Publicidad
Dato mata relato Opinión

Dato mata relato

Las dudas son simples: si el texto de propuesta de nueva Constitución es tan malo como dicen, ¿para qué usar noticias falsas, inventar articulados, hacer y repartir textos falsos y mentir descaradamente sobre la propuesta real?; ¿no sería más fácil abocarse directamente al texto de propuesta? Quizás, la respuesta no requiere más análisis que la obviedad misma: la propuesta es lo suficientemente buena como para intimidar a esos grupos que usan y abusan de las exenciones que les entrega la actual Constitución y que hunde a Chile entre los países con mayor desigualdad del mundo.


‘‘Nos quitarán nuestras casas”, “no podremos elegir la educación de nuestros hijos”, “cerrarán las clínicas”, “no tendremos derecho a propiedad”… son algunas frases de un relato interminable de las supuestas consecuencias que traería la aprobación de la nueva Constitución y que, para los mismos, viene acompañada de las siete plagas. Pero ¿qué hay de cierto en todo ello? Y la respuesta es simple. Nada: solo el relato nacido en fantasías conservadoras.

No pretendo corregir acá las mentiras de un sector, ya que se caen solas al leer la propuesta constitucional en el art. 78, n°3, por ejemplo, que garantiza el derecho de propiedad, o el art. 41, n°1 y 2, que asegura la libertad de enseñanza, o el art. 44, n°7, que permite la coexistencia de prestadores públicos y privados de salud, todo esto por nombrar algunos, pero sí es interesante entender que, ad portas del momento histórico más importante del Chile de los últimos 30 años, tenemos todo tipo actores intentando levantar un relato fatalista y fantasioso de un texto claro, formal y específico.

Veamos datos: la propuesta reconoce la diversidad en casi todas sus formas y nos entrega un nuevo catálogo mucho más robusto de derechos, relacionados con el agua, alimentación, vivienda, trabajo, naturaleza, cuidado, ocio, niñez, discapacidad, muerte digna, deporte, etc., áreas donde la Constitución vigente ni siquiera piensa. Así también vemos reflejada una real voluntad de cuidar al Estado de gobernantes corruptos en su “molestoso” art. 172, uno de mis favoritos, por cierto.

Las dudas son simples: si el texto de propuesta de nueva Constitución es tan malo como dicen, ¿para qué usar noticias falsas, inventar articulados, hacer y repartir textos falsos y mentir descaradamente sobre la propuesta real?; ¿no sería más fácil abocarse directamente al texto de propuesta? Quizás, la respuesta no requiere más análisis que la obviedad misma: la propuesta es lo suficientemente buena como para intimidar a esos grupos que usan y abusan de las exenciones que les entrega la actual Constitución y que hunde a Chile entre los países con mayor desigualdad del mundo.

Finalmente, la invitación es clara: leer e informarse por fuentes oficiales.

Es válido estar en desacuerdo con la propuesta, es sano debatir posturas en torno a las distintas miradas sobre el texto mismo y es necesario mirar el futuro con ojos críticos para mejorar lo obtenido, pero también es importante hacerlo en un marco de verdad y realidad, porque más rápido se pilla a un mentiroso que a un ladrón, como reza el dicho y, como siempre se ha sabido, dato mata relato.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias