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Relación con la DC: ex-Nueva Mayoría condenada a dormir con el enemigo PAÍS

Relación con la DC: ex-Nueva Mayoría condenada a dormir con el enemigo

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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El aire se corta con un cuchillo, la molestia y decepción son reales, pero la descomposición del conglomerado opositor, la falta de liderazgos y las próximas elecciones en el PS, hicieron de la toma de decisiones un imposible. Sin un debate profundo y, por ende, el temor a un futuro incierto instalado, tanto el Partido Socialista como el PPD se vieron en la obligación de tragarse la rabia. Si bien se dejó fuera a la DC de las reuniones de coordinación de los jefes de bancada opositores, por ahora, con la elección municipal y de gobernadores asomándose en el horizonte, el partido liderado por Fuad Chahin sigue con el as bajo la manga. La tesis planteada desde el partido de la flecha roja respecto a un nuevo diseño en la oposición, con dos proyectos distintos, comenzó a fraguarse e hizo sentido en sus exaliados. De todas formas y sin una estrategia de partidos definida, todos saben que “no existen las condiciones políticas para ir más allá”.


Tanto en las bancadas de diputados del PS como del PPD, hablar de la DC sigue provocando urticaria. Es que no han logrado pasar el trago amargo que les dejó el último descuelgue del partido liderado por Fuad Chahin en la Cámara de Diputados con la idea de legislar de la reforma previsional del Gobierno, que echó por la borda un nuevo intento de la oposición para tratar de actuar como bloque.

La molestia está intacta, las fracturas son evidentes, ya no se ocultan y todos coincidieron en que la forma de relacionarse con el partido de la flecha roja debe cambiar, pero lo cierto es que el temor a sufrir una nueva derrota en las próximas elecciones municipales y también de gobernadores, los obliga a enfriar la cabeza: por más que “la guata” diga una cosa –reconocieron–, no están los tiempos ni condiciones políticas para tomar decisiones radicales.

Así, más allá de los dimes y diretes públicos y de gestos como haber excluido a la DC de ciertas reuniones de coordinación, la verdad es que en la ex-Nueva Mayoría están condenados a seguir durmiendo con el enemigo.

El 16 de mayo y tras una oferta de último minuto, el Gobierno –con los votos de la Democracia Cristiana y el Partido Radical– consiguió que se aprobase la idea de legislar de una de sus reformas pilares y replicar, además, lo sucedido con la Reforma Tributaria.

El nuevo descuelgue democratacristiano, a pesar del largo trabajo de coordinación que hubo entre todos los  exsocios de la ex-Nueva Mayoría, llevó a varios parlamentarios a vociferar el “fin de los tiempos”. Ya lo había advertido la jefa de bancada del PPD, Andrea Parra, cuando ocurrió el primero de los quiebres –“la decisión de la DC tendrá consecuencias”–, así como también el jefe de bancada PS, Manuel Monsalve, quien se mostró partidario de “una fuerza opositora coherente sin la DC”.

Pero lo cierto es que, hasta ahora, de parte de ninguno de los dos partidos existieron grandes definiciones.

En este contexto y sin una real amenaza de por medio, la DC ha continuado su rumbo sin grandes trabas de llevar adelante la tesis que se impuso desde el aterrizaje de Chahin a la presidencia de la falange: la de, más que concretar una oposición fuerte, hacer de la flecha roja un partido “bisagra”, un elemento necesario, un actor relevante, para sobrevivir políticamente. En una entrevista con La Tercera, el timonel lo dejó muy claro: “No estoy disponible a pasar a la historia como quien condenó a la DC a la irrelevancia”.

[cita tipo=»destaque»]Eso no impidió que en la bancada de diputados, por su cuenta, se conversara en varias ocasiones del asunto y asomaran tres posturas respecto de cómo se debe enfrentar la incómoda situación con la falange. Están quienes dijeron verse en la obligación de redefinir el rol con la DC, otros consideran que su otrora socio estratégico debe pagar los costos políticos en torno a la política de alianzas y están los que señalaron que se debe buscar “maneras novedosas” de seguir relacionándose. Lo cierto es que, tal como señaló el diputado socialista Fidel Espinoza a El Mostrador, en la colectividad “no estamos en condiciones políticas de llevar más allá esta situación”.[/cita]

A eso se sumaron las palabras en El Mercurio del diputado DC Gabriel Silber, quien explicó el estado actual de la oposición: “Se fijaron las bases de un nuevo diseño opositor, con dos proyectos distintos (…) obviamente que no nos es indiferente el tener relaciones políticas con la oposición, pero lo vamos a aceptar como costos de cumplir con nuestra responsabilidad política”. De aquello salieron dos conclusiones en concreto: que la DC aterrizó su camino y que el hablar de ser “responsable” amplió aún más la brecha de entendimiento.

En el PS, en específico, no existió una definición de partido sobre qué hacer con la DC. Algunos responsabilizaron de eso al presidente Álvaro Elizalde, mientras que otros comprendieron que esa es una definición que debe zanjarse una vez que se resuelva la elección interna de este domingo 26.

