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La poesía de Rodrigo Guzmán Barros: encuentro entre el número y el destino CULTURA|OPINIÓN

La poesía de Rodrigo Guzmán Barros: encuentro entre el número y el destino

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Incluidas en un díptico poético, estos 18 poemas del diario de la existencia poética a través de la cual la palabra cura o trasciende la realidad, nos invita a una confrontación personal con el Misterio de los Misterios, donde, como escribe el autor, «al final del recorrido / Todas las aguas desembocan en el mar eterno / Donde todo se transforma en energía cósmica».


La poesía es para Rodrigo Guzmán Barros, tanto arte de la imaginación, como de la palabra, y además terapia del ser.

En Amor cósmico, la apuesta de la existencia se coloca en primer plano en un estilo librado de trivialidades y efectos de las figuras, en el que la imagen poética viene siendo generada por y desde la vida vivida en el presente y la vida soñada en el pasado o en el futuro.

Las metáforas se reemplazan, a veces, por emoticones, por puntos suspensivos y por suspiros que uno exhala entre los verbos ser y tener. Una poética de la expresión de grado cero que esconde, sin embargo, las altas temperaturas de la vitalidad creadora, las geometrías abisales e irracionales del amor.

Rodrigo Guzmán Barros oscila entre la verbalización de los estados espirituales («Mi alma gira y gira / Incesantemente») y el atributo expresivo del ideal y la idea que la flecha de Cupido nos da la razón para ser, como dice el propio poeta en – «el afán – la reina de todas las batallas».

Los 18 fotogramas de los estados poéticos del alma se encuentran bajo el poder solar del Amor y bajo el eterno hechizo de asumir que uno puede terminar sea en el paraíso o en el infierno, una vez que hayamos abierto la puerta paroxística del amor cósmico.

Una puerta que nos separa de la materia y de la aritmética, poniendo ante nosotros el espejo de los números a los cuales les damos sentido, vida y poesía.

Como en un poema escrito por Nichita Stănescu («Nosotros sabemos que uno por uno hace uno, / pero un unicornio por una pera / no sabemos cuánto hace. / … / Solo tú y yo / multiplicados y divididos / sumados y restados / seguimos igual… «), Rodrigo Guzmán Barros trabaja poéticamente con «otra matemática», espacio de encuentro entre el número y el destino: «Porque tú y yo / Somos más que 1 + 1 / Porque tú y yo / Somos más que 2 / Más que matemática, / Más que química / y más que física. / Porque tú y yo / Somos un todo / Y nunca seremos… / Menos que ninguno».

Por lo  tanto, el número poético es el fundamento del ser y la oportunidad de sacar a través de esta irradiación cósmica las máscaras del tener.

Incluidas en un díptico poético, estos 18 poemas del diario de la existencia poética a través de la cual la palabra cura o trasciende la realidad, nos invita a una confrontación personal con el Misterio de los Misterios, donde, como escribe Rodrigo Guzmán Barros, «al final del recorrido / Todas las aguas desembocan en el mar eterno / Donde todo se transforma en energía cósmica».

Y si damos crédito al poeta, entonces ¡que el amor cósmico nos lleve en un camino iluminado por la poesía!

Este texto es el prólogo del libro «Díptico poético – Amor cósmico» (Editorial Tracus Arte, 2019) de Rodrigo Guzmán Barros.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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