fatiga o el estrés, cuyo impacto está en mejorar la continuidad operacional y la prevención de accidentes, en tareas como las salas de control.
“Generalmente vemos la minería desde el punto de vista de la productividad, pero la productividad también se relaciona a cómo la gente está trabajando y con su calidad de vida. Lo que buscamos es entender la realidad local porque hay soluciones que existen pero que no son hechas a la medida de la minería nacional. En cambio acá estamos apostando por crear soluciones particulares, haciendo investigación en un contexto real y no en el laboratorio. Y eso le dará un valor agregado”, asegura la ejecutiva.
Rodrigo Vergara, científico del área de Innovación de BNI, plantea que la vinculación puede contribuir a mejorar aspectos de productividad y seguridad ligados a la función de personas en las operaciones. “En general, la minería tiene un proceso súper actualizado y si bien las condiciones en términos de seguridad y contención son bastante buenas, creemos que la investigación científica de excelencia tiene mucho que hacer en áreas como por ejemplo la mitigación del estrés en personas que trabajan en condiciones muy particulares: altitud, se encuentran socialmente asilados, en faenas que operan 24/7 o tienen turnos exigentes. Observamos espacios de mejora en la optimización de las condiciones en que se le presenta la información a una persona, bajo qué condiciones, o cómo la calidad del tiempo trabajado puede reducir los riesgos”.
Según Vergara, “la neurociencia puede entregar una mejor comprensión de aspectos que son claves para mantener una salud mental para una persona que se desempeña en minería, y que eso tenga un impacto en su productividad. Al ser investigación científica de alta calidad puede agregar valor a las soluciones ya existentes. Hay una gran probabilidad de mejorar en términos de data science, sobre qué y cuánta información se le presenta a las personas, y de qué manera la recibe para que sea más eficiente en su trabajo”.