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Escritora Libia Brenda del Cúmulo de Tesla: la unión entre ciencia y arte CULTURA

Escritora Libia Brenda del Cúmulo de Tesla: la unión entre ciencia y arte

La escritora mexicana –nominada en 2019 a los Premios Hugo, los reconocimientos más importantes de la ciencia ficción en el mundo– opina sobre dicho género, tiene una mirada muy aguda al hablar de lo que a las personas nos intriga, de lo que hay más allá de lo obvio. «Para imaginar cómo podríamos vivir de tal modo que frenáramos el desastre climático, qué nuevos modos de existencia, distintos y mejores a los de ahora, podríamos implementar para que no se hicieran realidad los escenarios desolados y facilones del posapocalipsis arenoso y caníbal». Libia forma parte de dos grupos de conversación entre escritoras y escritores, el Cúmulo de Tesla y la MexiCona, donde se deambula en la ciencia y el arte, literatura especulativa, fantástica, ciencia ficción, fantasía y horror.


-¿Cómo fue entraste en el mundo de la literatura?
-Leyendo. Parece una respuesta simple, pero no lo es. Tampoco es algo único: uno empieza escuchando anécdotas en la niñez; si tiene suerte, la mamá o el papá o una tía o abuela leen en voz alta. Luego, en la escuela (quizá), empieza a leer cuentos y libros ilustrados y así se va haciendo el hábito de leer y de buscar historias. Y si tiene mucha suerte, el hábito sobrevive a la adolescencia. En mi caso concreto, no fue del todo así, pero más o menos. También es que desde niña inventaba cosas en mi cabeza y se me quedó la costumbre.

 -¿Y por qué la ciencia ficción ? ¿Qué es lo que te vincula a este género?
-Siempre digo que la ciencia ficción es mi casa. Es un espacio para imaginar, para tomar riesgos narrativos, para especular, para plantear escenarios probables. Me atrae todo eso. Ahora, no sé si “me he especializado”, porque no soy académica, por ejemplo. También es cierto que la leo mucho más de lo que la escribo. Me interesa muchísimo escribir sobre viajes en el tiempo, universos que no son exactamente este, pero se le parecen, y sobre la condición humana en distintos escenarios. Pero escribo relatos que son también un poco fantásticos, así mezclo varios elementos. Pero leo ciencia ficción y me siento muy a gusto habitando mundos de ciencia ficción.

-Muchas veces la ciencia ficción ha sido considerada un género menor. ¿Cómo rebates esa idea?
-La respuesta a esa sola pregunta da para tesis doctoral. A ver si puedo abreviar la mía: en parte hay un malentendido prestigio de la literatura mimética (realista) que pasa por un montón de prejuicios culturales y que aboga, por ejemplo, por que la literatura “refleje la realidad fielmente”, como si fuéramos Balzac y el mundo fuera la Francia de los 1800; además de que también aboga por un imperio de lo “racional” por sobre lo subjetivo. Luego está el asunto de la edición comercial: las revistas que inicialmente publicaban ciencia ficción en Estados Unidos (hace casi cien años) eran revistas poco prestigiosas en el mundo literario y también es verdad que, como todo buen emprendimiento capitalista, en algún momento del siglo XX la ciencia ficción se convirtió en un artículo de consumo producido masivamente y, por lo tanto, se vendía mucho y no todo era de la mejor calidad. Es un estigma que se arrastra casi desde que nació el término que engloba el género, pero, si nos fijamos, quienes escribieron ciencia ficción antes de que tuviera esa denominación eran personas prestigiosas en los anales de la literatura, como Mary Shelley o Sor Juana Inés de la Cruz o Julio Verne.

-¿Cuál es la importancia de la ciencia ficción en el mundo actual, donde además se han hecho realidad algunos de los tópicos del género en libros y películas, como una pandemia?
-La misma importancia que tenía desde antes: es una manera de habitar el mundo y de hablar del presente esto no me lo inventé yo, lo dice gente con credenciales y prestigio, como Ursula K. Le Guin. Que se “hayan hecho realidad” algunos de esos tópicos refleja que la ciencia ficción tiene una mirada muy aguda y también habla de que a las personas nos intriga lo que hay más allá de lo obvio. La pandemia de ahora no solo la imaginó la ciencia ficción, la OMS llevaba años pidiendo que los gobiernos se prepararan, es algo cíclico y ha sucedido antes. También va a volver a suceder y, si de algo “sirve” la ciencia ficción que no tiene esa obligación, en un sentido simplón y utilitario, como ninguna forma de arte, que sea para imaginar cómo podríamos vivir de tal modo que frenáramos el desastre climático, qué nuevos modos de existencia, distintos y mejores a los de ahora, podríamos implementar para que no se hicieran realidad los escenarios desolados y facilones del posapocalipsis arenoso y caníbal, por ejemplo.

