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La charla premium de la COP25: la Patagonia chilena como refugio del cambio climático y las ballenas contra el calentamiento global CULTURA

La charla premium de la COP25: la Patagonia chilena como refugio del cambio climático y las ballenas contra el calentamiento global

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Rodrigo Hucke-Gaete será parte de una panel que debatirá el tema este miércoles en el marco de la COP25 en Madrid, junto a la conocida oceanógrafa Sylvia Earl. «El objetivo de la exposición es hablar de por qué la Patagonia es relevante desde la perspectiva del cambio climático en el escenario de que podamos definir refugios climáticos, y su rol también como un laboratorio natural para Chile, y para poner a prueba muchas de las ideas respecto de estas zonas», explica el especialista.


El papel de la Patagonia y las ballenas en la lucha contra el calentamiento global será el tema de una exposición a realizarse este miércoles en Madrid, en el marco de la cumbre climática COP25.

El científico chileno Rodrigo Hucke-Gaete, junto a Sylvia Earl, oceanógrafa de talla mundial, debatirán en el panel “Patagonia, refugio para el cambio climático y laboratorio natural para la ciencia aplicada a la conservación”, cuyo objetivo central es visibilizar la importancia de la región patagónica a nivel mundial como un “refugio climático” y los esfuerzos actuales para su protección.

«El objetivo de la exposición es hablar de por qué la Patagonia es relevante desde la perspectiva del cambio climático en el escenario de que podamos definir refugios climáticos, y su rol también como un laboratorio natural para Chile, y para poner a prueba muchas de las ideas respecto de estas zonas», explica el especialista.

El evento se desarrollará entre las 10:15 y las 11:45 horas de España, en el Pabellón de Chile, en la Zona Azul de la COP25.

Reconocimiento mundial

Hucke-Gaete es un destacado investigador de los mares de la Patagonia, especialista en el estudio de ballenas. Por sus logros científicos y de apoyo a la toma de decisiones para la conservación de los mares de la Patagonia, ha sido reconocido a nivel nacional e internacional, destacando el Sello Bicentenario de Chile y el Whitley Gold Award de la Whitley Fund for Nature, este último considerado uno de los principales reconocimientos para conservacionistas a nivel mundial.

Recientemente, Hucke-Gaete y el equipo científico del Centro Ballena Azul y de la Universidad Austral de Chile participaron como coautores del informe de la mesa de Oceános que la comunidad científica nacional entregó al Gobierno, para el establecimiento de nuevos Compromisos Nacionalmente Autodeterminados (NDC) por parte de Chile en el marco de los Acuerdos de París.

Su aporte se puede revisar en la “Medida 4: Refugios climáticos marinos como soluciones basadas en la naturaleza”. Este informe fue liderado por la científica Laura Farías, con la participación de más de 40 científicos.

Refugio climático

Hucke-Gaete explica que los refugios climáticos son zonas que por sus características propias podrían ser más resilientes, es decir, aguantar más, en virtud de un escenario como el actual de cambio climático.

«Se postula que Patagonia es uno de esos sectores, según los modelos de calentamiento global», comenta.

Actualmente, se habla de que Patagonia podría tener un tiempo mayor de resiliencia a los fenómenos que están afectando a nivel global. Mientras Europa sufre con las alzas de temperatura, grandes olas de calor e incendios, en la Patagonia se ven cambios pero no tan dramáticos como los que se están observando en otros lados del mundo.

Las aguas de la Patagonia además retienen carbono, algo central en la lucha contra el calentamiento global, resalta.

«La Amazonía, por ejemplo, fue un refugio climático durante la última glaciación. No le afectó tanto. Por lo tanto, se convirtió en un refugio para muchas especies, que al competir por habitar este nuevo lugar, lo transformaron en un centro de biodiversidad global. Lo mismo puede pasar con Patagonia, en mar y en tierra, donde animales y plantas encuentran condiciones apropiadas para seguir subsistiendo», resalta.

Patagonia desprotegida

Para asegurar este papel es importante la protección de la Patagonia. El científico chileno apunta que, si bien el 40% a 50% de la Patagonia en tierra firme está bajo algún tipo de protección dentro del sistema de áreas protegidas del Estado, en muchos parques naturales o reservas naturales hay muy poco monitoreo. «Muchas no tienen área de manejo ni financiamiento para eso», lamenta.

«Hay algunas iniciativas con Pew y Tumpkins Conservation con un fondo para aportar a la fiscalización, pero mayormente es la ley de la selva. Se siguen otorgando licencias para la salmonicultura. Falta mucho por hacer», subraya.

Por otra parte, el área marina está al debe de forma considerable. No hay más de un 4% de áreas protegidas, más allá de la recientemente creada área protegida en Magallanes, con el Mar de Drake y las Islas Ramírez, advierte.

Estado insuficiente

Por eso, el experto cree que el Gobierno debe velar por subir el estándar de lo que considera parque nacional. «No puede ser que estemos al debe con zonas tan importantes, hay que optimizar los sistemas», exige.

«Hay que darles carne a los planes de manejo, ponerles mucha ciencia, mucho monitoreo y más fiscalización. No puede quedar todo simplemente en un papel, y eso debe ser liderado por el Estado, respaldado por la ciencia, las ONG, la sociedad civil, el sector turístico», acota.

Destaca que en otros lugares del mundo se cuida en tipo de lugares porque son la fuente de ingreso de muchas comunidades.

«Tiene que haber un cambio de conciencia sobre las maravillas naturales que tenemos en Chile», remata.

Gentileza de Rodrigo Hucke-Gaete.

Rol de las ballenas

Finalmente, el científico también destaca que en relación con el cambio climático, las ballenas podrían cumplir un rol sumamente relevante dentro de los procesos ecológicos que se desarrollan en el área, dentro de la cadena trófica, que resulta gravemente afectada cuando falta uno de sus miembros.

Específicamente, en el caso de la Patagonia se ve una recuperación de varias especies, como la ballena jorobada y la azul. Esta última come entre dos y ocho toneladas de kril al día, un pequeño crustáceo de la zona. Al comer en profundidad, pero defecar en superficie, cumplen un rol clave como fertilizante, ya que expulsa un líquido lleno de nutrientes que es procesado por el fitopláncton, que a su vez absorbe gran cantidad de CO2 y produce oxígeno.

Como la expectativa de vida de la ballena está entre los 70 y los 200 años, cada ejemplar asegura una operación de larga data en este sentido. Además, cuando muere se lleva al fondo del mar de 100 a 200 toneladas de carbono.

«La ballena es un elemento sumamente importante para la redistribución y flujos de carbono», sintetiza Hucke-Gaete.

En relación con esta especie, Patagonia además es clave como laboratorio natural, ya que mientras en el resto del mundo especies como la ballena azul suele estar muy lejos de la costa y es difícil estudiarla, allí puede hallarse a solo dos kilómetros de distancia, concluye.

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