Eso no impidió que en la bancada de diputados, por su cuenta, se conversara en varias ocasiones del asunto y asomaran tres posturas respecto de cómo se debe enfrentar la incómoda situación con la falange. Están quienes dijeron verse en la obligación de redefinir el rol con la DC, otros consideran que su otrora socio estratégico debe pagar los costos políticos en torno a la política de alianzas y están los que señalaron que se debe buscar “maneras novedosas” de seguir relacionándose. Lo cierto es que, tal como señaló el diputado socialista Fidel Espinoza a El Mostrador, en la colectividad “no estamos en condiciones políticas de llevar más allá esta situación”.

Las internas socialistas de este domingo no serán inocuas. Si bien no son pocos los que creen que ni Elizalde ni su contrincante, la diputada Maya Fernández, tendrían las condiciones para llevar adelante una definición política más radical en este conflicto, hay quienes intentaron supeditar la definición en la continuidad de la política de acuerdos desde el Frente Amplio a la DC, como fue mandatada la actual directiva, versus lo que sería la búsqueda de una nueva postura de alianzas.

El diputado socialista Leonardo Soto –que apoya a Elizalde– dijo que “el error del PS ha sido sumarnos a este debate, simplemente sosteniendo una negativa o un no a la propuestas de Gobierno, pero revelando una cierta incapacidad al no levantar propuesta alternativa propia, que haga sentido a la ciudadanía (…). Sin duda hay que hacer una revisión de nuestra mirada hacia la política, hay que hacer una redefinición de la táctica que el partido anunció, la que sin duda no ha dado ningún resultado”.

En el PPD, la futura relación con la DC fue discutida en reiteradas ocasiones a nivel de directiva y una de las conclusiones fue que no hay duda que las confianzas quedaron mermadas, que la desconfianza no se instaló solo a nivel de bancada, sino que en esta oportunidad penetró hasta las altas esferas del partido, que se “acabó la relación fluida” que había con la falange y, que el liderazgo de Chahin ha sido un gran factor en ello. Pero en la tienda el dilema es el mismo que entre sus pares PS, porque a pesar de la molestia o incomodidad, reconocieron que “no proyectamos un futuro político sin la DC, no se ha llegado a ese punto”.

La diputada Parra dijo a El Mostrador que “vamos a seguir trabajando juntos, pero sin la DC ni el PR a nivel de coordinación de jefes de bancada al menos, y que cuando sea necesario, conversaremos (..) hay que sincerar el escenario político”.

Para el director del centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, la Democracia Cristiana debe tomar la decisión estratégica de formar una nueva coalición de centro junto al PR y Ciudadanos, y si el PPD así lo quiere, también. “Repetir una alianza formal con el PC y el Frente Amplio es inviable, considerando que gran parte del proceso interno dice relación con la búsqueda de la identidad, si asumimos que esta se perdió al pactar con el PC y al suscribir un programa de Gobierno que no era del gusto de los diputados y senadores en su momento, sería borrar con el codo lo que se escribió con la mano”, precisó.

El analista agregó que, en el caso del PS, dicho partido “tiene que tomar una decisión: o forma parte de la coalición de centro o forma una especie de UP junto al PC y el Frente Amplio” y, si bien Morales dejó espacio para un entendimiento electoral, fue categórico en que no cabe ninguna posibilidad de un pacto político programático con la falange.

El caso del Partido Comunista es diferente. Si bien también cupo dentro del grupo de exsocios de la ex-Nueva Mayoría, sus constantes desavenencias durante el último tramo del Gobierno de Michelle Bachelet, los llevó a tomar una determinación, sin muchas complicaciones de por medio.

Por ahora, el PC está preocupado del que denominan “primer anillo de seguridad” y que guarda relación con el trabajo conjunto con el PRO y la Federación Regionalista Verde Social. Desde la interna dejaron en claro que se instaló una distancia significativa, por lo que desde la votación en torno a la Reforma de Pensiones, no han existido reuniones formales con sus pares. Si bien en el comunismo agregaron que no hay una decisión tomada para llevar adelante un corte definitivo de relaciones, si tienen claro que los caminos electorales no tienen punto de encuentro mirando al año 2020.

Caso aparte

Si bien el Partido Radical entra al mismo saco, pues su comportamiento en el Congreso ha sido igual que la falange con el Gobierno de Sebastián Piñera, es cierto que no han sido el foco central de las críticas.

Así, hay quienes lo explican desde la líquida postura que han presentado a nivel de alianzas desde que asumió el exministro de Justicia Carlos Maldonado. Al interior del histórico partido, el ambiente está quebrado: entre los viejos tercios como Carlos Abel Jarpa, José Pérez, Fernando Meza, sumado Pepe Auth, que están por la alianza única con la DC, y los moderados que adhieren a la apuesta del PS, contemplando todo el espectro opositor.

El presidente del PR es más bien cercano a los viejos tercios, pero no puede llegar y tomar una definición, puesto que las bases apuntan al sentido totalmente contrario. Un ejemplo de ello es que la directiva de Tarapacá, una vez conocido el apoyo a la Reforma Previsional, se declaró en rebeldía. Este estado de tensión impidió tomar decisiones más profundas en torno al camino a seguir, por lo que quedó hasta hoy fuera de tabla la discusión.

Al mismo tiempo y ahondando en la dificultad para la toma de decisiones, el mando del timonel Maldonado está debilitado, luego que se supiese que pidió a sus parlamentarios aprobar la idea de legislar y tuvo solo dos votos a favor y todos los demás de rechazo.

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