-¿Cuál es el vínculo de ciencia y arte? ¿Cuál es tu experiencia en el trabajo conjunto de literatos y científicos? ¿Cómo se retroalimentan?
-Respuesta brevísima a un asunto que da para un tratado completo y mucha gente podría responder a esto mejor que yo: creo que la ciencia y el arte requieren igualmente creatividad, imaginación, técnica y disciplina. Necesitan alimentarse del mundo que les rodea y dialogar con ese mundo. El racionalismo a ultranza convirtió a la ciencia en una especie de sellito de aprobación, y al arte, en una suerte de loco de la colina, pero ambas ramas del conocimiento son igualmente valiosas para el desarrollo humano. Y, vuelvo a insistir, estoy siendo reduccionista, pero no hay espacio para más.

-Por favor cuéntanos un poco la historia (origen, integrantes) de Cúmulo de Tesla. ¿Cuando y dónde nació? ¿Quienes lo integran? ¿Cuál es su objetivo y actividades? ¿Cuáles han sido sus hitos y próximas actividades?
-Estas son muchas preguntas. Empezamos en 2014 o 2015 reuniéndonos en el Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) para dialogar e intercambiar conocimientos: gente de ciencia daba conferencias sobre temas complejísimos desde un punto de vista de comunicación de la ciencia; y gente escritora daba talleres de ficción y de creación de historias. Nos unió la ciencia ficción. Luego, nos conformamos en un grupo de gente amiga y nos reuníamos en la casa de Cisteyl y David (del área de biología) a comer hot cakes y hablar de libros, películas y cosas que nos gustaban. Nos fuimos convirtiendo en un grupo de trabajo y empezamos a dar conferencias y talleres. Nuestro objetivo es seguir conversando, en el sentido de que dialoguemos desde varias disciplinas científicas y artísticas. Este año, esperemos, saldrá un libro que hicimos de manera colectiva, pero ahí sí depende de la pandemia y los tiempos editoriales. Lo integramos varias personas y a veces somos más, otras, menos. Adjunto la lista del cúmulo en activo: Antígona Segura, Cisteil Xinum Pérez, David Venegas, Gabriela Damián Miravete, Libia Brenda, Alejandra Espino, Martha Riva Palacio Obón. Nuestro Twitter en el que siempre difundimos lo que hace cada quien: https://twitter.com/Cumulodetesla

-¿Y el  festival MexiCona?
-En 2019 empezamos a platicar con personas que habían participado en la MexicanX Initiative de hacer algo semejante, pero en México. Luego, cuatro escritoras decidimos hacer crear un espacio de conversación y nació la MexiCona: imaginación y futuro, una convención online sobre literatura especulativa, fantástica, ciencia ficción, fantasía, horror y un interesante etcétera en el porvenir en la que creadoræs, lectoræs y autoræs mexicanæs y latinoamericanæs que nos expresamos dentro de estos géneros conversamos sobre la imaginación y el futuro. El primer año que se hizo fue 2020 y este año preparamos una nueva emisión y otros espacios de creación de comunidad. Nos interesa mucho conectar con países latinoamericanos y con personas que se dedican a estos géneros literarios. La periodicidad es anual, y estamos construyéndola a cada paso. En el canal de YouTube se pueden ver todas esas conversaciones, y aquí, nuestro manifiesto: http://mexicona.mx/blog/

-¿Qué autoræs/obras de ciencia ficción de Chile destacarías, y por qué?
-No sé si puedo responder a esa pregunta con justicia. Para saber qué obras destacaría, tendría que conocer a fondo la ciencia ficción chilena y conozco poco por desgracia. Tengo noticia de autoras y autores como Camila Valenzuela y Claudia Andrade Ecchio; de Elena Aldunate una autora del pasado y de Julio Rojas, cuya serie en podcast arrasó a finales de 2020. También tuve la fortuna de acceder a Alucinaciones.txt de Editorial Puerto de Escape, donde vienen nombres como Jorge Baradit, uno de los más reconocidos en Latinoamérica, hasta Alejandra Costamagna. Una de las razones de que nos haga mucha falta entrar en contacto es que no necesariamente conocemos lo que se hace en otros países. Una autora que en México puede ser muy conocida, quizá no tiene presencia en Perú o en Colombia. De la misma manera, la literatura que se hace en Chile no siempre llega a latitudes mexicanas, pero estamos enmendando eso, solo que se requiere tiempo, mucha investigación y muchas recomendaciones.

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